3ª PARTE DE LA ENTREVISTA A RAÚL CEREZO, UN PROFESIONAL DEL CINE QUE HA TRABAJADO POR EL RECONOCIMIENTO DEL CORTOMETRAJE COMO OBRA PROFESIONAL

«Con Cortópolis, lo que hemos pretendido es que este festival sea como los Goya del Cortometraje. Se busca la máxima exigencia y calidad en los trabajos.»

¿Cómo fueron tus inicios, desde tus primeros cortos amateur hasta el primer corto serio, Lenguas? 

Yo empecé haciendo cortos en MINIDV con 15 o 16 años. Mi planteamiento fue: no tengo un duro, tengo una MINIDV, ¿qué hacemos? Hacer reír a muerte, hacer burradas, cosas que  conecten con el público. Puede no salir bien, pero nosotros nos arriesgamos e hicimos comedia muy muy gamberra. Este tipo de comicidad de los primeros cortos está en Lenguas también. La idea de Lenguas fue hacer una parodia muy sangrienta de Al salir de clase, la serie popular del momento que más nos crispaba (risas). En un principio, ya digo, hicimos 10 cortos en MINIDV, eran una crítica muy directa y aunque no tenían gran calidad, la gente se partía de risa en los festivales. Y ganamos premios. Esos cortos fueron gratis y ganamos premios que supusieron 1 millón de pesetas con el que pagamos el siguiente, Lenguas, que grabamos en Betacam SP. Lo mejor de Lenguas es que tiene disparos rodados con la ayuda de Colin Arthur, uno de los encargados de maquillaje fx de, por ejemplo 2001, Odisea en el Espacio. Para conseguir su ayuda fuimos a la Escuela de Cine, él estaba en España rodando Abre los ojos (de Alejandro Amenábar), y le contamos la trama del corto y que no teníamos dinero. Así que nos dijo: “No os preocupéis, yo os hago los disparos con condones”, y así los hizo, pero porque es un maestro absoluto. Hicimos un mediometraje de 24 minutos, que era como un suicidio, y lo hicimos en Betacam SP, con gran cantidad de figuración, vestuario… Cosas como la fotografía, obviamente, no están curradas. Pero hicimos el corto, ganamos premios y cierto prestigio. Fue un buen comienzo profesional.

¿Cómo conseguiste la financiación de un corto tan bien acabado como Escarnio?

De Lenguas a Escarnio, lo que hice, como no tenía dinero, fue procurarme un trabajo para poder rodar. Eso sí, trabajos que no me quitaran mucho tiempo para poder seguir haciendo  cine. Empecé con trabajitos de media jornada, como por ejemplo en Esta noche cruzamos el Mississippi, con Pepe Navarro. Y en el año 2000 conseguí mi actual trabajo en Universal. Escarnio costó una burrada: 50.000 euros con distribución incluida. Toda la casa que aparece en el corto es construida, prácticamente reformada de cabo a rabo, incluso la de los niños… De Lenguas a Escanio, conseguí ahorrar 20.000 euros. Y, sin hacer un presupuesto, nos pusimos a rodar. El rodaje fue de 11 días repartidos en fines de semana, porque queríamos que el sol, que es un personaje metafórico dentro del corto, estuviera a la altura que a nosotros nos interesaba. El octavo día de rodaje, apareció la directora de producción y me dijo que no había dinero. Pero tuve la suerte de que mi hermana y mi cuñado, que estaban metidos en el negocio de la construcción y manejaban bastante pasta por aquél entonces, vinieron a ver el rodaje ese último día. El despliegue era impresionante y ellos se quedaron alucinados. El camión que llevaba la iluminación era inmenso porque queríamos que todos los exteriores estuvieran también iluminados. Este corto lo rodamos en Betacam digital para kinescopar, ya que siempre hemos querido usar las últimas tecnologías del momento. Y ya digo, tuve la suerte de que mi cuñado me propuso montar juntos una productora y nos dio los 30.000 euros que faltaban. Luego, el corto se movió durante 2 años. Tuvo 240 nominaciones y ganó 20 premios. Fue la única vez que me dieron una subvención (15.000 euros) a corto realizado. Pero fue tal el desembolso de dinero que no se pudo recuperar del todo. Fue el primer cortometraje en España que se editó en DVD. Hicimos un recopilatorio para la FNAC y un DVD en solitario. Y ahora saldrá otras dos veces.

8 Raúl CerezoHáblame de tu último corto, 8, el que más éxito ha tenido de toda tu carrera hasta la actualidad. ¿Te ayudó de alguna manera el reconocimiento ya obtenido con Escarnio?

