Crítica de Sharknado 3 Oh Hell No!
Título: Sharknado 3 Oh Hell No! Año: 2015. Duración: 88 min. País: Estados Unidos. Director: Anthony C. Ferrante. Guión: Thunder Levin. Música: Chris Cano, Chris Ridenhour. Fotografía: Ben Demaree. Reparto: Ian Ziering, Tara Reid, Ryan Newman, Bo Derek, Cassie Scerbo, David Hasselhoff, Jack Griffo, Frankie Muniz, Erika Jordan, Mark Cuban, Maryse Ouellet, Chris Jericho, Barbra Roylance, Ne-Yo, Lou Ferrigno, Grant Imahara, Jerry Springer, Michele Bachmann, Anthony Weiner, Kathie Lee Gifford, Hoda Kotb, Chris Kirkpatrick, Kim Richards, Holly Madison, Kendra Wilkinson.
Sharknado 3 Oh Hell No! Mierda al cubo
Existen muchas formas de canalizar el frikismo por el cine de dudosa calidad y procedencia, como pueden ser el pasarte la noche antes de una partida de rol en vivo velando una copia certificada de la espada de Conan el Bárbaro de John Milius en el monte, analizar a conciencia la filmografía de Rutger Hauer mientras te compras un cortacesped como en Hobbo with a Shotgun, o mear en un WC público usando una mano para agarrarte el Pirulo tropical de Miko y teniendo la otra libre para comerte un Pirulo tropical de Miko a un Euro (y ofrecer ese helado a quien tiene la desgracia de orinar a tu lado). Pues si, estas son unas buenas opciones (También puedes besar la alfombra de Cannes que piso el dios de la caspa Lloyd Kauffman tres minutos antes, e intentas quedar no muy loco) y aunque las he hecho todas en algún momento de mi vida, no hay nada mejor que intentar engañar a gente ajena a este submundo para que se traguen el zurullo ese que llevas planeando meterte entre pecho y espalda desde hace un año. Como poco.
Para los conocedores de esta web, hoy toca el clásico artículo anual que nos sirve para aumentar los post por estos lares y parecer que somos más molones que la media, Sharknado 3 Oh Hell No! Si alguien quiere saber más, se va directamente a leer los artículos de las dos primeras partes que tenemos por aquí: Sharknado y Sharknado 2.
Sentíos completamente libres de gritar a los cuatro vientos desde la intimidad de vuestra casa un“¡Hoxtiaputajoder!”, “¡ La madre del cordero!” o, simplemente, daros cuenta de que la enajenación humana y su afán hip-hopero por pronunciar un “YO soy la hostia puta y voy a seguir sacando pasta de algo tan penoso” puede no conocer límites. Todo se debe al hecho de dedicarse en cuerpo y alma, de las maneras mas variopintas y cutres posibles, a sacar pasta con todas las ganas posibles a quien sea, para acabar abrazándote como si fuesen una vulgar rémora. Abrazar no: Mas bien para chuparte hasta la última gota de lefa y hacer virguerías con tu pene hasta que pidas piedad DOS veces.
Aunque como todos sabemos, los aficionados a la serie Z no solemos cansarnos ni pedir piedad sexual, así que La Asylum ha tenido que aplicarse como nadie.
El asunto ha llegado a límites del delirio febril más absoluto y puedo confirmar que la franquicia de Sharknado está tan inmersa en la parodia, la autoconciencia de que hacen basura, los cameos de estrellas de cine acabadas, y la venta de merchandising, que parece condenada a entrar en una fase de decadencia en la que tienen un gran peligro de acabar cansando, o fagocitados por si mismos. Aun así es un film lleno de acción viva, y, ocasionalmente, bastante divertido, pero que tiene pinta de que va a acabar cansando. Las intenciones de Anthony C. Ferrante siempre fueron superar los límites del absurdo y la degeneración (y por supuesto de la estupidez) desde que ese Sharkaggedon (Según Silicon Valley siempre comienza todo por un Gedon cualquiera como un Datageddon ) iniciara su éxito viral en 2013 gracias a que muchos famosos de medio pelo, comentaran sin ningún pudor el pedazo de cagarro que se estaban tragando cual chorizo de cantimpalo.
