Caraoscura, crítica del cortometraje dirigido por Germán Sancho y Raúl Cerezo
Caraoscura. Año: 2022. Duración: 10 min. País: España. Dirección: Germán Sancho, Raúl Cerezo. Guion: Germán Sancho, Javier Trigales. Fotografía: Ignacio Aguilar. Reparto: Asier Flores, Alba Bersabe, Sally Harrison.
Eye Slice Pictures, una de las productoras independientes más prolíficas de cine fantástico de nuestro país, está encadenando una buena racha. 2022 y 2023 han sido años llenos de éxitos, llegando a estrenar dos largometrajes (La Pasajera, 2022 y Viejos, 2023) que se han convertido en obras de culto del fantástico español. Además, si algo ha distinguido a esta organización desde sus inicios, ha sido el empeño en realizar cortometrajes fantásticos de calidad. Caraoscura (2022), el que os ocupa en esta reseña, y La Nueva (2022) son dos nuevas apuestas por dignificar al pildorazo cinematográfico y ofrecer al público emoción y horror embotellado en pequeño formato. Su apuesta es arriesgada, sin duda, pero sus resultados están siendo por ahora inmejorables.
Carasocura es un ser de pesadilla, un monstruo que pasa por ser una leyenda que va de boca en boca y que hasta tiene su propia iconografía protectora. También tiene su día señalado y una forma particular de ejecutar a sus víctimas. Caraoscura es un chupacabras, un monstruo característicamente creepypasta. Pero hay que tener clara la diferencia entre el planteamiento del guion de este cortometraje y el creepypasta de la era milenial; el chupacabras contemporáneo es un ser procedente de la leyenda urbana y/o de la interacción de las personas con la realidad digital y virtual a modo de creación colectiva, su boca a boca es la red o un medio audiovisual. Caraoscura tiene las características de un monstruo del cine de terror gótico, es una criatura más ctónica, la breve historia de este cortometraje tiene una ubicación geográfica y temporal muy precisa, esto es, en una aldea que bien pudiera remitirnos -por la puesta en escena y la dirección artística del corto- a la posguerra española o a algún pueblo de nuestra geografía monteña. El día señalado la aldea teme la manifestación de este ser y se protege con unos infantiles muñecos de paja y unas hogueras para espantar su presencia. Es una historia de horror gótico aquella que nos habla de lo que siempre estuvo aquí escondido y que vuelve a nosotros en forma de irremediable maldición.
En el arranque de Caraoscura, el epílogo nos muestra una aldea de aspecto naïf mediante un travelling aéreo que termina en la terraza de la casa de los protagonistas. Una niña se despierta asustada mientras su hermano mira el cielo estrellado de la buhardilla. Pocos segundos después el horror hará acto de presencia en su hogar ¿o quizás el miedo solo sea el producto de la superstición? No lo sabremos hasta el desenlace, pero hasta ese momento, el cortometraje se convertirá en un terrorífico viaje de la mano de los realizadores Germán Sancho y Raúl Cerezo, apoyados por la excelente dirección de fotografía de Ignacio Aguilar y la estremecedora música de Joan Vilà.
Este cortometraje dura diez minutos justos, tiempo suficiente para exponer su trama de forma clara y concisa la historia, hablar de su mitología y desarrollarla de una manera situacional a modo de home invasion. Estos diez minutos son puro horror in crescendo donde nada terminará siendo lo que parece y el terror se hará con todo el espacio narrativo a medida que lo racional va cediendo argumentos a lo sobrenatural. Y queremos subrayar la duración de esta pieza, únicamente diez minutos dirigidos a sobrecoger al espectador y meterle un chute de adrenalina en forma de terror gótico y vetusto creepypasta.
El anterior cortometraje de Germán Sancho, Miedos (2018), también tenía una duración muy ajustada y su objetivo fue atenazar al espectador con una espiral de horror creciente, con una estructura narrativa muy parecida a Caraoscura. También tienen en común un tratamiento fotográfico muy similar -Ignacio Aguilar también fue el director de fotografía de este corto- y contar en el elenco con un niño y una actriz de avanzada edad. Argumentalmente, Carasocura propone una inmersión en el horror sobrenatural mientras que Miedos hacía una escalofriante llamada a nuestros miedos internos.
El tandém Sancho-Cerezo ha realizado con Caraoscura una obra que podría servir de base para un largometraje. Ojalá algún día en España podamos contar con mitologías y sagas cinematográficas propias y de calidad. La respuesta del público y de la crítica en los festivales especializados, donde estas obras tienen su recorrido oficial, lo pueden hacer posible.