Vivarium Jesse Eisenberg

VIVARIUM

Este año comenzamos el Festival de Cine Fantástico de Sitges con una cinta que aúna la crítica social con la distopía, sazonada de un negrísimo sentido del humor; hablamos de Vivarium, una película protagonizada por Jesse Eisenberg e Imogen Poohs, con la dirección de Lorcan Finnegan. A pesar de su extraño arranque y de que la historia se estanca a mitad del metraje, pareciendo no sublimar las ideas que maneja, Vivarium tiene una resolución muy positiva y estimulante tras el punto de giro en sus últimos quince minutos. La película es una fábula que nos habla del alineamiento al que nos tiene sometido el sistema: la relación de pareja, la familia, el trabajo, el hogar…Lorcan Finnegan usa hábilmente varias metáforas distópicas para contarnos una historia, que no por ya por pequeña y sabida, resulta menos interesante. Bucear en los simbolismos de Vivarium es hacer un ejercicio introspectivo del sentido de nuestras vidas y de las que nos rodean.

LUX AETERNA

Lux Aeterna de Gaspar NoéTras Vivarium no abandonamos el auditorio para asistir a la gala de entrega de los Premios Méliès. La estrella invitada fue Asia Argento, que vino a recoger un premio honorífico a toda su carrera. Sube al escenario junto a Gaspar Noé, que viene a presentar un mediometraje llamada Lux Aeterna. El florete entre actriz y director es evidente desde el primer momento, egos reunidos nunca serán vencidos. Vamos a las proyecciones: en primer lugar se exhibe una copia restaurada y en color de Viaje a la Luna, la que quizás se pueda considerar como la primera película fantástica de la historia. A continuación se proyecta el cortometraje de Yorgos Lanthimos, Nimic, una pequeña obra que vuelve a tratar algunas de las temáticas que habíamos visto en Vivarium. Para rematar llega de nuevo Gaspar Noé al escenario, esta vez rodeado de parte del equipo de producción de Lux Aeterna. El realizador argentino confiesa que su mediometraje iba a ser, en principio, un cortometraje de apenas una decena de minutos de duración; lamentablemente, algo les hizo cambiar de opinión y se decidieron por una obra histérica, aburrida y sobreactuada de cincuenta minutos, que pretende mostrarnos los entresijos y guerras de ego que suceden en cualquier rodaje; las huidas del público y los cabezazos de los espectadores fueron la respuesta a tamaño despropósito.

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