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Año: 2004. País: Alemania. Duración: 107’ Director y guión: Andreas Marschall. Música: Bharti India, Panama John. Fotografía: Heiko Merten, Michael Schuff. Reparto: Pietro Martellanza, Anja Gebel, Magdalena Ritter, Ludwig Nicole, Maunsell Gabriel, Chole Micky, Bittner Udo, Oefelein Leoni

La contracultura de los años setenta produjo éxodos masivos de jóvenes occidentales a Oriente en busca de comunidades que anhelaban la trascendencia. La palabra “trascendencia” quiere significar el encuentro con otras realidades que los cinco sentidos humanos no son capaces de aprehender. En la India, concretamente en Poona, se estableció el grupo Raijnish, que desde finales de los setenta y principios de los ochenta realizó ejercicios de introspección y complejos rituales destinados a sanar la psique de los participantes y darles acceso a esa realidad que no se puede tocar ni ver y que, sin embargo, está ahí para aquellos que hayan desarrollado de forma adecuada su intuición y puedan captarla con “el tercer ojo”. Las terapias y ejercicios reclamaban una gran implicación a los participantes. Del grupo Raijnish se segregaron otros más pequeños; uno de ellos y el más hermético fue el grupo Taylor-Eriksson. Aunque nadie sabía exactamente quiénes eran Taylor y Eriksson, este grupo tenía muchos seguidores y había rumores sobre experimentos extremos y la desaparición de algunos participantes. A finales de 1983 el grupo se desintegró repentinamente.

Tears of Kali. Las Crónicas Sangrientas (Tears of Khali, 2004) narra desde la ficción el destino y andanzas de algunos de los miembros del grupo. La película cuenta con un tronco central de tres historias, un prólogo y un epílogo.

POONA, INDIA, 1983 (Prólogo): Un iluminado (Peter Martell) está dirigiendo un ritual en el que los participantes yacen exhaustos en el suelo, sumidos en un profundo y doloroso trance. Una alumna aventajada (la scream queen Anja Gebel) está desnuda en el suelo. No puede abrir los ojos, sólo puede ver su oscuridad interior. El gurú explica a la joven discípula que ha estado mirándose interiormente durante mucho tiempo, que es hora de ver la luz. Y para que nada se lo impida, ella se amputa los párpados.

SHAKTI: El primer relato es la entrevista que una periodista mantiene con una mujer internada en un psiquiátrico, que ha sobrevivido a sesiones con el grupo. El gurú del grupo y amante de la interna habría realizado experimentos para desechar la parte más oscura del ser humano. Como resultado ha aparecido brutalmente desmembrado.

KALI: Un inadaptado de conducta ultraviolenta acude a un psiquiatra (Michael Balaun) cuyas novedosas y atrevidas técnicas terapéuticas le pueden ayudar a controlar su agresividad. El joven ignora que el propósito del psiquiatra no es sólo curar su mente sino también su karma.

DEVI: Un psíquico (Mathieu Carrière) especialista en quitar males invisibles de sus pacientes ayuda a corporizar una inquietante y maligna presencia que hará lo imposible para sobrevivir en el mundo humano.

Como epílogo, la chica que se corta los párpados en el prólogo sale a la calle. Su visión de la realidad “humana” ha cambiado. Sus ojos sólo son órganos accesorios, es su tercer ojo el que le permite una visión distinta de la realidad que la rodea. Ha alcanzado la felicidad.

