furia poster

Año: 1999. Duración: 90’. País: Francia. Director: Alexandre Aja. Guión: Alexandre Aja, Grégory Levasseur (Historia: Julio Cortázar). Música: Brian May. Fotografía: Gerry Fisher. Reparto: Stanislas Merhar, Marion Cotillard, Wadeck Stanczak, Pierre Vaneck, Carlo Brandt, Laura del Sol, Jean-Claude de Goros, Etienne Chicot, Julien Rassam, Daniel Vérité, Christian Guerinel.

El desconocimiento que el aficionado tiene de la existencia de la película Furia (1999), la ópera prima distópica del director francés Alexandré Ajá, se debe, no sólo a que su estreno en España nunca se produjo, sino también a la dificultad de conseguir una edición en dvd o bluray de la cinta. Hasta donde nos consta, únicamente hay una edición casi agotada en el mercado estadounidense. Dado el prestigio que Ajá ha adquirido en la última década, no se entiende por qué alguna distribuidora no se ha decidido a reeditar el título, que tendría una buena acogida por parte del aficionado. Furia es una película distópica, término que hemos de aclarar de inmediato para ubicar a la película en un contexto de género.

Fue Thomas Moore, en el siglo XVI, el creador del término utopía, que definiría a una sociedad perfecta organizada según los principios de la razón, una entelequia en la que no existirían clases sociales y todas las naciones vivirían en paz, rechazando los conflictos bélicos y dedicándose al progreso de sus ciudadanos. El término contrario, la distopía, se refiere a la imposibilidad de alcanzar el objetivo utópico. Todo lo contrario, las estructuras sociales se descomponen y quedan a merced de la autodestrucción o la sumisión a regímenes totalitarios que eliminan la identidad individual en pos de la homogeneización de las actitudes de los ciudadanos, propensos a asumir los dictados y modos de vida impuestos por una oligarquía política y económica.

George Orwell, con su novela 1984 (1948) plantea una distopía basada en el control mental de los ciudadanos por parte de un gobierno dictatorial cuya cabeza visible es el Gran Hermano, trasunto de buen pastor que guía al rebaño por la senda correcta, pero a cambio de la cesión -forzosa- de las libertades individuales y sometiendo a la sociedad a un estilo de vida de mínimos, según una planificada campaña propagandística y represiva. El modelo orwelliano ha sido llevado a la práctica cientos de veces por estamentos políticos y militares de todo el mundo. Unos mediante la acción velada de los medios de comunicación y los servicios de inteligencia, y otros mediante la implantación de gobiernos totalitarios, generalmente presididos por una junta militar, que no duda en utilizar métodos como la represión policial, la tortura, las ejecuciones sumarias o la persecución de los brotes de ideologías políticas que vayan en contra de las premisas establecidas por los gobernantes. El objeto de cualquiera de estos métodos de intervención es la salvaguarda de los intereses de las élites sociales que ostentan el poder.

El mismo año en el que se producía Furia, se estrenaba una película argentina llamada Garage Olimpo (1999). De género diametralmente opuesto a Furia, Garage Olimpo se enmarca en la temática de la denuncia social y la revisión, con ánimo de redención punitiva, de la dictadura de la junta militar argentina tras el golpe de estado del General Vileda, concretamente de los llamada vuelos de la muerte, donde los opositores al régimen derechista eran torturados en cárceles secretas y arrojados al océano desde aviones de carga. Lejos de este punto de vista realista que ofrece su director, Marco Bechis, Furia se antoja como film complementario a Garage Olimpo, una mirada de género que logra una lectura más universal mediante el uso del argumentario distópico. Y de hecho Furia está fielmente basada en el cuento del escritor argentino exiliado Julio Cortázar, Graffiti (1969), en el que una pareja de jóvenes que luchan contra un régimen totalitario –presumiblemente el argentino- con el inocuo método de la realización de graffitis. La dictadura reprimirá con dureza las manifestaciones de los jóvenes y el final del relato concluye con el arresto y la sombra de la desaparición de la chica. Recordemos que se estima en 30.000 el número de ciudadanos argentinos que desaparecieron con el régimen militar.

