La pandemia se extiende
Con mucho sueño y llegando cuando las luces del Auditori se estaban apagando, llegamos a The Returned, una de las películas más esperadas de festival por la estupenda trayectoria comercial que se le augura. El tráiler que se deja ver en internet ya cuenta mucho sobre la película, ubicada en esa ficticia pandemia global que está encontrando nuevas fuentes de inspiración para seguir contando historias. En este caso, algunos de los afectados por el virus zombi pueden ser recuperados mediante un suero fabricado a partir de los infectados muertos. A la gente que es capaz de volver de su condición de zombi se les llama Retornados.
La película no se concibe como una película de zombies al uso, por lo contrario, e igual que vimos en Contracted u Open Grave, la historia deriva al thriller, e incluso al drama. No es que The Returned vaya a marcar un antes y un después en el género, pero se deja ver con mucha facilidad y puede ser una apuesta a caballo ganador en las salas de cine convencionales. El director de La Posesión de Emma Evans y la productora Filmax, no cejan en su empeño de renovar el género, y por ahora lo están haciendo bien.
Sin cambiar de sala nos enfrentamos a uno de los pesos pesados del cine de terror comercial de los últimos años, la saga de Insidious, que ahora presenta su segundo capítulo, también dirigido por James Wan. Insidious: Chapter 2 es más de lo mismo, pero mucho más exagerado. Si la primera parte de la franquicia ya caía en el tedio de lo paranormal y rayaba sin pudor la estrepitosa e infame línea del cine familiar, este segundo capítulo traspasa esa línea con toda naturalidad, acumulando desde el primer minuto los fenómenos paranormales de todas las maneras posibles: apariciones, sonidos extraños, abducciones, oráculos de pacotilla, tránsitos por el Más Allá como si fuera lo más normal del mundo…todo al servicio de un producto que se parece más a un parque de atracciones de lo paranormal que a un película de terror. Al final son sólo un puñado de sustos para que la familia pueda disfrutar de una película de terror sin que su moral sea violentada. Tras el visionado de esta mediocre cinta me gustaría creer que en el Más Allá no me voy a encontrar personajes tan estúpidos, como sea así, prefiero ir al infierno. Por cierto, el nivel de estridencia de los efectos de sonidos era tal que tuve que taparme los oídos continuamente. Una experiencia aterradora, en el sentido literal de la palabra.
Seguimos en el Auditori, hoy vamos a echar casi todo el día aquí. El habitual del festival Lucky MacKee nos trae All Cheerleaders Die , remake de cinta homónima y mismo director que rodó al principio de su carrera, y dirigida a dos manos junto a su también codirector original Chris Siverston.
Viendo All Cheerleaders Die comprendí lo duro que es llegar a convertirse en cheerleader: hay que estar mona de la muerte, ir a fiestas, enrollarse con los chicos del equipo de rugby, estar en forma y…convertirse en zombi. Esta cinta no tiene ni gota de prejuicio para mostrarnos lo que es de forma clara y directa, una película orientada para un público juvenil que ha sido rescatada para mayor gloria de la carrera de McKee.
Sin ser una obra maestra, All Cheerleaders Die tiene esa gracia ochentera que a algunos tanto echan de menos y que en ocasiones es tan pedante como excesiva. Yo personalmente me quedo con la nostalgia y ese sabor a serie B desprejuicida. Pura diversión, en definitiva.
Vuelta al Auditori y me pongo en la fila de nuevo. Ahora toca Afflicted, otra cinta con vocación comercial que encuentra su referencia más directa al found footage de la notable Chronicle. Pero la película que presentan sus directores y protagonistas, Cliff Prowse y Derek Lee es una copia tan descarada del planteamiento de Chronicle que me invita a abandonar la sala, completamente indignado. Hasta donde vi, los efectos especiales, los encuadres y el tono del film eran prácticamente idénticos, lo único que cambia es que el protagonista, en lugar de convertirse en superhéroe, se convierte en vampiro.
El found footage es una moda basada en un ejercicio de estilo, en una forma de rodar y contar una historia. Los cánones de este estilo ya se han convertido en estándares que las producciones tienen a repetir de forma sistemática, agotando la fórmula a pasos agigantados. Con Afflicted asistimos a ese agotamiento de la fórmula, esa repetición de todos los sketches propios del found footage, y lo que es también grave, a una forma de interpretar artificiosa y falsamente descuidada frente a la cámara subjetiva.
Con mejor ánimo nos dejó Big Bad Wolves, producción israelí con mucho sentido del humor y grandes dosis de torture porn. Su temática principal es la pederastia pero también toca tangecialmente temas de interés social en Israel como las relaciones de los judíos con la población autóctona árabe, o los excesos de sus fuerzas de seguridad –uno de los torturadores es un expolicía y su padre un exmilitar-.
Big Bad Wolves utiliza el cuento de Caperucita para contarnos uno de lobos, de lobos reales, de los psicópatas y de cómo la sociedad puede dirigir su mirada hacia ellos, buscando la más cruel de las venganzas. Que haya representados un militar y dos policías como protagonistas principales, encargados de torturar al pederasta hasta la muerte, no es casual, corresponde a una mirada que los realizadores lanzan a la sociedad israelí, incapaz de vivir con sus heridas abiertas, rasgándose la piel continuamente para abrir otras nuevas. Esta es una lectura velada en la que el espectador podrá o no estar de acuerdo, pero lo que sí queda claro es que el humor negro impregna la cinta de principio a fin, y esa circunstancia el ánima que la impulsa y la concede el relieve que le ha dado tanto reconocimiento; incluso Quentin Tarantino dice que es la película del año; yo creo que está bien pero tampoco es para tanto.
Cambiamos de tercio completamente. Ahora vamos al cine Prado a ver la película francesa Nos Héros Sont Morts Ce Soir, un ejercicio de estilo en blanco y negro que rememora una época de la vida en Francia, los años sesenta, usando como contexto la lucha libre enmascarada, muy en boga en aquel momento. Aborda también un problema que a nosotros nos es ajeno, la humillación que sufrió el país en su guerra contra las fuerzas rebeldes argelinas. Son dos veteranos los que personifican a una generación perdedora y sin esperanza, que se redimen poniéndose una máscara en el ring, donde son aclamados como los héroes que el gobierno francés nunca quiso reconocer.
No perdamos de vista a la banda sonora de Nos héros Sont Morts Ce Soir, un compendio de música de la época; no en vano, la película contiene varios números musicales que dulcifican el drama y lo acompañan de una nostalgia a la que ningún espectador puede ser ajeno. Esta obra prima de David Perrault es todo un ejercicio de virtuosismo, un deleite para los sentidos que es algo difícil de digerir para un espectador poco acostumbrado, pero que sin duda valorará debidamente cuando llegue a los títulos de crédito y escuche la canción que cierra la película. Y como detalle interesante, comentar que el gran Phillipe Nahon (Alta Tensión) tiene un gran papel entre sus manos, eso sí, secundario, como siempre.
Nos héros Sont Morts Ce Soir,, esta nada mas por el fotograma que has puesto ya pasa a ser una de mis pendientes. La de zombies tampoco pinta mal. Veré las dos a ver que tal…Cuidate
Creo que te va a gustar, encaja de lleno en tus preferencias. No te pierdas tampoco We Are What we Are. Un abrazo.