Para conseguir la financiación de 8 ya tenía muchos contactos, porque Escarnio y el festival Escorto habían funcionado recientemente. El presupuesto de 8 era de 60.000 euros sobre el papel. Pero debido a esos contactos, nos ahorramos 50.000, gracias a la gente que vino a  colaborar. Sólo tuvimos que poner 10.000 en efectivo. Aquí empezó mi sociedad con Nacho (propietario y dueño de Harmonica Films y Harmonica Rental, y también director de fotografía de todos los trabajos que he hecho), y pusimos 5.000 euros cada uno. Nunca pensé que el corto fuera a funcionar tan bien. Suponía que se iba a hablar de él porque la idea fue crear expectación desde el principio. Lo que hicimos con 8 fue crear un DVD completísimo con toda la obra de un cortometrajista, para que la gente empezara a darse cuenta de que hay directores de cortometrajes que también tienen una trayectoria. Hemos vendido más de 600 a 12 euros cada uno, aunque ahora ha bajado a 8 euros. Ello nos ha proporcionado 8.000 euros en ganancias limpias. Y muchos premios e infinidad de nominaciones y reconocimiento. Como ves, ha sido toda una progresión.

¿Cómo fueron tus primeras experiencias en el mundo de los festivales con Escorto y ¡Córtate!?

En Escorto premiamos categorías de todo tipo, hasta de diseño gráfico… y esto era algo totalmente novedoso. Pero, sobre todo, buscábamos que los cortos tuvieran calidad, eso era lo esencial. Lo que ocurre es que como era un festival muy pequeñito, sin mucho presupuesto, en El Escorial, no fue apoyado del todo por el sector político. Entonces, el gobierno del PP nos fulminó, literalmente. Después, con ¡Córtate! intentamos recuperar Escorto y hacerlo en un sitio más grande, en el cine Capitol Cinesa de la Gran Vía de Madrid. Allí fue dónde estrené 8. La desventaja que tiene esta muestra es que cada director tiene que pagar el estreno de su corto poniendo un depósito (luego recuperable por entrada vendida), y si no puedes pagarlo (el depósito), no lo puedes estrenar. El cortometrajista tiene que pagar 550 euros, vaya. Lo bueno, insisto, es que lo pueden recuperar todo o un porcentaje si se venden las entradas, porque ese dinero es para ellos. Lo malo es que la crisis nos está azotando y estamos trabajando en sacar otro modelo.

Y ahora estás metido de lleno con el festival Cortópolis

Con Cortópolis, lo que hemos pretendido es que este festival sea como los Goya del Cortometraje. Se busca la máxima exigencia y calidad en los trabajos, eso sí. La idea era hacer un festival de cortos en un sitio enorme, por eso elegimos Kinépolis, que se celebrara una vez al mes y a nivel tanto nacional como internacional. De hecho, queremos que Cortópolis sea el primer Festival Internacional de Cortos en Madrid, y que se quede. Vamos ya por la cuarta edición (quinta oficial). Durante la primera edición tuvimos pleno. Kinépolis vio que el festival tenía éxito y que era muy buena publicidad para ellos. Por eso, han aceptado encantados continuar con Cortópolis. La intención es que sea un homenaje al mundo del corto. A la hora de elegir a un jurado que valorará las películas, vamos a hacer una Academia del Cortometraje, igual que existe la Academia de los Oscar o de los Goya, formada por maestros y expertos en cine. Nuestra intención es que Cortópolis sea la madre de todos los festivales. Este es nuestro sueño. Nuestra locura.

8 el cortometraje 4

¿Y está teniendo buena acogida de público los meses siguientes al estreno?

De momento ha tenido una gran acogida de público y de prensa. Es gratuito y tiene un servicio de catering, porque lo que buscamos es ir haciéndonos un hueco, que la gente pierda el miedo al cortometraje. Buscamos el apoyo de la gente normal. Y por ello estamos 20 personas  currando sin cobrar. Queremos que haya grandes premios para los que se lo merezcan. Sembrar en el mundo del corto para que el mundo del largo sea mejor. Incluso que vinieran oteadores de cortometrajistas, igual que pasa en el fútbol, para fichar a los de mayor calidad. Nosotros seríamos el filtro de lo que luego se le va a mostrar al público en la gran pantalla. Yo entiendo el corto como cine 100% libre y eso es lo que queremos que el público vea. Sin   embargo, hay un vacío en cuanto a festivales de cortometrajes. No existe ninguno para esos cortometrajistas que no tienen pasta y quieren proyectar sus obras, en plan estreno. Por eso, hemos pensado en crear Cortopatía. Incluso, si Cortopatía funcionase, igual me plantearía dejar ¡Córtate! Ya lo veremos…

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