Furia ubica la acción en un paisaje desértico -de hecho la filmación tuvo lugar en Marruecos- en un ambiente de pobreza y dejadez, y en un tiempo futuro cuya tecnología combina vetustos aparatos de radio con algo más sofisticadas armas de fuego. Todo en un contexto político totalitario intemporal cuyo reflejo realista lo encontramos en la referida Garage Olimpo. Ambas películas comparten elementos narrativos comunes como la elección de una mujer –por su vulnerabilidad- como objeto de represión y deseo de los torturadores, o la parte de la película en la que Elia es torturada en un sótano de los servicios secretos. Pero Furia contiene el aliento de esperanza de la que la realista Garage Olimpo carece; de un largo camino a recorrer para alcanzar la libertad, encarnada en la figura de Elia y de esa resistencia latente a través de ondas de radio distorsionadas. En este marco distópico surge la historia de amor entre Théo (Stanislas Mehar) y Elia (Marion Cotillard). Una historia un tanto ingenua donde Cotillard da lo mejor de sí e incluso nos ofrece excelentes escenas eróticas, pero en la que Mehar no saca la fuerza suficiente para dar enjundia a su personaje, quedándose muy por debajo del listón puesto por sus compañeros de reparto. 

Aja coescribe esta película con Gregory Levasseur, su guionista habitual, llevando la película a un terreno fronterizo entre la denuncia social y el relato scifi. La puesta en escena es adecuada aunque escasa, con planos muy cerrados, que dan idea de la escasez de presupuesto con que se contó. El guión termina decantándose por el retrato psicológico de los personajes en sus relaciones amorosas y familiares, especialmente por la de Theo con Elia y con su hermano, el torturador Laurence (Wadek Stanczak). La descripción de los mecanismos de represión totalitaria son prácticamente idénticos a los mostrados por Garage Olimpo e incide en la idea de considerar al cuerpo humano como un trozo de carne a ser machacado, entrando de lleno en un terreno de puesta en escena orwellliana pero sin explicitud, como un preludio de ese cinema de la carnage al que más tarde se dedicaría Aja. Si bien Furia está por debajo de la calidad de la siguiente obra de Aja, Alta Tensión (Haute Tension, 2004), nada tiene que ver esta ópera prima con el camino que siguió el cineasta francés en sus obras posteriores.

Como detalle posmoderno la banda sonora está compuesta por el guitarrista del grupo Queen, Brian May, que dota al film de un tono pop quizás demasiado innecesario y exagerado. Y como guinda cyberpunk, recordar el dispositivo marcador que el régimen pone en los ojos de los arrestados –único detalle de tecnología avanzada que aparece en la película-, que sólo les permite tener una visión monocromática, metáfora de la doctrina del pensamiento único que el totalitarismo quiere imponer a sus ciudadanos. Hemos de recordar que el mundo en el que vivimos es pura distopía in motion pues siempre hay una pugna entre la imposición de la doctrina del poder dominante y la libertad del individuo y sus salvaguardas sociales. Aún en nuestras avanzadas democracias la teoría del pensamiento único es constantemente cacareada por gobernantes que se declaran adalides de la libertad.

Furia tiene muchos defectos que vienen motivados por ser escandalosamente barata para lo que hubiera necesitado, adoleciendo de algo de grandiosidad, como se merece una historia de este tipo. No obstante es un interesante ejercicio de serie B poco considerado entre el público y que necesita ser rescatado. Aunque las aparatosas distopías futuristas como Babylon (2008), o las más contemporáneas como Hijos de los Hombres (Children of Men, 2006)  ganen terreno y favor del aficionado, no está de más fijarnos en títulos que, por su sencillez, son una interesante aportación a ese muestrario de escenarios demoníacos que el cine adelanta, sin saber a veces, que lo que nos muestra como un terrible porvenir ya es presente, pues en el veloz mundo en el que vivimos el futuro llega cuando aún no hemos terminado de asimilar el presente.

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6 COMENTARIOS

  1. Muchísimas ganas de verla, aunque sólo sea por mera curiosidad. Aja es uno de mis directores actuales favoritos y aún no he podido descubrir ésta su primera peli.

    Sin duda este tío se merece un estudio a fondo, ¿verdad camarada? Claro que si esto es lo que entiendes tú por «columna periodística»… 😉

    Excelente review, como siempre.

    • Lo peor es que sólo hay disponible la copia que te pasé en mala calidad, aunque al menos los subtítulos están sincronizados…jajaja, lo de la columna periodística no esto claro, habrá que eliminar la introducción y ceñirse sólo a lo que es la crítica de la película, esto es la versión uncut jajaja.
      Muchas gracias colega, a ver si nos ponemos pronto con el dossier. Estoy a ver si veo Al otro lado del espejo, peli en la que se basa Mirrors, para tener más información…y maldita sea, que tengo que hacer un reportaje para el curso y me encuentro jodidamente bloqueado…Creo que ver Apocalípsis Canibal me ha afectado seriamente 🙂

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