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Crítica de Thor, de Kennetch Branagh, con Chris Hemsworth

 

Título: Thor. Año: 2011. Duración: 110 min. País: Estados Unidos. Director: Kenneth Branagh. Guión: Mark Protosevich, J. Michael Straczynski, Don Payne, Zack Stentz, Ashley Miller (Personajes: Stan Lee, Jack Kirby). Música: Patrick Doyle. Fotografía: Haris Zambarloukos. Reparto: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tom Hiddleston, Anthony Hopkins, Stellan Skarsgård, Jaimie Alexander, Ray Stevenson, Idris Elba, Kat Dennings, Colm Feore, Clark Gregg, Josh Dallas, Tadanobu Asano, Rene Russo, Maximiliano Hernández, Jeremy Renner, Samuel L. Jackson, Dakota Goyo.

Lo mismo de siempre, otro tío vestido con un pijama repartiendo mamporros

Si Odín bajara de su retiro en Asgard podría ser que decidiese machacar el planeta hasta convertirlo en un desierto helado, o simplemente nos dejaría decidir nuestro destino como humanidad, que sería el de la autodestrucción medioambiental, así le ahorraríamos el trabajo. Tales lecturas se podrían sacar de la reacción de los dioses nórdicos a la última película de Kenneth Branagh. Y es que la mitología nórdica da tanto de sí que se podrían hacer varias miniseries para contar las sagas y poemas épicos que componen este corpus. Es en esos poemas, conocidos como los Eddas, donde se cuenta la historia del Dios omnipotente, Odín, y de las vicisitudes de sus vástagos, Thor y Loki, que entablan un suerte de relación cainita mientras se reparten el mundo y van sacudiendo mamporros a los secuaces de unos y otros, hasta el que llegue el Ragnarok, el tiempo del Armagedón nórdico. Sin duda una de las mitologías más fascinantes de Europa, que se ha mantenido viva hasta bien entrado el primer milenio de la era cristiana.

Eso era mucho pedir a los creadores del cómic Thor, Stan Lee y Jack Kirby, que deciden dar al personaje y a su universo un toque explícitamente scifi, obviando los elementos mitológicos que encumbran a Odín, Thor y Loki como auténticos dioses. Así, el comic de la Marvel presenta a estos personajes como seres de otro planeta que dirimen sus diferencias en la Tierra, adoptando diversas identidades.

Cuando corrió la noticia de que el irlandés Keneth Branagh se iba a hacer cargo de la adaptación del cómic, y circularon las primeras fotos sobre el rodaje, un rayo de esperanza iluminó el horizonte de esta producción, pues además se decía que Branagh iba a mezclar ciertos elementos de tragedia shakespeariana para dar más profundidad a la historia y a los personajes. Dichos elementos ya están presentes en los poemas épicos, con lo cual únicamente habría que trasladar al celuloide algunos detalles de la cosmogonía vikinga y mezclarlos con las premisas argumentales de las que parte el comic. Tras el visionado de Thor (2010) concluimos que nada de esto ha ocurrido.

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Tras el aterrizaje de Thor en la tierra, exiliado de Asgard, comienza una línea argumental que mezclará diálogos de una simpleza abrumadora, soluciones escénicas más que baratas –el minimalista pueblo de Nuevo México- y otro subargumento de conspiraciones gubernamentales personificadas en los agentes de S.H.I.E.L.D. cuya incompetencia les haría meritorios de una temporada en los servicios de inteligencia del frente de Afganistán. Paralelamente, la otra línea argumental se encuentra en el reino extraterrestre de Asgard, donde Loki se ha hecho con el poder y pretende mandar al mundo de los espíritus a su padre Odín –muestra nuevamente de la carnalización de estos dioses omnipotentes- con ayuda de los gigantes del hielo.

La insulsa historia de amor entre Thor (Chris Hemsworth) y Jane Foster (Natalie Portman), así como la insalvable actuación de Anthony Hopkins como Odín, amén de soluciones visuales que recuerdan más a una versión digital de Flash Gordon (Flash Gordon, 1980), nos hace terminar con una sensación de vacío intelectual, como si Thor fuera un producto apresuradamente realizado, y dirigido a un público muy concreto –mal llamado palomitero- que realmente ansía tragarse sin masticar todas las películas que produzcan los Marvel Studios, y más concretamente, lo que será el culmen y comienzo de la verdadera franquicia: Los Vengadores. De ahí el epílogo que sucede a los títulos de crédito de Thor como aviso de lo que está por llegar tras el estreno de Capitán America (Captain America, 2010), un film que, como mínimo recogerá a estos cuatro superhéroes: Iron Man, Hulk, Capitán America y Thor. Como las apuestas siguen abiertas igual hay que incluir a alguno más.

Concluyo esta crítica con una queja del abuelo cebolleta: que lejos quedan los tiempos del buen cine.

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4 COMENTARIOS

  1. Películas como esta hacen un flaco favor al cine puesto que, por ejemplo, quién va a ver transformers sabe que es un bodrio digerible a base de palomitas y coca cola pero quien espera una buena película y se da de bruces con Thor pierde la esperanza de poder ver cine de calidad mezclado con la ficción del comic……estás ahí Zack Snyder?……sal y dirige estas películas por favor.

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