Halloween, los remake de Rob Zombie
La Noche de Halloween (Halloween, 1978) es un paradigma del slasher y del nuevo cine de terror norteamericano en las postrimerías de los años 80. Con el American Gothic agotado en ideas, el horror abandona los contornos rurales y se adentra progresivamente en los núcleos urbanos, comenzando por los núcleos suburbiales. Dirigida por John Carpenter tras la existosa Asalto a la Comisaría del Distrito 13 (Assault on Precint 13, 1976), el realizador no inventa el género slasher, pero logra cierta estilización estilización y se adapta a la sensibilidad de un público joven. A pesar de la importancia que La Noche de Halloween tuvo en el repunte de la industria del cine de horror en un plano popular, tanto el título dirigido por John Carpenter como sus posteriores secuelas (hasta siete) están gravemente sobrevaloradas por la crítica y los aficionados. Si, La Noche de Halloween, a pesar de ser tediosa y aburrida, tiene un alma de buen cineasta en su interior, las siguientes entregas no hacen sino explotar de forma torpe una idea que, de partida, ya es fallida. Sin detenernos en enumerar los numerosos problemas de estilo, argumento y forma, que plantean los ocho títulos de Halloween, nos encontramos ante una de las sagas más irregulares del cine de terror, aún más irregular que la interminable franquicia de Pesadilla en Elm Street, que también explota el terror suburbial en los contornos de un slasher de tintes sobrenaturales.
Pese a las críticas vertidas sobre las dos películas -remakes- que Rob Zombie realiza de la saga Halloween, la superioridad de la visión del cineasta y músico sobre las insulsas propuestas, que arrancaron con la cinta de Carpenter, son más que evidentes, pese a quien le pese. La cerrazón de muchos aficionados en no reconocer dicha superioridad solo es atribuible a una falta de reconocimiento de los méritos artísticos de Rob Zombie, en pos de la absurda perpetuación de una mitomanía que debería rendirse ante la evidencia: Halloween El Origen (Halloween, 2007) y Halloween 2 (H2, 2009) poseen una fuerza visual excepcional, y un enfoque argumental que, sin desligarse del argumento creado por John Carpenter y Debra Hill, enriquece, de forma necesaria, la historia de Mike Myers y del resto de los personajes de la franquicia.
No es común ver en la pantalla una contundencia tan brutal como la que muestra Rob Zombie en sus dos entregas de Halloween, una mirada tan incisiva a un clásico del terror y un desprejuicio en la narración visual. Sin preámbulo alguno, el remake de La Noche de Halloween encargado a Rob Zombie por la productora Dimension Films (propiedad de los hermanos Weinstein) nos muestra, de entrada, la sórdida realidad en la que vive el pequeño Mike Myers. Su familia disfuncional habita una casa en un suburbio white trash, su madre (Sheri Moon Zombie) se gana la vida como stripper y su padrastro (William Forsythe) es un hombre despreciable al que le gusta humillar al incipiente psycho y al resto de su familia. Factores intrínsecos y extrínsecos crean al monstruo que es Mike Myers, su metamorfosis en aquel salvaje asesino podría haberse evitado de haber crecido en el seno de una familia acomodada, y haber recibido el cariño y la educación necesarios. Rob Zombie elimina esa posibilidad: el ambiente donde crece Mike Myers es tan violento que se muestra como el caldo de cultivo propicio para comenzar una sangrienta carrera criminal, primera diferencia importante con respecto a la película original de John Carpenter; no sería la única, sobre todo en el aspecto formal. John Carpenter no ofrece apenas pinceladas sobre el origen sociopático y misántropo de Mike Myers. Sería en la tercera entrega de la saga, Halloween III El día de la Bruja (Halloween III Season of the Witch, 1983) en la que se apuntaría a un incierto origen -¿conspirativo?¿extraterrestre?- de la locura de Mike Myers, película ésta que es un claro ejemplo de la escasa inventiva de los creadores y continuadores de la saga. El Halloween de Rob Zombie ha molestado a casi todo el mundo,por ser una película hiperviolenta y atreverse a crear un telón de fondo para el personaje de Mike Myers, ungiéndole con un óleo de humanidad que el personaje de John Carpenter apenas tenía. Partiendo del hecho de que Mike Myers es, en parte, un «producto del sistema», Rob Zombie crea un esqueleto narrativo donde la figura del asesino y su entorno tienen un peso específico mucho mayor que en su versión matriz.
La diferencia entre ambas películas, 1978 y 2008, es abismal. A pesar de que han trascurrido ya treinta años entre la producción de ambas cintas, y a que hay escenas que Rob Zombie reproduce con milimétrica precisión; la diferencia de tono entre una y otra es radicalmente diferente. La Noche de Halloween fue rodada en un contexto de cine de bajo presupuesto, con un interés en la experimentación con algunos clichés del cine slasher: ahora el asesino cruel y deshumanizado no vive en el campo esperando a que una furgoneta de urbanitas se pare en su gasolinera para hacerles pedazos, éste asesino ha crecido en una acomodada small town -Haddonfield- y va a volver para convertir nuestros hogares en un infierno durante la noche de Halloween. Bajo esta premisa, Halloween El Origen encaja en el estilo visual de su director y en la contemporaneidad del cine actual: el tono siniestro en su fotografía, el exceso hemoglobínico que se agradece -algo que se echa muy en falta en la película de Carpenter- y un decidido grafismo en las escenas de acción.
