Afrontamos la segunda jornada en el Festival de Cine Fantástico de Sitges 2019 con la esperanza de encontrar títulos sugerentes, que vayan perfilando nuestro propio palmarés. Durante el día 7 de octubre vimos las siguientes películas: Darlin, It Comes, Starfish, Jessica Forever y El Faro.
DARLIN’
Nuestro segundo día en el Festival de Cine Fantástico de Sitges 2019 comienza con Darlin’, la secuela de The Woman, la mediocre película de Lucky McKee. Darlin está coprotagonizada y dirigida por Pollyanna McIntosh, que era a su vez la protagonista de The Woman. Difícil lo tenía McIntosh para encarar una continuación de The Woman, y sin embargo salva los papeles creando una cinta que mezcla varios géneros y usa como sustrato una fuerte crítica contra la iglesia y el heteropatriarcado. Darlin es irregular y mejorable en muchos aspectos pero salva los papeles por la dignidad que imprime a sus personajes, evitando los excesos visuales que darían de sí algunas de las situaciones. También se agradece que la película no se haya convertido en un producto estandarizado de aires nunexploitation y lleve su crítica social un paso más allá, hacia la reflexión del espectador.
STARFISH
Confiábamos en la película de ciencia ficción independiente Starfish. Incluida dentro de la sección Noves Visions, donde se dan cabida a talentos emergentes y propuestas fuera de lo común, Starfish tiene buenas intenciones, nos ofrece un contorno apocalíptico de horror cósmico al estilo de La Niebla, cuenta con un argumento construido en forma de puzzle y con un fondo dramático que se desvela en el final del metraje en toda su dimensión. El problema de esta obra es la incapacidad para ponderar adecuadamente el peso dramático -al que rodea de un gran hermetismo- con la carga de cine de género. Si comparamos esta película con un título relacionado -en forma y fondo- con Starfish, como es la obra prima de John Cahill, Otra Tierra, vamos a poder apreciar más claramente sus carencias y su falta de equilibrio. El aspecto técnico también resulta poco consolador, con un CGI de baratillo que reduce las apariciones monstruosas a poco más que efímeras y olvidabas anécdotas.
JESSICA FOREVER
La razón por la que un servidor eligió el visitando de Jessica Forever fue porque la sinopsis publicada por el Festival indicaba que se trataba de una revisión de la biografía de Juana de Arco en clave futurista y de autor. El icono del nacionalismo francés ha sido tratado numerosas veces en el cine, de muchas maneras, ahora parece que tocaba dar una vuelta de tuerca al personaje desde la distopía fantástica, con una óptica muy teatral y un acentuado minimalismo formal. Todo esto suena muy bien sobre el papel pero en la pantalla se resume en una película sosa, sin emoción, sin el más mínimo atisbo de atmósfera. Rodada en un par de casas de campo y con un equipo de actores amateur que parece sacado de una escuela de actores de segunda, esta propuesta aburre desde el primer momento, sus soflamas -que parecen sacadas de varios discursos de tiempos de la Revolución Francesa- están vacías de contenido pero llenas de chovinismo. No nos extenderemos más sobre Jessica Forever, mejor Jessica Never.
IT COMES
Tetsuya Nakashima, realizador de Confessions y la brutal y lisérgica El Mundo de Kanako, llega al Festival de Sitges 2019 con It Comes, una cinta de horror sobrenatural en la onda del Japanese Horror actual. Nakashima es un realizador que peca de excesivo, eso ya lo sabemos y lo asumimos como una de sus marca de fábrica, pero en It Comes, la mano se le ha ido muy de largo, y no solo por la excesiva duración de la película, dos horas y media, también por la falta de tono general, que oscila entre el horror, la comedia, el drama familiar y la prospección en los traumas infantiles. Todo esto se envuelve con una imaginería superlativa y excesiva, abrumadora; los puntos de giro se suceden a cada momento sin que permitan al espectador deducir hacia donde se dirige la película y terminan por agotar la paciencia de los menos acostumbrados a este tipo de propuestas; y aún para los más devotos de este tipo de cine puede que haya resultado bastante insufrible. En fin, pasa la tarde y pasa la vida, sin pena ni gloria, Nakashima nos ha decepcionado con su It Comes. Seguimos con otra.
EL FARO
Está claro porqué una cinta como El Faro no tiene cabida en el selección de las películas en competición. Aparte de las consideraciones comerciales que hayan permitido la proyección de la segunda película de Robert Eggers -realizador de La Bruja-, nos encontramos con una lección de auténtica maestría fílmica, no solo en la dirección, también en la interpretación de los dos únicos actores: Willem Dafoe y Robert Patinson. Si El Faro entrase en competición sería justo que arrasara con la mayoría de los premios que otorgase el festival, barriendo a la mediocridad que este año se ha programado en el certamen. El Faro está rodada en blanco y negro en formato cuadrado, una apuesta arriesgada que determinará su futuro comercial en las salas. Si el espectador es capaz de salvar esta «dificultad», se encontrará con una historia de aislamiento y locura, admirablemente ambientada y con una interpretaciones enloquecidamente verosímiles. El Faro nos transporta a un mundo duro y masculino, donde la mitología marina es parte de las vidas de unos hombres que viven mimetizados con su oficio.