Crítica: A Bittersweet Life, de Kim Ji-woon
Título: A Bittersweet Life. Año: 2005. País: Corea del Sur. Duración: 120’. Director: Kim Ji-woon. Guión: Kim Ji-woon. Música: Dalparan & Yeong-gyu Jang. Fotografía: Kim Ji-yong. Reparto: Lee Byung-hun, Hwang Jeong-min, Jin Ku, Shin Min-a, Roe-ha Kim, Yeong-cheol Kim.
A Bittersweet Life es de obligado visionado. Parece que Corea del Sur es una fuente inagotable en la producción de thrillers. No sabemos si el crimen organizado estará tan presente en el tejido de la sociedad surcoreana como aparenta ser en sus películas, pero lo que sí parece claro es que un puñado de realizadores están explotando el género policíaco con gran maestría y están ofreciendo auténticas lecciones a los anquilosados cineastas occidentales.
A Bittersweet Life (Dalkomhan insaeng, 2005), la experiencia noir de Kim Ji-woon y su obra más conseguida, es el film que precedió a la película que le abrió las puertas del mercado occidental, Dos Hermanas (Janghwa, hongryeon, 2003), y que le posibilitó la dirección de otras cintas de más presupuesto y calado, como el fallido homenaje al western El Bueno, el Feo y el Raro (Joheunnom nabbeunnom isanghannom, 2008), o la interesante y brutal Encontré al Diablo (Akmareul boattda, 2010). Queda bastante clara la versatilidad de Kim Ji-woon en lo que se refiere a poder cambiar de un género a otro sin despeinarse.
Sun-woo (Lee Byung-hun) no es sólo el gerente de un hotel, también es la mano derecha de un mafioso local llamado Kang (Kim Young-chul). El día que éste le ordena que vigile a su prometida, Hee-soo (Shin Min-al), de la que sospecha pueda estar viéndose con otro hombre, su suerte cambiará fatídicamente. Enamorado en secreto de la chica, Sun-woo decide perdonar su vida y la de su amante. Semejante traición no será perdonada por su jefe.
El contexto en el que se ha producido la película es un claro ejemplo de lo que ha venido sucediendo en el mercado cinematográfico asiático. A Bittersweet Life es una apuesta rotunda por el género, sin disimular sus raíces en el polar francés y sus continuos guiños al tono que Scorcesse emplea en sus películas sobre la mafia. También hay referencias al spaguetti western esa escena en el que –humorísticamente- un mafioso reta al protagonista a montar y desmontar un arma, o a ese heroic bloodshed con el que cierra la película. No obstante, tales ingredientes no perjudican al producto final pues se incrustan sin complejos entre el metraje de casi dos horas de duración, con una elegante puesta en escena, y donde el director demuestra un absoluto dominio del plano, en el que los personajes conviven con un mobiliario de colores vivos y una iluminación de tonos claros –es más que evidente en aquellos planos en los que la sangre se vierte sobre una superficie iluminada con luz clara, provocando el contraste rojo sobre blanco-.
A Bittersweet Life tiene acción, y mucha, pero busca más el estilismo que la brutalidad. En el tercio final, y a medida que se acerca el inevitable heroic bloodshed, el nivel de violencia y de hemoglobina en el pantalla comienza a aumentar de forma exponencial, hasta el climático duelo en el restaurante del hotel, donde la relación paterno filial de Sun-woo con su jefe, el expeditivo Baek (Hwang Jeong-min), termina truncada en una ensalada de tiros en la que el mismo Sun-woo terminará pereciendo, más herido de desamor que de deshonor, y sabedor de su soledad al haber sido arrastrado a esa situación por el que creía su jefe y mentor. Con todo, la acción pasa a ser el principal aliciente de la última parte de la película. En sus dos primeros tercios lo que prima es la radiografía del personaje de Sun-woo, joven gangster triunfador que cae en desgracia al enamorarse de la amante de su jefe, relación esta que es olvidada por el guión cuando Sun-woo es apresado por su antiguo subordinado, Mun-suk (Kim Row-ha). Éste es el eslabón más débil de la propuesta de Kim Ji-woon, que tiende a confundir al espectador mientras está visionando el film, un aspecto que se debería haber reforzado pero que Kim Ji-woon abandona momentáneamente para centrarse en la venganza de Sun-woo y en su solitario final.