Rob Zombie consigue una película brutal e incisiva en la que Mike Myers es el principal protagonista, prestando toda la atención al desarrollo de la psicología del personaje. Vemos y oímos los espantosos chillidos de la final girl (Laurie Stroud, Scout Taylor Compton) en planos cortos durante los últimos instantes de la película; este personaje también es una parte fundamental de la trama mediante un acertado inserto en el primer acto del guión, Laurie es la hermana de Mike Myers -extremo que se apunta como remota posibilidad en la continuación de la película de John Carpenter-. El Dr. Loomis, ahora es interpretado por Malcolm MacDowell, en sustitución del desaparecido Donald Pleasence. Éste es un médico que ha decidido medrar a costa del caso Myers, y su voluntariedad no tendrá un fondo tan filántropo como el que tenía el personaje de Donald Pleasence, bemol que es explotado de manera más sonora en su secuela, Halloween 2 (H2,2009).
En Halloween El Origen, Rob Zombie respeta el tema central de la banda sonora compuesta por el propio John Carpenter, al que se unen los temas del compositor Tyler Bates. Esta mezcla da lugar a sonoridades que quieren provocar angustia al espectador, ser capaz de transmitir la tensión que los personajes están viviendo en la pantalla. No obstante, preguntado a John Carpenter acerca de su satisfacción con Halloween El Origen, éste comentaba su disgusto acerca de como Rob Zombie había eliminado todo misticismo en el personaje de Mike Myers, explicando demasiado sobre su génesis. Quizás el veterano director debería reconocer que la versión de Rob Zombie es lo suficientemente rica como para alimentar a la saga con nuevos nutrientes, elementos que estaban fuera de la original y que vienen a engrandecer a una franquicia que, reconozcámoslo, tras su segundo capítulo (Halloween 2, 1981) se encontraba completamente agotada.
Halloween 2 de Rob Zombie comienza en el mismo momento en el que finaliza la primera parte, la policía y los forenses llegan a la casa donde se ha producido la brutal masacre y rescatan a los supervivientes. A Mike Myers, supuestamente muerto, le introducen en el furgón del forense. Durante el transporte al depósito de cadáveres la ambulancia choca contra una vaca (sic). Tras rematar a los conductores -uno de ellos es Richard Brake, protagonista de la futura obra de Rob Zombie, 31 (2016)– Mike Myers deberá emprender el camino a casa. Su milagrosa recuperación apunta a una naturaleza asesina que le ha convertido en un ente demoníaco, así, Mike Myers en el Halloween 2 de Rob Zombie, ya dispone de ese atributo mítico y sobrehumano que tanto echaba de menos John Carpenter.
La segunda parte de la cinta de John Carpenter, y que únicamente cuenta con él en las labores de producción, Halloween 2 Sanguinario (Halloween II, 1980), es una exasperante y aburrida continuación de su predecesora. Mike Myers sigue deambulando por los suburbios de Haddonfield masacrando a sus habitantes y buscando a Laurie (Jamie Lee Curtis), final girl de la primera entrega. Patética y lenta, sin un hálito de maestría cinematográfica, es reconvertida por Rob Zombie en un potente slasher, donde el factor psicológico será el motor principal de la historia. Halloween 2 tiene, en su guión, un componente psicológico fundamental para el desarrollo de la historia e interesante para el espectador, que se verá sorprendido en como en una película tan dura y violenta -la más extrema que ha realizado hasta ahora Rob Zombie- también se pueden conjugar elementos de índole psicoanalítica. Guiado por su madre muerta (Sheri Moon Zombie), que se le aparece junto a un caballo blanco y una representación del pequeño Myers, Mike Myers adulto es encargado por ella de reconstruir el núcleo familiar, yendo en busca de su hermana. A partir de ese momento, comenzará un periplo en el que se ensañará sobremanera con todo el que se interponga en su camino. Su hermana, mientras tanto, ha vivido plenamente integrada en la sociedad con una familia adoptiva, que fue masacrada en al anterior entrega. Pero Laurie, ahora bajo el cobijo del sheriff Lee Brackett descubre ser la hermana de Mike Myers. En lo que respecta al Dr. Loomis, éste ha apostado por hacerse rico con un best-seller en el que cuenta la historia de Myers
Rob Zombie hace gala de una gran desinhibición y creatividad para retratar con crudeza las escenas de asesinatos. Desde el sueño de Laurie en el hospital y posterior huída bajo la noche lluviosa, el ataque a los hillbillies o la masacre en el club nocturno. Pero el realizador no solo está interesado en mostrarnos un despliegue de efectos de maquillaje de implacable realismo, también realiza otro retrato psicológico, el de las víctimas. Todos los personajes de la película, igual que en su predecesora, aparecen caracterizados con detalle, aún por corto que sea el fragmento de metraje en el que intervengan.
El final de la película muestra cierta confusión y está deliberadamente recargado, con un montaje mareante que mezcla un gran número de planos para mostrarnos el mismo acontecimiento –el montaje de Halloween 2, en general, es enrevesado y barroco-. Este final, y el cariz extremadamente violento que estaba tomando la saga, descontentó a Dimension Films, que retiró la confianza a Rob Zombie para realizar otro Halloween, una tercera entrega que ahora navega a la deriva. Es lamentable que las críticas a Rob Zombie y a su trabajo acaben con una franquicia que ha adquirido una personalidad propia, tan marcadamente de autor.