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Crítica de Wither (Posesión Infernal), de Sonny Laguna

Título: Wither (Posesión Infernal). Año: 2012. País: Suecia. Duración: 95′ Director: Sonny Laguna, Tommy Wiklund. Guión:  Sonny Laguna, Tommy Wiklund. Música: Samir El Alaoui. Reparto: Patrik Almkvist, Jessica Blomkvist.

Cualquier aficionado al cine de género que se precie debe tener en su mente unas cuantas películas que han marcado un hito en la historia del fantástico. Dejando aparte los clásicos irrepetibles y el tedioso pero entrañable exploit, hay un puñado de títulos que se han canonizado debido a que reinventaron algún tópico, situación o código del género. Una de ellas es, y con todas las de la ley, Posesión Infernal (Evil Dead, 1981), dirigida por un jovencísimo Sam Raimi, en un momento en el que el slasher norteamericano acaba del huir del políticamente reivindicativo american gothic y enfilaba por un derrotero más comercial y sangriento.  Posesión Infernal tenía todos los triunfos en sus manos: una mixtura de elementos que iban desde la profusión hemoglobínica, los zombis, la posesión infernal, y aún para redondear la obra, un sentido del humor que Raimi formaliza mediante un estilismo que recuerda al más desquiciado cartoon. Posesión Infernal también crea un nuevo héroe, Ashley J. Williams (Bruce Campbell), Ash para los aficionados, que fue protagonista además de dos secuelas de Posesión Infernal.

wither posesion infernal

Posesión Infernal no termina con Raimi; en 2013, el argentino Fede Álvarez perpetra un una nueva Posesión Infernal (Evil Dead, 2013), un remake que no aporta absolutamente nada al original, simplemente moderniza las secuencias más impactantes y cambia al personaje protagonista por una chica. La cosa quedará ahí porque la falta de imaginación de la que ha hecho gala el equipo del film no da ni para una secuela. Quizás tengamos que buscar el legado de Posesión Infernal en la serie B, y hasta si apuramos, en el cine trash. La película de Raimi estaba desprovista de corsés, era un ejercicio de creatividad en estado puro, sin prejuicio alguno, y ese es el camino que debe seguir Posesión Infernal, no el de convertirse en un objeto de consumo masivo perfectamente medido y controlado. Un estimulante guiño a Posesión Infernal también ha sido realizado por Drew Goddard en Cabin in the Woods (2011), estrenada a regañadientes en España dos años después de su estreno en Estados Unidos.

Volviendo a la película de Raimi, de entre los planos favoritos de los aficionados se cuenta aquel en el que uno de los recién convertidos demonios-zombis queda atrapado en el sótano y golpea violentamente la trampilla, amenazando a nuestro héroe Ash. Tommy Wiklund y Sonny Laguna, directores y guionistas de Wither, Posesión Infernal (Wither, 2012) se preguntan qué hubiera pasado si esa trampilla se hubiera abierto, o alguien la hubiera abierto y hubiese entrado en el sótano. Está claro que, según la mitología que crea Sam Raimi, y como figura en el Necronomicón -aquel libro infame y pecaminoso desencadenante de toda la maldición-, la persona que hubiera estado en contacto con el último demonio restante se habría convertido en otro demonio. El comienzo de Wither no puede ser más brutal: un hombre dispara varias veces a una chica-demonio que está devorando a otra persona. La chica resulta ser su hija pequeña y la persona canibalizada, su esposa. Acto seguido, un grupo de jóvenes amigos llegan a una cabaña en mitad del bosque y encuentran que la trampilla del sótano de esa casa está abierta…¡que comience el espectáculo!

Las limitaciones de Wither -que en castellano significa «marchitarse»- son evidentes, es un producto de serie B gore y efectista, con un guión mejorable; tampoco cuenta con la banda sonora de Joseph Loduca, aunque las sonoridades de Wither nos recuerden a ella continuamente. Pero el mérito de Wither es el de atreverse a crear una secuela real de Posesión Infernal; hasta ahora, todo lo que habíamos visto son títulos inspirados de una manera u otra en el imaginario de Evil Dead o su remake.  Y sobre todo, lo que Wither ofrece es un rato de malsana diversión, que al final es lo que el aficionado busca en una película gore de serie B.

Wither evil dead

Película disfrutable en una sesión de medianoche o en un maratón «golfo» de un festival  de cine de terror, eso es Wither. Su estética putrefacta acompaña a una fotografía oscura y con pocos matices excepto los del rojo de la sangre que salpica al espectador desde los primeros instantes de la película. El comienzo es demoledor y hace las veces de preeminente oráculo sobre lo que vendrá más tarde, una cadena de brutales asesinatos donde habrá desmembraciones, canibalismo y donde los protagonistas nos enseñarán de qué color son sus entrañas. También hay un héroe, bañado en sangre, hasta el flequillo, aunque a este guerrero antidemoníaco le falta el carisma que sí tenía Ash.

Esta  Posesión Infernal  «a la sueca» es una pieza curiosa que añadir a nuestra colección, procedente del catálogo de CAMEO y TEMA DISTRIBUCIONES. Nuevamente, estas editoras hacen posible que piezas de culto como Wither puedan ser disfrutadas por los fans españoles, en su versión original, con subtítulos, todo un lujo.

 

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