Premiada con la mejor banda sonora en el Festival de Cine Fantástico de Sitges 2005, el score de A Bittersweet Life es otra muestra de la elegancia y buena factura de esta película, que se debe disfrutar sin los prejuicios que el espectador se crea a priori sobre el cine oriental. El film comienza con un proverbio sobre el alma y el movimiento, y termina con otro sobre los sueños; quedan fijadas las posiciones de partida y conclusión del personaje de Sun-woo, momentos vitales que no le son ajenos a ningún personaje o espectador en cualquier parte del mundo. Sun-woo se despide del espectador; su fantasma, con un elegante traje bromea haciendo puños ante el cristal del restaurante. Es posible que en otra vida Sun-woo tenga mejor suerte.
Es todo un lujo disponer de la edición de A Bittersweet Life en DVD y BLURAY en España, editada por la compañía A CONTRACORRIENTE FILMS, en sendas ediciones que contienen la película original con idiomas coreano y castellano, y sus correspondientes subtítulos en castellano, y además una gran cantidad de extras (nada menos que 3 horas) que desvelan todos los entresijos de esta interesante producción.
Entrevistas
Secretos y curiosidades
Escenas eliminadas.
Presentación en el Festival de Cannes.
Cómo se hizo A Bittersweet Life.
El estilo A Bittersweet Life.
La edición en DVD viene presentada en dos discos, uno para la película y otra para los extras.
La echaremos un vistazo. Veo que últimamente pareces abandonar el terror mas gore en beneficio de la acción mas o menos con calidad. Cuidate
Pues lo que son las cosas. He recibido unos dvds de cine oriental y estoy con ellos, la verdad es que tengo el terror un poco abandonado, pero pronto seguiré publicando pelis de Sitges que tengo en recámara.
A bittersweet life es muy bonita, disfrútala.
Chaooooo
Me gustó mucho la falta de complejos de Kim Jee-won, su osadía y garra en la dirección y su habilidad técnica, rayando, sino entrendo de lleno en el esteticismo, aunque aún creo que es demasiado irregular, se le va de las manos por momentos y abusa del guiño. Creo que definitivamente pule muchos de sus defectos en ‘Encontré al diablo’ (que no es que sea sobria tampoco), más redonda para mi gusto.
De todas maneras, no sé si estarás de acuerdo, pero yo interpreto la escena final de manera un poco diferente, creo que su sentido total es *SPOILER* que todo es una fantasía de un currante aburrido por la rutina de su trabajo (violenta, llena de acción, pero rutina de un tipo perfectamente sumiso a su jefe) *FIN SPOILER*.
En cierto modo, es igual que el pringao protagonista del ‘Boiling Point’ de Kitano.
Ummm lo que dices del final puede ser, la verdad es que me dejas un poco perplejo ante esa posibilidad, pero la veo demasiado retorcida. Sigo abogando por esa presencia de ultratumba. Te diré porqué: estos orientales, a pesar de que nos apañen las pelis con ensaladas de tiros, en algunos casos muy nihilistas tipo Kitano, son muy religiosos y tienen creencias muy arraigadas sobre sus antepasados y todo eso. Unimos a eso que el director demuestra en los extras que tiene el DVD una serie de ceremonias propiciatorias para que vaya bien el rodaje de la película. Me inclino por la hipótesis sobrenatural…y además…¡es tan poética! 🙂
No obstante, tu comentario me parece muy interesante.
Sobre I Saw the Devil, uf, me parece muy áspera. Y con muchos defectos, como dices tú. Cuando la vi en Sitges no me fijé en el nombre del director y me pregunté ¿quién leches habrá hecho esta versión un tanto chusquera de Seven a lo oriental?
Un abrazo.