Comenzamos nuestra andadura por la 50 edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges. Iremos desgranando su programación y acercándonos a algunos de los invitados, teniendo en cuenta la máxima de lo inabarcable de todo el evento, con 250 proyecciones y diez días de actividades. No obstante, hemos intentado cubrir todo lo humanamente posible, habida cuenta de la gran cantidad de material que un evento tan enorme como este festival genera y que hay que procesar posteriormente. En estas primeras entradas en nuestra web os hablaremos de las películas que hemos visto, posteriormente publicaremos las entrevistas a algunos de los principales protagonistas del festival.
MUSA, de Jaume Balagueró
Jaume Balagueró parece recuperar el pulso perdido en sus dos títulos anteriores con su nuevo título, Musa (2017). El cineasta catalán parte de la novela de José Carlos Somoza, La Dama Número 13 como materia prima para su película, rodada en inglés y con actores españoles e internacionales. Aquellos espectadores que ya han leído la novela señalan que la película hubiera sacado mejor provecho del material literario si se hubieran incluido las trece musas en vez de las siete que aparecen en el filme.
Los Mitología grecorromana, romanticismo y posmodernidad se dan cita en esta cinta, que contiene los rasgos característicos de los primeros balaguerós: lluvia, trajín de coches para acá y para allá, sanatorios abandonados,…con todo, el realizador logra crear un estimulante puzle que mantiene su pulso de principio a fin de la película. Muse es una experiencia de terror inteligente y a la que se le pueden perdonar los devaneos del autor a sus manierismos más arraigados.
THE BAD BATCH, de Ana Lily Amirpour
La segunda película de Ana Lily Amirpour que explora contornos de western distópico con una gran variedad de mensajes en su subtexto. Estéticamente arrebatadora, la presencia del vigoréxico líder de una comunidad caníbal, interpretado por Jason Momoa, imprime a la cinta un fisicidad simpar. Otros nombres que completan el elenco son un irreconocible Jim Carrey y Keanu Reeves, haciendo un papel de capo local y patriarca fecundador, sin duda una metáfora que encaja en todo el simbolismo inherente a la cinta.
Coproducida por Vice, en The Bad Batch (2017) el toque de extravagancia está servido: signos de ostentación de la cultura urbana pueblan por doquier parte de los escenarios de la película. El sello de la productora y la propia vena creativa de la cineasta conforman una cinta original e inclasificable, y por tanto una experiencia que cualquier aficionado al cine independiente y al cine fantástico no debe perderse.
Ana Lily Amirpour presenta la película y realiza un rueda de preguntas y respuestas a su término. Dado que debíamos asistir a otra proyección, no pudimos quedarnos a lo que se ofrecía como un interesante repaso a los códigos implícitos en la cinta que la directora iba a revelar, como compensación a nuestros lectores la realizamos una entrevista que pronto publicaremos.
LOVE AND OTHER CULTS, de Uiji Uchida
El cine del japonés Sino Sono es todo una referencia en su país de origen para el humor negro bizarro. No es extraño que sea objeto de imitaciones e intentos de apropiación de ideas, Love and Other Cults (2017) es uno de estas aproximaciones. Inspirada, parece ser, en una historia real, el realizador quiere presentarnos un alocado panorama de pandilleros yakuzas, amores de instituto, submundo, drogas y sectas religiosas. El resultado es un mejunje insoportable, un potaje que únicamente puede ser degustado por los completistas aficionados al cine japonés. La historia comienza a hacer aguas a los quince minutos del inicio de la película, a la media hora, el embrollo es tal que cualquier atisbo de coherencia en el relato se ha desvanecido.
Asignada a la sección Noves Visions Plus (la sección más transgresora del festival), puede que hasta se lleve algún premio por algún incomprensible capricho del jurado, no sería de extrañar, el Festival de Sitges tiene estas grandezas.
THE RITUAL, de David Bruckner
Ha sido un buen intento el del ya asiduo al fantástico David Bruckner por crear una película atmosférica a partir del libro homónimo, The Ritual. Los escenarios naturales donde un grupo de maduros senderistas se extravían son aprovechados soberbiamente para crear una sensación de angustia y agotamiento físico y emocional, sin caer en el manierismo de cintas found footage como El Proyecto de la Bruja de Blair, gran deudora El Ritual de aquella. No obstante, y a pesar de los medios a disposición de la película y del encomiable trabajo físico de los actores y el esfuerzo empleado por el equipo técnico en la recreación de interesantes momentos de terror, la película resulta un poco rutinariay previsible, con un desenlace que no está a la altura de las circunstancias, tal vez por la incapacidad del equipo de dotar de credibilidad al origen del horror que viven los protagonistas.