Como todos años, me he ido a casa de unos amigos para vérmela en buena compañía y poner la mano en el corazón gritando cada vez que disparan un arma de fuego. Ya sabéis, mi clásico “Dios bendiga a la segunda enmienda y los Estados Unidos de América”, ya que como digo siempre, un poco de derechismo bien entendido es necesario para disfrutar de estas cosas.
Confirmo de paso que esos amigos me siguen hablando, aunque muchos creáis que no lo hacen después de hacerles pasar por este mal trago. Hasta se deshuevaron y todo.
Sharknado 3 se estructura sobre tres grandes actos ante la creciente gran amenaza de Sharknados que parece que va a destruir toda la costa este de los EEUU. La historia comienza en la White House, pasando por el parque temático de Universal en Orlando para concluir en un épico y legendario (y como siempre desproporcionado y diarreico) desenlace en el mismísimo espacio exterior porque sí y punto.
Ian Ziering y Tara Reid están de vuelta como Fin y April Shepard. Fin esta siempre listo para rajar animales con branquias y April esta preñada y preparada para dar a la luz en el lugar que indique el papel higiénico que usan de guion en piloto automático, además de tener una mano biónica que le proporciona superfuerza y una motosierra para hacer sushi a lo que pille. Bo Derek a su vez aparece como la madre de Tara Reid, pareciendo bastante menos demacrada que la propia Tara Reid.
Todo comienza de una manera más degenerada de lo normal. Mientras se escucha el tema principal de Sharknado en lo que más bien parece un plagio descarado de Los Ramones, se produce un Sharknado en plena Casa Blanca mientras Fin, que en ese momento es condecorado como el héroe de la caspa nacional (mientras se hace un selfie con Lou Ferrigno), por eso de que ha matado muchos tiburones de CGI en dos películas y las que vengan. Aquí el presidente, Mark Cuban, y el vicepresidente Ann Coulter pronto se dan cuenta de que Fin huele los CGI cutrones a kilometros y le hacen caso aunque llegue a contradecir el Servicio Secreto que conduce el presidente a un búnker subterráneo de protección diciendo: «El agua fluye hacia abajo, ¡esta es una mala idea! «. Por supuesto entre el servicio secreto nos encontramos cameos como el de Grant Imahara de los Cazadores de Mitos, dando punto y final a su carrera de lo audiovisual.
Me gustaría pensar que todo es coña.
Este baño de sangre de Sharknado sin aliento tiene toda clase de degeneraciones con monumentos locales, tiburones disfrutando de un momento de relax en el regazo del monumento a Lincoln y alguno que otro que se estrella a través de la cúpula del Capitolio. Los muy lerdos intentan escapar por una escalera infestada de tiburones donde acaban pasando a modo de surf usando retratos presidenciales, embistiendo con un busto de Benjamin Franklin a la garganta de un tiburón a lo felación sin sentido y demás lindezas. «Nadie ataca a mi casa», gruñe el Presidente-Gung Ho (interpretado por el empresario Mark Cuban), mientras lanza una granada en la boca abierta de un tiburón blanco. «¡Dios bendiga a América!», Añade Fin mientras va empalando a otro escualo con la clásica bandera de los EE.UU. con lagrimas en los ojos.
Me imagino a los Rednecks de Alabama con la mano en el corazón. Putos paletos de mierda.
Tras las megafantasmadas que se meten en plena Casa Blanca gracias a la Segunda Enmienda, Sharknado 3 se convierte a partir de ese momento en una gira sin parar por los inmuebles propiedad de Syfy, convirtiéndose en un descarado tour al parque de Universal Orlando (con ese aspecto a lo viejoven de Marina d’or ciudad de vacaciones) y repetidas tomas de archivo con el logotipo de Comcast Xfinity en una carrera de NASCAR entre otras cosas.
Visto en los términos de su propia idiotez idiosincrásica, todo se mantiene bastante cohesionado y todo.
