Segunda jornada en el Festival de Cine Fantástico de Catalunya con una programación muy variada, desde joyas de la animación a thrillers gore pasando por una nueva película de la siempre estimulante familia Adams.
Moon Garden
La primera sesión de la mañana ha sido la de un largometraje que combina la acción real con la animación.
Dicen, los que han permanecido en ese estado de suspensión entre la vida y la muerte, que sus espíritus se encuentran en una especie de limbo donde hay un túnel de luz, y allí son acosados por numerosas presencias; unas les quieren arrastrar al final del túnel, donde pasarían a la otra vida, y otras les quieren ayudar a volver a sus cuerpos. Para Moon Garden esta disyuntiva no es tan sencilla.
Moon Garden se encuentra dentro de la sección Noves Visions, una sección que busca lo experimental dentro del fantástico, y Moon Garden encaja a la maravilla. Con una factura -salvando las distancias- muy parecida al que ya es un clásico de culto, MAD GOD (2021), nos cuenta el viaje de la consciencia de una niña desde la oscuridad a la luz. Numerosas aventuras le sucederán, huyendo continuamente de una tenebrosas presencia.
La película se asienta en su puesta en escena, sus texturas y calidad de su animación para engranar una narrativa. La jugada sale perfecta y tenemos Moon Garden, un prodigio de animación e imagen real, con un rodaje que tuvo que ser complicado a tenor de las difíciles escenas que tuvo que filmar la niña protagonista.
Where the evil roams
Unos habituales de Sitges, la familia Adams al completo. Ya es la tercera de sus películas que pasan en el festival. La anterior título, Hellbender, nos dejó muy buen sabor de boca, así que no podíamos perdernos esta proyección.
Padre, madre e hija Adams, han logrado formar un tándem todoterreno que se supera a sí mismo en cada una de sus películas. Se mueven en el terror de serie B pero sus producciones tienen calidad, más que calidad, están rodadas con creatividad, con mucha imaginación, y el uso que hacen de los efectos digitales es muy adecuado.
Si Hellbender, su anterior película, transitaba el terreno del folk horror, Where the evil roams se ambienta en el mundo del horror freak show, mezclado con uno de sus elementos favoritos, el satanismo. Where the devil roams contiene texturas granuladas, paletas de colores en blanco y negro vintage, negros y verdes azulados, a veces tiene un aspecto de video clip al enmarcar sus canciones -ellos también componen las canciones de sus películas- dentro de las escenas. Imaginación y ganas no les faltan.
El resultado es un poco irregular, pero es complicado que una película de serie B de puro género de terror pueda llegar a tener un cohesión absoluta. Nos quedamos con el buen rato que hemos pasado y con un apetitoso festín visual.
Robot Dreams
El realizador español Pablo Berger da un giro de timón a su carrera y nos sorprende con una película de animación. Robot Dreams es una curiosa película de animación ambientada en un Nueva York habitado por animales en los roles de seres humanos, basada en la novela gráfica de Sara Varon. El que los protagonistas sean animales no quita que tengan los mismo problemas que los humanos. Esto nos hace pensar que las encrucijadas y calvarios de los homínidos de dos patas acaso serán culpables de nuestra tristeza, decepciones y alegrías, y también de nuestra soledad.
Nueva York, con su Central Park, sus rascacielos, su movida cultural y sus posibilidades infinitas de diversión, también crea individuos solitarios en busca de amor.En Robot Dreams también los animales se sienten solos. Para ello, compran robots que hagan de sus mejores amigos. Ese es el caso de Dog, que compra un robot con el que su afinidad y compaginación es prácticamente absoluta, ya no se siente solo, hasta que le pierde. Ahí comienza para Dog una aventura que le provocará sin sabores -los más- y alguna alegría. También empieza para Robot otra aventura no menos amarga.
Robot Dreams es una película muy bella, con una animación de una calidad exquisita que refleja un Nueva York vivo y vibrante. El tono de la película es muy emotivo pero también es realista y, finalmente positivo.
Wake up
RKSS, los creadores de la afortunada Turbo Kid y la menos afortunada Verano del 84, nos traen Wake up, un slasher ambientado en un centro comercial donde un grupo de jóvenes activistas woke se las van a ver con un embrutecido guardia de seguridad que representa a la parte conservadora y primitiva de la sociedad. No obstante, y vaya por delante, el personaje del guardia de seguridad representa a lo que en el slasher se suele conocer como vigilante, un guardián de los valores tradiciones y la moralidad, sin que su adscripción deba ser derechista.
Los realizadores presentaron la película y van de graciosetes y de cool, buscando el favor del público -que iba a votar tras la proyección-, a sabiendas que su propuesta no es nada madura y solo propone un rato de desbarre al precio de un guion irregular y de unos personajes insulsos hasta la extenuación. Fallos adrede en el guion, profundidad prácticamente nula en los personajes, escenas gore de dudosa calidad y un nulo compromiso con su propuesta conforman, a juicio del que firma esta crónica, la peor película de esta jornada.
Por cierto, la denominación woke viene del verbo wake up, para el lector que no lo sepa. ¿No se podría haber sacado algo de jugo a eso?
The Seeding
La naturaleza y el choque de esta con el urbanita y el no tan urbanita es la base argumental de The Seeding, película precedida de una gran expectación y abrió nada menos que el famoso Festival Tribeca 2023. Llega a Sitges de la mano de su director, el especialista en videoclips Barnaby Clay, que hace en la sala un encendido alegato a favor de la primera escena de la película.
El hipe de The Seeding hablaba de fuertes escenas y pavorosos crímenes en mitad del desierto. Bueno, casi nada de eso es cierto. The Seeding es un filme que se cuece a fuego lento -nunca mejor dicho- y tiene una estructura bastante plana en su narración. Al igual que ocurre en Picnic en Hanging Rock, una determinada efeméride- en este caso un eclipse solar y en el caso de la película de Peter Weir, la señalada fecha de San Valentín, hacen que se produzca un dislocación espacio temporal que aislará a los protagonistas en mitad del desierto. De las colegiales de Picnic en Hanging Rock nada volvimos a saber, pero el protagonista de The Seeding se verá envuelto en una trama cósmica de la que le será complicado salir. Otra notoria referencia es el filme de Wes Craven, Las colinas tienen ojos. De este toma algunas referencias estéticas, pero nada más.
Es complicado ir con una expectación tan alta como la que hemos entrado a la sala y no salir decepcionados. The Seeding se queda muy por debajo de lo que anunciaban algunos medios que, obviamente, no habían visto la película. The Seeding puede funcionar mejor en la sección Noves Visions que en la Sección Oficial a Competición, tiene un espíritu más indie y menos vocación de gran público.
