Ya superado el ecuador de nuestra estancia en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya nos estamos haciendo una idea del panorama del fantástico para los próximos meses: poco terror, nada de ciencia ficción y muchos títulos que sin ser netamente fantásticos aprovecharán aproximaciones al género para enriquecer sus propuestas. Para algunos esas aproximaciones se quedarán en meras excusas.
The invisible Fight
Tras el visionado de The Invisible Fight a uno le gustaría conocer el proceso creativo para filmar una película de este tipo. Lo nuevo de Rainer es una historia ubicada temporalmente en la Estonia de los años 70, en plena Guerra Fría, y mezcla el Heavy Metal, el Kung-Fu y la espiritualidad ortodoxa. Y encima, aunque tiene claro que el terreno que pisa es el de la comedia, se toma en serio así misma.
The invisible Fight sigue el típico esquema de una película de artes marciales que pudieron haber filmado los Shaw Brothers: neófito en el kung-fu pide ser admitido como estudiante en un templo (en este caso un monasterio ortodoxo) para convertirse en monje y repartir mamporros con una técnica inigualable.
Ahí se quedaría una película de género normal y corriente, pero The Invisible Fight va mucho más allá y Rainer Sarnet nos propone un viaje a la espiritualidad universal, un camino iniciático donde los personaje se tendrán que encontrar a sí mismos y superar todas las pruebas emocionales, intelectuales y filosóficas que necesiten para ser felices y conseguir su objetivo en la vida. Y todo ello con magníficos actores, un sentido muy agudo e inteligente de la comedia y una dirección impecable ¿Se puede pedir más y mejor? Por ahora, la mejor película que hemos visto en el festival.
Best wishes to all
Llega el turno al terror japonés. Best wishes to all se anuncia como una película alejada del J-horror y más en la línea de la autoría de Kiyoshi Kurosawa. Y sí que tiene algunas líneas en ese estilo, sobre todo en lo referente al tono y al ritmo de la película, pero le queda mucho para llegar al extremo del maestro japonés.
La acción nos sitúa en un entorno rural, con una recién llegada de la ciudad que no entiende la peculiar fórmula para la felicidad que se practica en su aldea natal. Best wishes to all fía gran parte de su contenido al contraste entre lo urbano y civilizado y lo primitivo de las costumbres rurales. Este factor también añade previsibilidad a la propuesta.
Con cien minutos que pasan sin pena ni gloria, con una sensación de haber visitado muchos lugares comunes, Best wishes to all se despide y nos desea lo mejor a todos los espectadores.
Cuando acecha la maldad
Lo nuevo de Demián Rugna se una a la escasa propuesta de cine de terror que hemos visto hasta ahora dentro del Festival. Hace unos años ya nos hizo mucha gracia su propuesta Aterrados, un filme de pura serie B que mezclaba, sin pudor pero con mucho orden e inteligencia, diversos tópicos del cine de terror y conseguía un trabajo bastante digno.
En Cuando acecha la maldad, Demián Rugna también utiliza, a modo de collage, algunos elementos del género pero al objeto de conseguir una obra más cohesionada y con un recorrido más amplio. Vemos cine de posesiones y exorcismos pero también hay una inspiración muy clara de la leyenda del Vourdalak que Mario Bava llevó al cine en La Tres Caras del Miedo y hace poco el también argentino Santiago Fernández Cálveme con Sangre Vurdalak (2020).
La película de Rugna tiene un arranque espectacular, la premisa promete una película de terror de verdad, desde la primera secuencia el guion nos sumerge de lleno en el género, la puesta en escena -sobre todo el maquillaje- nos golpea con fuerza y mantiene viva una expectativa que no defrauda pero que discurre por un camino que se torno más irregular al mismo tiempo que avanza hacia su conclusión.
Seguramente, Cuando acecha la maldad hubiese requerido de un guion más regular y conclusivo, por parte de los actores algo menos de histeria y de parte del director y el equipo de producción un poco más de ambición. Así la película hubiese sido redonda.
El exorcismo de Eastfield
No puede faltar una buena ración de exorcismos en el festival. Nos acercamos a la sección Panorama para ver El Exorcismo de Eastfield, una producción australiana -estamos viendo mucho cine australiano en esta edición. Esta película no solamente es una cinta de género. La intención del director, tal y como la manifestó ante el público presente, fue la de denunciar los abusos de las iglesias evangélicas mediante la práctica de exorcismos.
El Exorcismo de Eastfield tiene una parte muy potente, la de la propia ceremonia, comandada por un exorcista que más bien parece un interrogador de la CIA en Guantánamo. Aparte de esas secuencias del exorcismo, hay un recorrido por el drama familiar de los protagonistas y, finalmente, un true crime que sirve como colofón para realizar la denuncia de los abusos de la iglesias evangelistas.
She is Conann
Está claro que Bertrand Mandico lidera cierto sector del cine de autor francés cuyas referencias son el universo LGTBIQ+ y una cultura pop hiperestilizada. Su anterior título, After Blue, supuso su reconocimiento por una audiencia más amplia, She is Conann va mucho más allá que su anterior título y propone un universo aún más radical y complejo, con una puesta en escena sumamente cuidada.
A pesar de que las películas de Bertrand Mandico tengan un buen gancho, el acceso a los código de este autor es complicado. Su lenguaje visual es sumamente intrincado y requiere un análisis tan pormenorizado que sus películas, especialmente She is Conann, mecerán un visionado sosegado y por partes para aprovechar toda la experiencia; un ejercicio complicado de hacer a la hora a la que hemos visto la película, la una de la mañana.
