robin williams

Robin Williams, te echamos de menos

Desde las colinas de Hollywood la insoportable levedad del ser de la que hablaba Milan Kundera debe verse de una manera muy distinta; entre el lujo y la ostentación de las estrellas de los grandes estudios hollywoodienses, que ganan millones un día y al otro se ahogan en un vaso de agua porque el público les da la espalda, los ciudadanos de a pie nos vemos un poco perdidos y no comprendemos cosas como las que le han pasado a Robin Williams. En ocasiones el lucrativo star lyfestyle se cobra su deuda de una manera bastante cruel. Han sido muchos los que, deprimidos por su caída de popularidad o por los problemas financieros que les acarrea ganar sólo diez o veinte millones de dólares al año han elegido quitarse de en medio en medio de una vida llena de alcohol y barbitúricos. Robin Williams ha sido el último de las estrellas del firmamento hollywoodiense en unirse a esa vorágine autodestructiva. Muchos puntos oscuros hay en su muerte, no ya su causa física, por ahogamiento con su propio cinturón, escabrosa y macabra donde las haya, sino las causas que llevaron al actor a claudicar ante un sistema que le había otorgado tantísimas satisfacciones artísticas, personales y económicas. Es difícil dejar a un lado este hecho que ha marcado el punto y final de la vida de un actor que no estaba atravesando su mejor momento: su serie de la CBS cancelada,  numerosos proyectos cinematográficos en dique seco, su popularidad bajo mínimos y graves problemas de salud desde su operación de corazón; no obstante, estas circunstancias no ensombrecen un ápice lo que ha sido una de las carreras más brillantes dentro del cine comercial de las últimas dos décadas. Robin Williams era clown y joker al mismo tiempo, un actor ambivalente que dirimió sus papeles en una dicotomía de claroscuros en los que predominaron los roles amables frente a la interpretación de transuntos de personajes oscuros.

Robin Williams en la película mas alla de los sueños

Robin Williams fue un actor que representó a aquel americano medio con poco pensamiento crítico hacia su establisment, más dedicado a disfrutar de la vida, de la familia y del humor. Su faceta como comediante fue la más reconocida de su carrera y es a ella a la que, en mayor medida, debemos largas sesiones de enternecedoras sonrisas en las butacas de nuestros cines. Este prohombre de la comedia ligera americana se atrevió con todas las variantes de la comedia habidas y por haber: Good Morning Vietnam (1987) fue la película que puso a Williams más cerca de aquel pensamiento crítico, siempre en clave de humor y dirigida por su amigo Barry Levinson, con quién luego trabajaría en un arriesgado e incomprendido título, Toys (1992), una comedia de tintes surrealistas en la que Robin Williams demostró que podía salirse de los estrictos cánones que marcaba el cine familiar del momento, éste, subgénero estrella en las carteleras de todo el mundo y para el que fue reclamado en varias ocasiones por el realizador Chris Columbus, el por entonces rey de la comedia familiar; La Señora Dubtfire (1993) no sólo coincidió en uno de los periodos más artísticamente prolíficos de Robin Williams, también le permitió sacar a la luz un registro, el del transformismo, que le granjeó el aplauso de la crítica. Pero el culmen de su carrera como actor de comedia lo conoció con La Jaula de Grillos (1996), en la que compartía el estrellato con otro de los grandes actores de comedia contemporáneos, Nathan Lane; el enredo vodevilesco de esta película revienta definitivamente la taquilla mundial y marca la cima de su carrera en la comedia norteamericana. Más tarde Williams fue protagonista de otras comedias como el exploit Flubber y el profesor chiflado (1997), la amarga Patch Adams (1998) o la crepuscular comedia de ciencia ficción familiar El Hombre Bicentenario (1999).

