Crítica de Un Lugar Tranquilo: Día 1, dirigida por Michael Sarnoski

Un Lugar Tranquilo: Día 1 (A Quiet Place: Day One). Año: 2024. País: Estados Unidos. Guion: Michael Sarnoski. Director: Michael Sarnoski. Reparto: Lupita Nyong’o; Joseph Quinn; Alex Wolff; Djimon Hounsou.

Un Lugar Tranquilo: Día 1 (A Quiet Place: day 1, 2024) se presenta como una precuela de la saga del mismo nombre. Pero desde el punto de vista del hilo conductor de la saga, esto no es para nada cierto. No es una precuela porque no explica nada sobre el origen los acontecimientos narrados en los filmes de 2018 y 2020; una condición sine qua non para pudiera ser considerada una precuela es que arroje luz sobre el porqué de lo que ocurrió en las películas precedentes. Este nuevo título funciona a modo de apéndice urbano de la saga donde se muestra otra cara de la temible invasión alienígena que logró enmudecer al mundo. Si las dos anteriores películas se ubicaron geográficamente en un entorno rural, el de un pueblo de mediano tamaño del interior de Estados Unidos, aquí viviremos la invasión en la mismísima ciudad de Nueva York, a orillas del océano.

El director de Un Lugar Tranquilo: Día 1 es Michael Sarnoski, conocido por el inclasificable drama-thriller Pig (2021), que ahora se lanza a una producción que nada tiene que ver con el minimalismo formal de aquella. Pero he aquí que los resultados son estupendos, consiguiendo una obra más sólida y eficaz que los otros títulos, y mucho mejor que la descafeinada secuela de 2020. Y es muy curioso que el guion de Un Lugar Tranquilo: Día 1 -firmado por el propio Michael Sarnoski-  tenga, en sus mimbres, un carácter social e inclusivo que parecería que en el proyecto hubiera estado involucrado el comprometido realizador Jordan Peele. La película, aparte de ser un sólido ejercicio de ciencia ficción y terror, reúne a su alrededor una serie de personajes -humanos y animales- que hacen de esta cinta una obra inclusiva; como muestra citaremos al personaje protagonista, el de una persona negra y con problemas psiquiátricos (Lupita Nyong’o) que tiene un gato como soporte emocional: integración racial, diversidad neuronal, feminismo y animalismo todo en uno. Es muy destacable lo bien que está incrustada la inclusividad en la historia.

Un Lugar Tranquilo: día 1

Y ahora vamos a la parte de la reseña que los aficionados están deseando leer porque Un Lugar Tranquilo: Día 1 es una película catastrofista que nos recuerda a otras cintas no muy lejanas en el tiempo como Independence Day (1996) o Invasión a la Tierra (2011) y otros tantos títulos en los que los extraterrestres se dedican a invadir y reducir a cenizas una gran ciudad -norteamericana- y a comerse, en algunos casos, a los ingenuos urbanitas que no disponen de los recursos para zafarse de sus garras. En este sentido, el arranque de la película nos sitúa en ese contexto inclusivo y social, pasando rápidamente a un escenario catastrofista de máxima destrucción y caos, en el que el excelente diseño de sonido juega un papel fundamental; el resto del metraje cuenta el periplo de los protagonistas por una desolada Gran Manzana en lo que es más un viaje interior que les reencuentra consigo mismos. Y es que esta tercera entrega es una película de terror pero también de personajes. Añadimos a la protagonista, Lupita Nyong’o, su contraparte, el interpretado por Joseph Quinn, un antihéroe del apocalipsis que tendrá que hacer frente a sus miedos para poder sobrevivir.

Los personajes, la ambientación y el diseño de sonido son los puntos fuertes de Un Lugar Tranquilo: Día 1, película en la que Michael Sarnoski tiene claro que no quiere perder el foco de lo que está contando, eligiendo crear su propia historia en lugar de fotocopiar el esquema y las posibilidades de sus predecesoras. Visto el resultado en pantalla y la ausencia de un final autoconclusivo, podemos augurar nuevas entregas en un futuro.

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