Este buen intento, aunque algo fallido, dará sus frutos en la escena de cine comercial como una película que puede ver casi todo el mundo, he ahí su principal debilidad, el aficionado al cine fantástico ya ha visto propuestas como The Ritual, y aún mejores.
THE ENDLESS, de Jason Moornhead y Justin Benson
A pesar del escaso presupuesto con el que cuenta la película y de que sus costuras se ven por doquier debido al, a veces, infructuoso esfuerzo por hacerla crecer visualmente, The Endless (2017) es una más que interesante propuesta fantástica que juega con varias barajas y sale victoriosa en todas sus manos. No solo logra expresar soberbiamente la angustia existencial del ser humano en términos de horror cósmico (hay ecos eminenemente lovecraftianos), sino que crea una película en el que reflexionamos sobre el peso e importancia de las relaciones filiales de cara a construir nuestra identidad como personas. The Endless dispone de varios niveles narrativos que confluyen en uno solo al final de la cinta, quedando como ejercicio de cine fantástico que trasciende a la mera imaginería o pirotecnia, trampa en la que fácilmente podría haber caído si no llega a ser por el empeño de sus creadores de por narrar una historia fantástica y hacerla trascender. Así lo hicieron en su anterior obra, Spring (2014), y lo han vuelto a conseguir de nuevo.
Echando un vistazo al primer trabajo de Justin Benson y Aaron Moorhead, de nombre Resolution (2012), observamos que The Endless comparte con ésta primera cinta personajes y situaciones, curiosa cuando menos esta forma de reciclar material ya creado.
HAGAZUSSA de Lucas Feigelfeld
Siguiendo al estela de la laureada The Witch (2015), el alemán Lukas Feigelfeld crea una película mucho más minimalista que la anterior, donde lo glamuroso queda apartado en pos de una propuesta muy autoral y difícil de digerir para el espectador menos acostumbrado a un tipo de cine más silente, atmosférico y visual. También ofrece una imagen de la brujería con la que se puede no estar de acuerdo, pero ante todo, la película exhibe potencia en cada uno de sus planos, detallismo en su puesta en escena y evocación de una naturaleza fuerte y embriagadora, también una mirada a la locura y a la soledad que desemboca en una severa tragedia, desgarradora e inevitable. La banda sonora de MMD es perfecta para lograr el apoyo climático deseado por el realizador.
Hagazussa (2017) merece ser visionada como una versión artie y autoral de The Witch, como un apéndice en este lado del océano que mira al lado más oscuro de nuestra naturaleza, en un tiempo donde el aislamiento y la ignorancia hacía posible la manifestación del ente más oscuro de todos, el de la locura y la pérdida de la identidad.
THE HOUNDS OF LOVE, de Ben Young
Algo inquietante ocurre en Australia cuando nos llegan regularmente cintas tan duras como Hounds of Love (2017). Mucho se ha hablado de esta película en canales de cine independiente como Indiewire, no es para menos pero tampoco para tanto. La película cuenta la historia de un matrimonio que abduce jovencitas para abusar de ellas sexualmente y someterlas todo tipo de vejaciones antes de matarlas. Gusano pusilánime él y mujer sumisa y celosa ella, la última chica que deciden secuestrar pondrá en un brete a tan enfermiza relación “amorosa”. La película es cruda y contundente, aunque la mayoría de las escenas más violentas se producen en off visual, acrecentando, en muchos casos, la sensación de angustia del espectador. No debemos perder de vista la cinta australiana Snowtown (2011), más brutal que ésta aún y que explora la geografía de una Australia suburbial white trash que encierra muchos demonios en sus casas adosadas.
Hounds of Love es una de las películas independientes más importantes del festival, no sólo por mostrar la violencia tal y como lo hace, también por esbozar el retrato la psique de dos personas devoradas por su propia mediocridad.