Robin Williams en Good Morning Vietnam

La llegada del nuevo siglo trajo un cambio importante en la carrera de Robin Williams. Si el actor se dio a conocer al mundo entero por Popeye (1980) o la comercial y vacua Sufridos Ciudadanos (1983), realizó un giro en su carrera que poco a poco le alejaría de la comedia y le acercaría a terrenos más dramáticos. Robin Williams no era nuevo en el drama. Otro de sus éxitos más sonados, aparte de por su ajustada interpretación, por el elenco de actores que le rodearon y por el prestigio de su director, Peter Weir, fue El Club de los Poetas Muertos (1989), un trabajo con el que consiguió atraer hacia él una justificada fama de actor dramático que rentabilizaría casi diez años después obteniendo un Óscar por El Indomable Will Hunting (1997). Esta etapa de su carrera fue poco apreciada por el público, acostumbrado como estaba a verle interpretando otro tipo de registros, aunque Williams no abandonó definitivamente la comedia; películas dramáticas como Delitos Menores (2004) o la muy interesante Noel (2004) significaron importantes varapalos para un actor que debía encontrar con urgencia su lugar en la industria y recuperar a su público, de ahí que se aviniese a intervenir en las segunda y tercera entregas de Noche en el Museo (2009 y 2014), donde repite el papel del presidente norteamericano Theodore Rooselvelt que ya interpretó en la primera Noche en el Museo (2006).

Insomnio con Robin Williams

No debemos llegar al luctuoso fin de su carrera, en la que se ha limitado a aparecer como actor de reparto en producciones independientes como El Mayordomo (2013) o La Mirada del Amor (2013), para encontrar a un nuevo y desconocido Robin Williams. El actor de Chicago  también tenía una cara oculta, envuelta en sombras. Su semblante eternamente sonriente y sus facciones panaderas ocultaban a un actor doliente, un intérprete que era capaz de provocarnos risas y ternura pero también de asustarnos y ser el protagonista de nuestras pesadillas. En este contexto podemos reunir un buen puñado de títulos que muestran al Robin Williams más atormentado y oscuro poniendo a la cabeza de la lista la extraordinario Retratos de una Obsesión (2002), dirigida por el preciosista Mark Romanek y  cuyo título original, One Hour Photo, fue cambiado por la distribuidora española por el temor a que el público no entendiese qué hacía Robin Williams en una cinta tan siniestra. Ésta película de corte gótico donde la naturaleza del páramo romántico se sustituye por la jungla suburbial norteamericana, llena de secretos inconfesables, ha sido una de las mejores películas del actor y, como vaticinó su distribuidora, uno de sus fracasos más estrepitosos. Afortunadamente, doce años después es un título de culto reconocido por los aficionados al género. Otros tres notables acercamientos de Robin Williams al cine de misterio –no serían los únicos- fueron Más Allá de los Sueños (1998), la densa y efectiva adaptación del clásico de Joseph Conrad, El Agente Secreto (1996), y la hoy olvidada cinta de Terry Gilliam, El Rey Pescador (1992).

Retratos de una obsesión, con Robin Williams

El repaso a la filmografía de un actor que hemos demostrado tan versátil y popular como lo era Robin Williams es apasionante, sobre todo por la cantidad de claroscuros que presenta su carrera, globalmente mediatizada por su faceta de comediante. Pero debemos advertir que Robin Williams era algo más que un actor de comedia, era un actor eminentemente dramático, que supo desarrollar multitud de papeles y dar dignidad a personajes tan difíciles como aquel Seymour Parrish de Retratos de una Obsesión; y quizás la impresión que nos quede tras su muerte es que Robin Williams tenía más de éste que del Peter Pan de Hook (1991), lo que es cierto es que el protagonista de Jack (1996) fue un niño con cara de adulto, una sonrisa que siempre aparecía en primer plano, un actor que con su entrega ha conseguido que le echemos de menos y que siempre tengamos un rato para repasar alguna de sus películas.

https://youtube.com/watch?v=9QTb6eg0btA

Filmografía de Robin Williams: filmaffinity

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