Nobuo Nakagawa fue uno de los más prolíficos realizadores de cine de terror japonés, y más concretamente, su trabajo en el género Kaidan es tan vasto como interesante.
Nobuo Nakagawa (Kyoto, 1905-1983) dedicó casi toda su carrera a trabajar para Shintoto Film Distribution Committee. Aparte de los largometrajes para proyectar en salas de cine, Nobuo Nakagawa no se permitía el lujo de desdeñar encargos para televisión, e incluso en su última etapa creativa se atrevió con algunos títulos catalogados como pink movies (películas de corte erótico y efectista). Se cuentan en total 94 títulos dirigidos por Nobuo Nakagawa entre 1934 y 1982, pero de éstos, ni la decena se dedicaron al cine de terror.
Su obra de terror más reconocida es Jigoku (1960), una película ambientada en la época contemporánea que plantea la dicotomía entre el bien y el mal con una bajada a los infiernos budistas. Shiro (Shigerun Amachi), un joven estudiante de teología, azuzado por Tamura (Yôichi Numata) su compañero de clase, una suerte de doppelgänger que le incita a realizar el mal, atropellan a una persona. El primero haciendo caso a su amigo, decide no entregarse a la justicia, lo que les lleva a aparecer, de forma irreal, en las puertas del infierno. La recreación de este infierno, de iconografía netamente japonesa, dota a la película tenga un tono pedagógico, tal y cual es el objetivo de estas representaciones en la cultura religiosa japonesa. Jigoku dispone de una gran fuerza visual, pero los problemas que lastraba el estudio en el momento de su producción se dejan entrever en esta película, de narrativa irregular y desiguales resultados. No obstante, como hemos señalado, está considerada como la obra cumbre de su filmografía, quizás por exhibir un estimulante grado de madurez y lograr la creación una película muy distinta al resto de títulos Kaidan.
Nobuo Nakagawa hace una incursión en el vampirismo de una manera muy atípica para el cine de género japonés, nada menos que con el título The Woman Vampire (1959), una película rodada en blanco y negro que viene a ser una revisión muy libre del clásico Drácula. Vuelve a protagonizar Shigeru Amachi en el papel de un vampiro elegante y de aire aristocrático que saca los colmillos y sus instintos más animales cuando le dan de lleno los rayos de la Luna llena. Los resultados de esta película son modestos pero apreciables dado lo escaso del presupuesto con el que se debió contar.
Encontramos el Kaidan más clásico en las películas Snake Woman´s Curse (1968), Ghost Cat Mansion (1958), The Ghosts of Kasane Swamp (1957) y en la impresionante y definitiva Yotsuya Kaidan (1959), película que, en la opinión del que suscribe este artículo, es la mejor de su filmografía fantástica. The Ghost of Kasane Swamp es una historia en blanco y negro a la que le acompaña un tono muy sombrío, de desenlace dramático, donde los personajes se dejan llevar por la fatalidad de sus vidas. Ghost Cat Mansion no se sale de la línea de otros títulos de la variante Ghost Cat que hemos comentado anteriormente, creando una interesante película que oscila entre la fotografía en blanco y negro cuando quiere retratar la época contemporánea y el colorismo de la Edad Media, siendo esta parte, con mucho, la mejor de las dos. Snake Woman´s Curse es un filme de lo más curioso, puesto que pareciera que la Hammer Productions hubiera contratado a Nobuo Nakagawa para rodar una de sus prototípicas cintas de terror en Japón; un acercamiento a este título hará percatarse al espectador de como los estilemas de la productora inglesa se mezclan de manera inconfundible con las temáticas del terror japonés.
Nos dejamos para finalizar a la película The Yotsuya Kaidan, ya comentada antes, y título tan capital en su filmografía como lo fue Jigoku. La historia está basada en un relato tradicional de fantasmas sobre la historia del samurai Iemon (Kazuo Hasegawa) y de su fiel esposa Iowa (Yasuko Nakada). Los deseos de medrar de éste le hacen cometer, entre varios crímenes, el asesinato de su devota esposa. Ésta vuelve de la tumba en forma de un horrendo fantasma -muy similar al del Ringu, de Hideo Nakata- para atormentar a Iemon y hacerle perder toda posición, asesinando de manera no intencionada a su nueva familia. A pesar de que los efectos especiales de la época eran bastante pobres, Nobuo Nakagawa consigue una extraordinaria película, llena de emoción y verdadero terror. Esta historia se ha rodado más de treinta veces, pero la de Nobuo Nakagawa se considera la versión la más fiel de todas.
FUENTE: https://letterboxd.com/obscureness/list/kaidan/
Segunda parte del artículo «Kaidan, cine de terror clásico japonés», centrado en la figura de Nobuo Nakagawa, aparecido en la revista Cineficción, de junio de 2018. Firmado por Alfredo Paniagua García (redactor de Fiebre de Cabina).