REVENGE, de Coralie Fargeat
La diversión llega al Festival de Sitges de mano de una cinta tan pulp y desenfadada como Revenge (2017), de la directora francesa Coralie Fargeat. Revenge es un rape & vengeance muy distinto a lo que el género nos tiene acostumbrados, en primer lugar por proceder del país galo y seguir la estela de la llamada “nueva ola del cine de terror francés”.
La tradición del cine extremo francés está viendo su continuidad en cintas como Crudo o Revenge, que vuelven a llenar de hemoglobina nuestras pantallas. Revenge es, además, un vindicación de tono pulp, una montaña rusa de sensaciones que apenas da tregua, desde la sexploitation hasta los baños de sangre más descarnados, todo siempre con un patente sentido del humor que en ningún momento raya lo ridículo. Al pulso de Coralie Fargeat se une la sólida interpretación de Matilda Lutz, actriz que se ha tenido que poner muy en forma para un papel energético y físicamente muy exigente.
Gran parte de la audiencia piensa que esta película debió proyectarse en alguna de las sesiones xtreme-midnight del festival, pero también se agradece que este tipo de películas lleguen a un horario más habitual.
LE SERPENT AUX MILLE COUPURES, de Eric Vallete
Absurdo, pretencioso este thriller ¿de acción? que dirige Eric Vallete. El argumento de Le Serpent Aux Mille Coupures (2017) gira en torno a un criminal huido de la justicia y de una banda criminal que se las tendrá que ver, por añadidura, con un grupo de catetos racistas que acosan a los propietarios de la casa donde se refugia. La trama es más que confusa, mezcla personajes de diversas nacionalidades en un embrollo ininteligible, y el clímax es más que dudoso. También quiere añadir pinceladas de humor negro que no hacen sino reafirmar las malas artes de un equipo que no imprime ni fuste ni fuerza a un guión, ya de por si deficiente en todos sus aspectos, narrativos, de diálogos…
Es difícil entender como esta rutinaria propuesta se hace con un hueco en el festival. Esta claro que la cosecha del 2017 no ha sido del todo satisfactoria y se deben rellenar vacíos. Para gustos los colores dicen, pero objetivamente, este supuesto thriller es tan mediocre que a pocos ha gustado y a muchos nos parece un auténtico fraude cinematográfico.
EL HABITANTE, de Guillermo Amoedo
De todos es conocida la larga y fructífera la relación de un país como México con el cine fantástico. En esta ocasión, el reputado Guillermo Amoedo se atreve con una película de exorcismos, consiguiendo un resultado, cuando menos interesante para apuntalar el subgénero en su suelo patrio. El Habitante (2017) cuenta con una buena factura técnica y una dirección correcta y de corte clásico. Contamos con el protagonismo de dos actrices con una presencia imponente: Gabriela de la Zarza y Vanesa Restrepo, cuya presencia imprimen potencia a las escenas que protagonizan, especialmente en el clímax final, cuando se desarrolla la secuencia del exorcsimo. Este larga secuencia está dotada de fuerza e interés, sin caer presa de los típicos histrionismos típicos de este subgénero tan en boga en la última década. El Habitante no descubre nada nuevo pero es un acertado vehículo para el entretenimiento y el disfrute de un buen rato de terror.
BRAWL IN BLOCK CELL 99, de S. Craig Zahler
S. Craig Zahler se consagró en el Festival de Cine Fantástico de Sitges de 2014 con el western caníbal Bone Tomahawk, un título que se convirtió en un clásico de culto instantáneo La traducción del título de su nueva película, Brawl in block cell 99 (2017) sería algo “Pelea en el bloque de celdas 99”, título descaradamente pulp para una película que no tiene ninguna pretensión trascendental ni lleva a sus personajes al terreno del existencialismo, más bien lo contrario. Por el título deducimos que se puede disfrutar de sus excesos sin ningún tipo de prejuicios. Vince Vaugh interpreta a un convicto duro y expeditivo que no le tiene miedo a nada con tal de procurar el bienestar a su familia. También encontramos a Don Johnson como el duro alcalde de una prisión de máxima seguridad donde impone su ley con puño de hierro. Igual que en su anterior obra, la acción se cuece a fuego lento a largo del metraje, volcándose casi toda la acción en un final explosivo e hiperrealista. Brawl in Block Cell 99 es un titulo señero en esta edición del Festival de Sitges, una película a disfrutar en una buena sesión nocturna y que ensancha las pretensiones de su realizador de cara a su futura carrera.
