Crítica de La Sustancia, dirigida por Coralie Fargeat
La Sustancia (The Substance). Año: 2024. País: Reino Unido. Directora: Coralie Fargeat. Guion: Coralie Fargeat. Reparto: Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid, Gore Abrams, Tom Morton.
La Sustancia (2024) es una película con detractores y admiradores, no deja indiferente a nadie por lo que supone de experiencia visual y de carga de mensajes y lecturas muy diversas, que abarcan desde sensibilidades sociales (y muy actuales) hasta lecturas de cine de género con numerosas referencias cinematográficas.Otra cosa indiscutible es que la directora de La Sustancia, Coralie Fargeat ha dejado de ser una cineasta emergente y adscrita tardíamente a lo que se llamó “la nueva ola de cine de terror francés” para convertirse en una directora con una enorme proyección de futuro.
Hay un mensaje que recorre de principio a fin el metraje de de La Sustancia, que es el de la sexualización del cuerpo femenino y, por añadidura, los eternos dilemas que afectan tanto a hombres como a mujeres en lo referente a la búsqueda de la eterna juventud, el éxito y el desprecio por la madurez. Aquella idea principal atraviesa la película de principio a fin, incidiendo una y otra vez en cada escena, de forma redundante y un tanto repetitiva. Y no es la primera vez que Coralie Fargeat nos habla de este asunto puesto que su filmografía, compuesta, de momento, por un cortometraje y un filme anterior, básicamente tratan de lo mismo, pero utilizando el cine de género para lanzadera del axioma sexista.
En Revenge una joven modelo es engañada y violada y lleva a cabo una sangrienta venganza contra sus agresores poniendo el acento en la sexualización del cuerpo femenino y también en el consentimiento como aspecto clave de la película. En Reality+ los usuarios de un chip pueden verse con un físico ideal durante solo doce horas al día. Está claro que el argumento de Reality+ comparte muchas similitudes con La Sustancia y ha servido como parte de inspiración de la película.
La lectura de empoderamiento femenino que teníamos en Revenge no la encontramos en La Sustancia, donde la mujer es acosada continuamente por una caterva de hombres de diversas edades y condiciones que castigan a la madurez y explotan la juventud. En la pantalla, estos hombres aparecen en muchas ocasiones con los rostros enfocados en superprimeros planos y con efecto de ojo de pez. Parece como si Fargeat en esta ocasión haya renunciado a la idea del empoderamiento femenino y haya querido advertir sobre los peligros de un heteropatriarcado que aún domina los aspectos estéticos y visuales de nuestra sociedad.
La Sustancia cuenta con un elenco internacional con Demi Moore como protagonista, una actriz que ha permanecido fuera de las pantallas mucho tiempo y que aparece aquí con un aspecto sorprendentemente juvenil. La secunda la joven actriz Margaret Qualley en el papel del alter ego de la protagonista y Dennis Quaid como actor secundario. La relación entre los personajes de Demi Moore y Margaret Qualley es de lo mejor de la película; entre ellas se establece un duelo interpretativo muy intenso que nos habla de la relación amor/odio con nuestro alter ego o nuestro doppelgänger ideal, y aunque en La Sustancia esta relación es orgánica, en la vida real todos tenemos una relación consciente e inconsciente con aquello que somos y lo que nos gustaría ser, esa “mejor versión de nosotros mismos”.
Coralie Fargeat demuestra un absoluto dominio de los aspectos visuales y sonoros de sus proyectos, como ya quedó sobradamente acreditado en Revenge y volvemos a constatar en La Sustancia. Hoy en día Coralie Fargeat puede presumir de encontrarse entre ese selecto club de realizadores que pone en imágenes lo que se le pasa por la cabeza y hacerlo con absoluta efectividad y sin el más mínimo efectismo. Y en este aspecto, La Sustancia se convierte en una extraordinaria experiencia fílmica en cada una de las imágenes que van desde las más claras referencias al género del body horror hasta los excesos gore pasando por la incomodidad visual de la medicina hasta la imaginería freak. La Sustancia es una película que encontrará hueco en nuestra estantería junto a otros títulos de body horror menores pero igualmente interesantes como Titane.
Con casi tres horas de duración y la mencionada idea como hilo conductor de todo el argumento, La Sustancia tiene el defecto de incidir de forma machacona durante todo el metraje en ese mismo mensaje, pero tiene la virtud de contar mucho más, de hacernos pensar sobre nuestra relación con nuestro ideal físico, de ofrecer un estupendo espectáculo de body horror y de divertirnos con una explosión final de hilarante gore y freak show.