Póster de Summer of Sam, Nadie está a salvo de Sam, una película de Spike Lee

Crítica de Summer of Sam (Nadie está a salvo de Sam), una película de Spike Lee

Título: Summer of Sam (Nadie está a salvo de Sam). Duración: 136′. País: Estados Unidos. Dirección: Spike Lee. Guion: Spike Lee, Michael Imperioli, Victor Colicchio. Música: Terence Blanchard. Fotografía: Ellen Kuras. Reparto: John Leguizamo,  Adrien Brody, Mira Sorvino, Jennifer Esposito, Michael Rispoli, Saverio Guerra.


Summer of Sam llevó como título en España, Nadie está a salvo de Sam, una película que Spike Lee firma en 1999, Su nombre original es más adecuado y cercano a la historia que Spike Lee quiso contar, la de un verano, el de 1977, en el que los omnipresentes conflictos étnicos que aparecen en todas sus películas se mezclan con los crímenes de un asesino en serie conocido como el Hijo de Sam. Esta vez el foco está puesto sobre los problemas de convivencia entre las distintas comunidades norteamericanas que coexistían en el barrio del Bronx durante el año 1977, en el que también se produjo una brutal ola de calor en la ciudad y un apagón que sumió en el caos a gran parte de la metrópolis. El año 1977 también es el año en el que el asesino en serie David Barkowitz (interpretado por Michael Badalucco), más conocido como “El Asesino del Calibre .44” o “Hijo de Sam”, comete gran parte de sus brutales crímenes, recreados en Summer of Sam con un efectivo realismo. Pero aún hay más, Spike Lee también quiere realizar una modesta disección de la cultura popular urbana de la época, estableciendo esta fecha como un hito dentro del cambiante paradigma cultural de los EE.UU.: la música disco arrasa entre los veinteañeros y de la contracultura hippie de los años sesenta, desgastada y olvidada, poco queda ya, las inquietudes de los jóvenes se decantan a favor de movimientos más urbanos, sucios y  reivindicativos como el punk.

Summer of Sam utiliza a un nutrido grupo de personajes para mostrar las tensiones de un barrio en el que las vidas de los personajes parecen haberse estancado, el lugar de encuentro de algunos protagonistas se sitúa junto a un cartel con la inscripción dead end (callejón sin salida). Con el consentimiento del capo local (Ben Gazzara), una pandilla de jóvenes italoamericanos se dedica al menudeo de droga; entre ellos se encuentra el latino Vinny (John Leguizamo), casado con la italoamericana Dionna (Mira Sorvino), joven que apuesta por llevar una vida estable y familiar, en contraste con la existencia desenfrenada del pandillero Vinny. Como elemento de distorsión, el estrambótico Ritchie (Adrien Brody) reaparece en el vecindario reconvertido al punk-rock, una vía para escapar de la perniciosa dinámica del barrio, una actitud que sus amigos de infancia no se tomarán demasiado bien. En medio de todo, los crímenes del Hijo de Sam son aprovechados por el mafioso local para someter al barrio a un estado de sitio y poder afianzar su poder.

Summer of Sam (Nadie está a salvo de Sam), crítica de la película de Spike Lee

Spike Lee no renuncia a su estilo en Summer of Sam, a su colorida posmodernidad y su crudeza visual. Lo que de nuevo nos ofrece Summer of Sam, y que aporta a su filmografía es la introducción de un género tan dispar en su obra como es el de los serial killers, Spike Lee utiliza la historia del Hijo de Sam para ofrecer un contexto y un pretexto para su película. Hay una clara inspiración en títulos del american gothic urbano de finales de los setenta y principios de los ochenta, películas tan contundentes como El Estrangulador de Bostón (1968) -también una historia real basada en los asesinatos de Albert Henry DeSalvo- y en títulos más cercanos al terror como The Toolbox Murders (1978) o Maniac (1980). Spike Lee hace un tratamiento del paisaje urbano que tiene una mezcla entre los títulos apuntados y su forma de planificar y fotografiar los espacios. El buen resultado de Summer of Sam como título de género es indiscutible: si tuviéramos que señalar a la herencia cinematográfica de Summer of Sam para el cine de género pensaríamos acertadamente en la película de David Fincher, Zodiac (2007), como un título que se aprovecha de las virtudes de la cinta de Spike Lee y las lleva al terreno del police procedural o drama policial.

El género musical también está presente en Summer of Sam. Exultantes son los bailes que se marcan John Leguizamo y Mira Sorvino en las discotecas neoyorquinas de moda, igual de intensos son los números de striptease que protagoniza Adrien Brody en un local frecuentado por maduros homosexuales. Algunas canciones de la época son utilizadas en el montaje de los tiroteos del Hijo de Sam con un doble motivo; primero como signos identificativos, para ubicar la época y la cultura popular en la que se desarrollan los acontecimientos narrados en Summer of Sam, pero también como pinceladas de humor negro; el uso de los temas musicales sirve de contrapunto humorístico a los macabros y brutales asesinatos del Hijo de Sam, mostrador por Spike Lee con especial crudeza.

David Barkowitz, alias el Hijo de Sam, usaba un revolver calibre .44 modelo Bulldog. Con él mató a seis personas e hirió a otras nueve durante los veranos de 1976 a 1977. Como asesino en serie de manual y con pretensiones mediáticas, escribía notas a la policía haciéndose culpable de los crímenes y anunciando nuevas muertes. Tras su arresto afirmó, en primer lugar, que era el perro de su vecino Sam el que le ordenaba matar, poseído el animal por un demonio llamado Harvey, pero más tarde matizó su declaración diciendo que él solamente había cometido la mitad de los asesinatos, mientras que la otra mitad fue obra de una secta satánica a la que él mismo pertenecía. Finalmente, David Barkowitz fue condenado a seis cadenas perpetuas.

Summer of Sam (Nadie está a salvo de Sam), crítica de la película de Spike Lee

Spike Lee utiliza a David Barkowitz y su perfil de serial killer (americano blanco y heterosexual) como chivo expiatorio para lanzar sus dardos contra el clase dominante blanca y adjudicarla, nuevamente, el papel de represora de las minorías raciales. El cine de Spike Lee tiene una gran carga política y reivindicativa, y a pesar de que Summer of Sam contiene una línea argumental de cine de género, es un vehículo que ha servido a su director como un nuevo panfleto propagandístico, pero a diferencia de otras obras de su filmografía -anteriores y que estaban por venir, como, por ejemplo Milagro en Sta. Ana (2008)– su importancia como película adscrita al género policíaco ha trascendido las limitaciones que el propio realizador se impuso entonces. Hoy en día podemos disfrutar Summer of Sam como un notable thriller de contexto y fondo intercambiable: o bien nos quedamos con la propuesta original de Summer of Sam, es decir, una historia de tensiones raciales con los asesinatos del Hijo de Sam como telón de fondo, o bien la tomamos como una película de serial killers de paisaje urbano, en el que los protagonistas se ven inmersos en los prejuicios que les adjudican las etnias a las que pertenecen mientras el Hijo de Sam se afana en su sangriento conteo de víctimas.

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