Tears of Kali es la ópera prima del cineasta independiente alemán Andreas Marschall, deudor de la corriente de cine alemán ultra gore que abarrotaba las estanterías de los video clubs desde mediados de los ochenta a principios de los noventa. La fórmula, popularizada por Jörg Buttgereit y su film Nekromantic (1987), consistía en rodar cámara al hombro, con un escaso aparataje técnico, sin fotografía, en escenarios cotidianos, y con efectos especiales que buscaban incomodar al espectador mediante la violencia gratuita, raudales de sangre, disecciones e incluso necrofilia. La película de Andreas Schnass queda muy lejos de todo esto pues sus pretensiones son mucho más artísticas aunque observemos un gran respeto al formato creado por la escuela de ultragore alemana. Tears of Khali tiene un guión muy sólido y la violencia, aunque descarnada cuando aparece, no es gratuita, tiene una justificación en el mal uso que el occidental -procedente de la cultura consumista y alejado hace siglos de las raíces trascendentes del ser humano- hace de mecanismos rituales, que básicamente utiliza para intentar dominar potencias superiores o los acólitos de la secta.

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Andreas Marschall es un prestigioso realizador de video clips y dibujante de comics, portadas de discos y carteles de películas – suyos son los que ilustran las dos entregas de Nekromantik-, y realizó en los noventa un documental de terror sobre el grupo de trash metal Kreator llamado Hallucinative Comas. Se hace notar su experienciaen el terreno del videoclip musical, a través del uso de un ritmo excesivo y la introducción de machacones temas de heavy metal en las escenas de persecuciones.

Aunque se acuse al film de cierto tono documental, no debe confundirse esto con la puesta en escena minimalista que, por otra parte, produce un gran desasosiego. Y si la escuela alemana ha influido en la estética y los formalismos de la película, el gran deudor en el terreno argumental es sin duda Clive Barker. Si a la película se la dotara de un formato más cinematográfico y los personajes estuvieran más dibujados nadie creería que no está viendo la adaptación de algún relato de Barker, pues contiene todos los tópicos y referencias del escritor y cineasta británico. Tampoco faltan referencias al cine italiano de los setenta como la presencia del veterano actor Peter Martell –en el papel del gurú de la secta-, los spaguetti westerns italianos –Keoma (1976), protagonizada por Franco Nero- o al Fulci de Nueva York bajo el Terror de los Zombies (Zombie 2, 1979).

Tears of Kali es una película a recuperar y a reivindicar, alejada de la paranoia satánica de otra cinta a la que se ha querido comparar La Puerta Negra (The Black Door, 2002). Si su factura puede alejar a muchos aficionados, que éstos piensen que la sólida historia que se cuenta es algo apenas tratado por el cine, y está alejada de los histrionismos con los que las grandes producciones. También debe hacernos reflexionar sobre la perversión que los occidentales hemos llegado a hacer de saberes que deberíamos tratar con respeto, y a los que habría que acercarse con más cautela y consciencia que servilismo.

2 COMENTARIOS

  1. Interesante reseña. Lo cierto es que le faltan medios, aunque denota cierta documentación y pasión por la temática (poco común) que trata. Sin embargo, le falta ritmo y algo más de explicación para el común de los mortales (además de engarce entre las tres historias, que no se nos debe olvidar que esto es una película y no un serial).

    ¡Saludos cordiales, camarada!

    • Mis saludos compañero!!! Como ves aquí sacamos leche de una alcuza. Que alguien nos deja una peli, pues a reseñarla jaja. Bueno, sería para hablarlo tranquilamente pero creo que hay un nexo común a todas las historias, lo llamaría una línea temática. Esta línea, igual que sucede con los relatos de Clive Barker, no empieza cuando empieza la pelicula, sino miles de años atrás, e incluso puede que en un sitio y un lugar donde el humano y el tiempo humano no cuentan para nada. Creo que esa es la principal virtud de la película. Lo de los medios es cierto. Esto lo tenía que haber poducido clive Barker, quizás hubiese sido más comercial pero hubiese ganado en puesta en escena…pero…entonces no sería gore alemán!!! En fin, pues gracias por la peli, que me ha hecho pasar un buen rato. Esta noche veré The Black Door, faso documental sobre satanismo del cual hablo en la reseña. Ya te contaré. Ahora tengo que leer tu reseña de El Topo que aunque esté en paro ando más liado qeu la pata de un romano. Hablamos pervert…

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