Crítica de Los Abandonados, dirigida por Nacho Cerdá
Título: Los Abandonados. Año: 2006. Duración: 94 minutos. País: España. Director: Nacho Cerdá. Guión: Nacho Cerdà, Karim Hussain, Richard Stanley. Reparto: Anastasia Hille, Karel Roden, Valentin Ganev, Carlos Reig-Plaza, Paraskeva Djukelova
“Hace 40 años que deberíamos haber muerto en esta casa, esta noche nuestro padre cumplirá su deseo»
Los Abandonados: otra vuelta de tuerca
Curiosa la carrera de Nacho Cerdá, un cineasta de innegable talento que sabe escarbar en las raíces del género y trasladarlo a una limpia modernidad, un horror sin artificios y con pulso firme basado en los preceptos que ya marcaron otros, bien sea en el subgénero del gore o en el relato de fantasmas. Sus creaciones no son fáciles de digerir para estómagos acomodados al horror psicológico y necesitan por parte del espectador, de una postura fuerte y deseosa de compartir los más insondables abismos.
En la edición del DVD La Trilogía de la Muerte, se incluye la obra que le daría al cineasta reconocimiento internacional. Rodada de manera impecable, Aftermath (1993) es un corto tan extremo que sorprende a los aficionados del fantástico por la inmersión en la mente de un psicópata necrófilo socialmente integrado, ilustrando explícitamente el goce que disfruta en una sala de autopsias con el cadáver fresco de una joven recién fallecida. Tanto en su factura como en la planificación, la falta de concesiones y una total ausencia de rasgos cómicos –defecto del que muchas veces ha adolecido el cine gore con la intención de dulcificar sus contenidos- Aftermath se desvela como la primera obra de un maduro realizador que promete grandes momentos al cine fantástico. Otro de esos momentos, y por ahora el único en formato largo, es Los Abandonados (The Abandoned, 2006), una propuesta de indudable calidad que explora los aspectos más duros del relato de fantasmas, muy alejado de la asepsia de otros films españoles del circuito mainstream como son Los Otros (The Others, 2001) y El Orfanato (2007).
Rodada en Bulgaria, íntegramente en inglés, con un presupuesto ajustado (3 millones de euros), y únicamente con tres actores principales y un pequeño puñado de secundarios, Cerdá usa la excusa de la herencia maldita para crear un ambiente claustrofóbico y cerrado, una geografía donde la casa maldita y la campiña que la rodea se convierten el patio de recreo de las fuerzas malignas que acosan a los protagonistas, reclamándoles las deudas pendientes. Surge una reflexión inmediata en la que debemos entrar para comprender la maraña tejida en torno a los protagonistas, una reflexión de carácter metafísico sobre la naturaleza y persistencia del Mal como una energía latente que puede ser tan fuerte que se manifieste de forma tangible y operativa: desde la artimaña para atraer a sus protagonistas hasta la transformación física de la casa a la hora fatídica; el Mal es algo físico omnipresente en la modesta granja, no un ente abstracto u onírico. El hombre contemporáneo, con los sentidos aturullados por la presión mediática que sufre, ha perdido la capacidad de sentir la presencia de esos fenómenos que son pura energía a punto de condensarse en determinados momentos y lugares. Los Abandonados nos enseña que puede haber algo más fuerte que la determinación personal para encontrar nuestro propio destino, una suerte de marca de nacimiento que convertiría nuestra libertad personal en un sueño si se dan las circunstancias apropiadas.
Nacho Cerdá también se despacha a gusto con las escenas más truculentas como la salvaje muerte e impactante muerte del personaje de Karel Roden a manos de una piara de cerdos o la continua aparición de los doppelgängers de los personajes –con claras referencias fulcianas-, imagen de los pútridos fantasmas en lo que el destino truncado debería haber convertido las almas de los protagonistas. Quizás la parte de la película más floja sea la inconclusa e interesante escena del sótano, densa pero sin resolución.
Entre la elevada calidad del apartado técnico de Los Abandonados debemos destacar el gran trabajo realizado en la atmósfera y ambientación creada en la casa, así como el uso de efectos de sonido, totalmente acertados y omnipresentes en cada momento. Asimismo, en el aspecto costumbrista, los detalles de mobiliario y construcción de los edificios que aparecen en la película presentan una gran verosimilitud con la realidad del Este de Europa, guiño que el realizador no quiere ocultar y que juega a favor de la cinta al no perderse en geografías y localizaciones imprecisas como les sucede a otras producciones dela Fantastic Factory, productora del film.
Nacho Cerdá es un gran conocedor de los elementos del género y lo demuestra sobradamente desde el principio hasta el fin en Los Abandonados, pero también muy importante es el peso dramático que concede a la soledad, el olvido y la lejanía de las raíces familiares de los protagonistas, un desarraigo que produce desasosiego y tristeza desde el comienzo dela película. El entorno que rodea la casa y el uso del idioma búlgaro en parte del metraje ayudan al espectador a sumergirse en esa atmósfera fronteriza y lejana que los protagonistas cruzarán para adentrarse en el escenario propuesto por el Mal para ajustar cuentas pendientes.
Gran película, donde la baza de los ambientes alcanza niveles de bastante calidad….nos vemos totalmente sumergidos en la historia gracias a la hábil gestión de dichos ambientes. A mi entender película de culto para los aficionados al género.
La pena es que Cerdá no haya hecho más cine desde entonces, aunque ahora está preparando otra película basada en un comic.
Mira esta noticia: http://www.lacasadeloshorrores.com/2010/11/nacho-cerda-adaptara-el-comic-yo-soy.html