Sus efectos especiales de cien dólares de Sharknado 3, sus fallos de continuidad, esos anticlímax en medio de un clímax o sus situaciones que salen tan de putísimo culo en Sharkando 3, conforman un caldo de cultivo perfecto para todo tipo de comentarios (por miles y) por segundo. “Sharknado 3”, guste o no, forma parte de las películas “evento” del año y se ha convertido en una celebración que hay que compartir con los amigos gracias a infinidad de cameos y ‘celebrities’ que han querido quedar inmortalizadas en semejante torrente de demencia y payasada. Desde Lorenzo Lamas a Marc Cuban, pasando por Frankie Muniz, Chris Jericho, Jerry Springer, Lou Ferigno, David Hasselhoff o Bo Derek, demostrando porque ninguno de ellos ha vuelto a trabajar en el sector.
Sharknado 3 sigue profundizando en el drama de ese torturado héroe se siente que ha sido maldecido por salvar al mundo. Aunque en realidad el espectador cree activamente que es el gafe que causa todas las tragedias a donde quiera que vaya. Cosas tan normales para cualquiera como acudir a por una medalla de honor a la Casa Blanca se convierte en una carrera de tensión, de proeza y auto-deshueve sobre un personaje convertido en el líder de la “Orden de la Motosierra de Oro” (Por cierto, hay un festival de películas de mierda llamado Trash Film Festival. ¿sabéis cuál es el premio que entregan? Lo habéis adivinado, la misma motosierra dorada que le entregan a Fin). Los tiburones de Sharknado 3 ahora ya no respetan ni una mierda por lo visto (como los niños fuler que vemos haciendo el payaso cuando hacen Skate delante de los abuelos), ni los premios que da el mismísimo presidente de los EEEU, ni a Lincoln, ni a George Washington o las carreras de la NASCAR parecen estar a salvo de su ataque, cada vez más salvaje, digitalmente mas barato y cutre. Lo infumable de Sharkndo 3 se convierte en la materia prima para confeccionar situaciones pasadas de vueltas e inenarrables, solo por la obsesión en generar continuamente las secuencias más descerebradas. Todo vale aquí. Desde recuperar un triángulo amoroso inexistente en la segunda parte, hasta llevarnos al espacio exterior para terminar con una mascleta en una de las culminaciones más épico-decadentes que puedo llegar a recordar en toda la historia del cine. Además de con el parto más absurdo jamás concebido en cualquier película de la historia. Pero en todos esos excesos el gran mérito de la propuesta es siempre mantener los credenciales de exageración y rimbombancia de la franquicia completamente intactos, como si el fin de entretener a los espectadores justificara cualquier ridículo y decadente medio. “Sharknado 3” se siente como parte fundamental para entender la cultura pop de los últimos diez años, aunque arremete en su clímax con esas habituales explosivas secuencias de cierre capaces de dinamitar cualquier concepto racional e incluso lanzar como cliffhanger al otro lado de la pantalla la vida de una de sus protagonistas al designio de la propia audiencia, volviendo aun más interesante esta saga de películas.
Pero más degenerado que una intro a lo James Bond, que haya tiburones en el espacio moviéndose como Pedro por su casa o lo de la motosierra láser con la que ejecuta tiburones junto a su desconchado traje de astronauta de los chinos cudeiros esta las descaradas referencias a una famosa serie de Zombies. Sharknado es de la Asylum al igual que Z Nation es de la Asylum. En Z Nation hubo un tornado de zombies y uno de los personajes exclamó “Hey! Al menos no son tiburones!”. En Sharknado 3 uno de los personajes le dice a una mujer, que hace de militar y quien es una de las protagonistas de Z Nation (Kellita Smith) “Hey! Al menos no son zombies!” ¿¿Intento de fusionar ambos mundos?? Por supuesto que si!!!! ¡¡ A lo mamporrrero, y mas allá!!
En síntesis, que si lo que queréis es veros mucha degeneración de bajo coste recordad siempre esto: Tomároslo con humor y juntaos con amigos para verlo si no no tiene ni sentido y mucho menos ni puta gracia.