STRANGLED, de Árpád Sopsits
Ver Strangled (2016) nos trae a la cabeza la cinta Citizen X (1995), en la que se contaba la persecución del asesino en serie conocido como carnicero de Rostov, criminal ucraniano cuya existencia fue ocultada por los resortes del sistema comunista. Strangled cuenta una historia similar ambientada en Hungría. Por una parte hay una línea de narración en la que se dirimen las pesquisas para encontrar al violador y asesino de mujeres que es interpretado por Károly Hajduk, en otra línea narrativa los investigadores deben vérselas con la negación de un sistema que evita conceder pábulo a las pesquisas de un joven fiscal.
Strangled es una película atmósferica, llena de buenas intenciones y de gran realismo en cada una de sus escenas. Como parte negativa destacamos la exagerada duración de la cinta, que pasa las dos horas, y su look telefílmico. Este último factor es tan determinante en Strangled como lo fue en Citizen X, no obstante, lanzamos una pregunta al aire ¿quizás estemos demasiado mediatizados por los looks visuales norteamericanos de películas de asesinos en serie? Posiblemente las lecturas realistas de estos guiones no son carne de consumo para el espectador medio, muy a pesar de los que hacen un esfuerzo por ceñirse todo lo posible a la realidad.
THE BRINK, de Jonathan Li
Esta producción hongkonesa de los productores de SPL2 (2015) que da lo que promete: peleas espectaculares, buen diseño de producción y momentos de acción más que impresionante. Es curioso que en Occidente el hecho de levantar una película de estas características sea un ejercicio titánico, sin embargo la floreciente industria del cine de entretenimiento de Hong-Kong las produce como churros. The Brink (2017) cuenta con un argumento típico en estas producciones, un duelo entre un policía y un criminal que se materializa en un terreno de una dualidad moral confusa. El final pone a cada uno en su sitio tras varias orgías de mamporros, persecuciones y golpes de efecto a base de inesperados dramas familiares. The Brink no llega al nivel de las últimas cintas de Dante Lam, el actual rey del cine de acción made in Hong-Kong, y nos produce una incómoda sensación de ser algo ya visto, pero el espectáculo visual está servido y los fans del cine oriental lo han pasado en grande, los dragones han ganado.
BEFORE WE VANISH, de Kiyoshi Kurosawa
Contar una invasión extraterrestre desde un punto de vista diferente es complicado. La tradición de películas que tratan este tema desde los albores del nacimiento del cine han sido muy variadas. Before We Vanish (2017) propone una variación basada en como se ve la invasión alienígena desde el punto de vista de una relación de pareja al borde de la ruptura. Pausada y tranquila, va dejando asomar detalles que precipitan la acción hasta su clímax, detalles que se manifiestan al público con indicios de algo que por ser tan increíble, juzgamos como ficticio y hasta gracioso. La conclusión es floja, endeble, necesitada de mayor contundencia, pero también se enmarca dentro de la casi desconocida aquí en Occidente, tradición de la ciencia ficción nipona, ellos se toman estas cosas de las invasiones alienígenas con una gravedad más bien relativa. Es indudable que Kiyoshi Kurosawa, director de Before we vanish, es un maestro y tiene muy presente una peculiar percepción del fantástico, y por ello debemos tener este título muy en cuenta aunque no haya llegado a las expectativas creadas por los medios de prensa del festival.
BLADE OF THE IMMORTAL, de Takeshi Miike
Queda fuera de toda duda lo infatigable de Takeshi Miike. Dos películas al año son un buen ratio de producción para alguien que ha mantenido un pulso infatigable en su carrera. Esto condiciona también la calidad de los productos que Miike presenta, pero no temamos, sus estándares suelen mantenerse en buenos niveles, dentro de un estilo bizarro y alocado que le es tan característico. Una de las propuestas que ha traído al Festival de Sitges 2017 es Blade of the Immortal (2017), sangrienta película de aventuras samurais basada en el manga homónimo. Pero ya sabemos lo que hay: luchas sin cuartel, desmembramientos, brujería y personajes a cual más bizarro, todo ello en más de dos horas de duración, una experiencia extenuante que no termina de rematarnos y nos provoca un hastío difícil de soportar. Las situaciones son previsibles y los baños de hemoglobina no compensan un argumento muy endeble y previsible.