Segunda jornada en el Festival de Sitges 2021. Sin haber visto ningún título que destaque de forma sobresaliente, vamos a contaros, en la habitual forma de reseñas, nuestra opinión sobre las películas a cuyos pases hemos asistido.

Comenzamos la mañana con TRES, un título español dirigido por Juanjo Giménez y protagonizado por la versátil Marta Nieto. Es la actriz quien aguanta con entereza todo el peso dramático de la película. Tres se desvela como una muñeca rusa, con un guion que cuenta con varios puntos de inflexión que van aportando nuevos detalles a la historia. Cabe destacar la construcción del sonido de la película, piedra angular que, junto a la interpretación de Marta Nieto, nos terminará remitiendo a temáticas fantásticas de tipo folk horror. Aplaudimos este tipo de iniciativas dentro del cine fantástico patrio.

Tres

La segunda propuesta de la mañana es The Innocents, cinta noruega realizada por Eskil Vogt que sigue fielmente el modelo de las películas nórdicas en cuanto a la frialdad en la narración, la dirección de actores y el manejo de la cámara. También toma algunos de los tópicos del cine nórdico y de autor más manidos, como la denuncia social, que se lee en el contexto en el que se desarrollan los personajes, un bloque de apartamentos de clases obrera y multirracial. La propuesta es interesante pero tiene dos pegas importantes: el haber dejado en manos de los personajes infantiles todo el peso de la acción y esa frialdad que mencionamos anteriormente, que termina, sin nada que lo remedie, por distanciar al público de la historia. No obstante, tiene momentos perturbadores que no dejarán indiferente a nadie.

The Innocents

Luzifer, la tercera propuesta del día, dirigida por el infuloso Peter Brunner, y que cuenta con la banda sonora del reputado músico experimental Tim Hecker, resulta ser lo más aburrido de una tarde que poco daría de sí. Luzifer está basada en la historia real de un exorcismo que Brunner aprovecha para plantear las eternas cuestiones de los ateos y los agnósticos, y también de muchos cristianos, claro. Ese punto de partida deviene en un filme pretencioso, críptico y que parece tener poco que contar realmente, dotado de una intelectualidad vacía. Eso no quita que la puesta en escena sea sobresaliente, pero no suficiente para mantener a un espectador interesado en unas oscuras disquisiciones existenciales. Aún así, dicen que en los festivales importantes cuando se habla bien de una película es por alguna razón, y en Locarno fue una de las que ganó mejores calificativos, suponemos que será por algo pero nosotros no lo hemos visto.

Luzifer

The Medium es la segunda película asiática -en este caso coreana- que hemos tenido oportunidad de ver en el festival. En su país ha cosechado un gran éxito, polémica de desmayos incluida, convirtiéndose en uno de los blockbuster de terror más importantes del mercado asiático. El aterrizaje en occidente, y concretamente en el Festival de Sitges, ha generado opiniones muy desiguales. A pesar de estar apadrinada por el director de El Extraño y The Yellow Sea, el resultado final de la cinta es muy irregular. De entrada se presenta como un falso documental en el que se ha trabajado la ambientación y los detalles a conciencia, pero va cambiando de tono hasta convertirse en un remedo asiático de [REC] o Paranormal Activity. Lo que hoy les asusta a los orientales ya lo hemos sufrido aquí y la propuesta de The Medium llega diez años tarde. Si la película hubiera seguido con el tono de falso documental folk horror hubiese sido un experiencia fílmica más adecuada para nuestra audiencia.

The Medium

La última película de la noche es el thriller neozelandés Come home in the dark. Esta es una de esas películas de asesinos despiadados a las que nos tienen acostumbrados los señores de las Antípodas. Tenemos muy presente títulos de por allá como Wolf Creek, aún salvando las distancias. En esta ocasión, el sorprendente cine de género del continente oceánico no tiene demasiado eco en Come home in the dark, una película que más bien parece seguir los patrones de ciertos thrillers del cine indie norteamericano. Su guion tiene una deriva argumental hacia el cine social, más bien para ocultar la debilidad de un libreto que debía haberse sostenido por su propio peso y por sub-argumentos que no aportan nada a la historia, la desmerecen. Destacamos su violencia cruda y sin paliativos, y de eso tampoco hay tanto.

Come home in the dark

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