Para nosotros el festival llega a su fin. Ayer fue nuestro último día aquí, en el que pudimos visionar cinco títulos: To the bones, Unwelcome, 13 notes en rouge, Wolfkim y Nocebo.
Bones and all
Nueva película de Luca Guadagnino en la que cuenta nuevamente con Timothee Chalamet como protagonista principal, junto a casi desconocida Taylor Russell. Bones and all nos cuenta una historia recurrente en el cine norteamericano, una road movie donde dos amantes criminales recorren el país erráticamente para encontrar un sitio donde poder sublimar su amor. En este caso, los dos amantes forman parte de una comunidad caníbal norteamericana cuyos miembros son capaces de detectarse por el olfato. Este es el componente fantástico de la historia. Dejando esto aparte, Guadagnino lleva a la gran pantalla una historia bella e intimista, adornada por los paisajes que los protagonistas encuentran a su paso y musicada excelentemente.
Bones and all ha sido la película elegida para la clausura del festival. A pesar de la críticas negativas que cosechó en Venecia, Luca Guadagnino realiza una sólida pieza romántica, muy bien rodada, con buenas intérpretes y que desprende melancolía y esperanza por los cuatro costados. Una excelente elección para clausurar el festival.
Nocebo
El director de Nocebo, Lorcan Finnegan, no es un desconocido en el Festival de Sitges. Ya ha presentado otras películas, la última fue la interesante Vivarium. En esta edición nos trae Nocebo, protagonizada por Eva Green y Mark Strong.
Las intenciones de Nocebo son muy buenas, el trabajo de los actores es impecable, pero el guion es bastante endeble, con algunos fallos que son decisivos para la comprensión de algunos sucesos y el desarrollo de la historia. No por ello la cinta es desdeñable, contiene buenas ideas y nos manda un mensaje con contenido social.
Unwelcome
Jon Wright, el realizador que hace un años triunfó en Sitges con una comedia de invasiones extraterrestres llamada Grabbers, nos trae un proyecto igual de ambicioso, Unwelcome. Comedia de terror como su otra película, esta vez explora, en modo de sitcom, las peripecias de un matrimonio de urbanitas que decide mudarse al campo. El guion, aburrido hasta la extenuación, lidia con los tópicos sobre el contraste entre la vida urbana y la campestre, el carácter inglés y el irlandés y el choque cultural del descreimiento contra el pensamiento mágico.
La puesta en escena tiene su gracia, con una paleta de colores saturados para realzar el color de los bosques y la recreación mediante decorados de algunos de los escenarios donde transcurre la acción. En el reparto destacamos al conocido Colm Meany.
Unwelcome se salva por sus últimos quince minutos, que es donde se desarrolla casi toda la acción, el resto es sencillamente tedioso y reiterativo.
Wolfkin (Kommunioun)
Casi de casualidad pudimos ver Wolfkin (Kommunioun), una película sobre una familia de aristócratas licántropos que bucea en temas muy interesantes como la libertad «de ser», los condicionamientos familiares o el sentimiento de prepotencia de las clases adineradas.
Con un medido estilismo y una gran explicitud en diversos momentos de la película, el guion avanza progresivamente para mostrarnos la predestinación de un joven que pertenece a un antiguo clan de hombres lobos, analizando con profundidad a cada uno de los personajes, cada cual más inquietante.
Wolfkin ha sido toda una sorpresa en la sección Panorama del Festival, una película que aporta nuevas temáticas a la licantropía.
13 notes en rouge
Para ver el último título de este Festival nos hemos acercado a la sección Brigadoon, donde se proyectan obras malditas, de bajo presupuesto o con poca proyección. Esto no quiere decir que sean películas exentas de calidad, y como muestra tenemos a 13 notes en rouge, un compacto neo-giallo que rebosa creatividad por los cuatro costados.
Apoyado en la música y un aparataje visual onírico y colorido, esta película francesa recorre los tópicos del giallo desde una perspectiva sangrienta y experimental.
