Crítica de Alien Romulus, dirigida por Fede Álvarez
Alien: Romulus. Año: 2024. Duración: 119 min. Dirección: Fede Álvarez. País: Estados Unidos.. Guion: Fede Álvarez, Rodo Sayagues. Saga creada por: Dan O’Bannon, Ronald Shusett. Personajes: H.R. Giger. Reparto: Cailee Spaeny, Isabela Merced, David Jonsson, Archie Renaux, Spike Fearn.
Alien Romulus (2024) retoma la serie del xenomorfo más querido del cine fantástico siete años después de la última precuela de la saga, Alien Covenant (2017). Es de todos sabido que la serie Alien consta de cuatro películas que siguen una línea temporal continua y de dos precuelas dirigidas por el creador de la saga, Ridley Scott, que tenían como misión ampliar el universo Alien y aclarar el origen del xenomorfo y de sus creadores. La mala recepción de estas precuelas y la compra de los estudios 20 Century Fox, productores de los títulos, por parte de Disney, hizo replantear una nueva entrega que, lejos de seguir indagando en sus farragosos orígenes, apostara por una fan movie, una película que llamara con nostalgia a los fans de la franquicia y atrajese a nuevos espectadores. Dicho y hecho, Disney busca un director con gancho (el uruguayo Fede Álvarez, responsable del visceral remake de Posesión Infernal), un elenco de jóvenes actores que no llegan a los treinta años de edad y un guion que situara a la acción entre la primera y segunda entrega de la saga, con una gran carga de nostalgia y lugares comunes.
La fascinación de los aficionados por el xenomorfo de Alien es tal que cualquier propuesta crea una gran expectación, incluso las que no funcionan en taquilla, aunque ese no ha sido el caso de Alien Romulus, líder de la taquilla veraniega en el primer fin de semana del estreno. Y es que los aficionados esperaban algo como Alien Romulus. El filme de Fede Álvarez se aleja de los complicados axiomas argumentales de las precuelas -que solo son “casi” completamente entendibles si se ven los extras de las ediciones físicas de Prometheus (2012) y Alien Covenant (2017)– y vende nostalgia, pero con un gancho terrorífico que ya había quedado descartado en las anteriores entregas. La nostalgia de Alien Romulus -guiños continuos y repetición de tópicos de la saga- puede llegar a abatir al espectador, pero Fede Álvarez tiene un bien de deconstruir algunas de las escenas más icónicas de la serie; y es en esa deconstrucción, cuando Alien Romulus tiene sus mejores momentos, donde el realizador destapa el tarro de las esencias xenomórficas y crea ideas y escenas nuevas, mirando con perspectiva a esos lugares comunes que todos conocemos, creando momentos de culto instantáneo.
El reparto de Alien Romulus está encabezado por la jovencísima Cailee Spaeny, trasunto de la teniente Ripley (Sigourney Weaver), una versión más frágil y emocional. Acompañan, como hemos comentado, varios actores y actrices que no superan los treinta años, sin ningún protagonista maduro en el reparto, quitando la reproducción digital del actor Ian Holm como el oficial Rook (un guiño evidente al icónico sintético Ash de Alien, el octavo pasajero). Cailee Spaeny, también conocida por interpretar a Priscilla Presley en el casi biopic Priscilla (2023) demuestra una gran madurez en su interpretación, creando una contrapunto al infantilismo de algunos personajes secundarios. Otro de los axiomas de la saga, que se perdió en las precuelas, fue el de apoyar el peso narrativo y de acción en un personaje femenino vigoroso y viril; la falta de este personaje en las precuelas no fue algo malo en sí mismo pero hizo perder entusiasmo a los fans que buscan en las películas de Alien ver una cacería de “bichos”.
La carrera de Fede Álvarez como realizador, y más concretamente con el remake de Posesión Infernal y las dos entregas de No respires, está envuelta en una aureola de hemoglobina y excesos gore. Pero para Alien Romulus, las expectativas de una versión splatter del xenomorfo quedan completamente frustradas ante el peso en el guion de una historia que se acerca más al horror cósmico que al terror gótico. Además, Disney, como productora de Alien Romulus, sigue siendo una entidad bastante conservadora y que mira con lupa que cada plano se mantenga en lo estrictamente consumible por una plataforma digital y, por ende, para todo tipo de público.
Si algo malo tenemos que decir de Alien Romulus es su falta de épica en el comienzo de la película, que afortunadamente recupera y engrandece en sus minutos finales de space opera. Siguiendo el decálogo del cine hecho para las plataformas, apenas hay títulos de crédito iniciales -los títulos de créditos iniciales de la saga Alien son, normalmente, un inquietante preludio a la aventura de horror cósmico que está por llegar- y la presentación de los personajes y de sus motivaciones se nos antoja rápida y apresurada para que la acción comience cuanto antes. No obstante, el balance total de Alien Romulus es excelente y en nuestras estanterías merecerá estar con todos los honores entre los títulos de 1979 y 1986.