Crítica de Monkey Man, dirigida y protagonizada por Dev Patel
Monkey Man. País: Estados Unidos. Dirección: Dev Patel. Música: Volker Bertelmann. Fotografía: Sharone Meir. Productor: Jordan Peele. Reparto: Dev Patel, Sharlto Copley, Pitobash, Vipin Sharma, Sikander Kher.
La saga John Wick (de momento hay cuatro películas y se está preparando un spin off) ha sido un antes y un después dentro del anquilosado cine de acción norteamericano, varado entre los cánones clásicos a lo Michael Bay y la interminable imitación de las coreografías y espectacularidad del actioner asiático, sobre todo el hongkonés. A pesar de que la saga protagonizada por Keanu Reeves y dirigida por Chad Stahelski no es ajena a la mencionada injerencia oriental, invitando a estrellas del cine de acción asiático a participar o creando coreografías basadas en artes marciales, es cierto que destila un carácter propio, volcando el peso de la acción en un personaje tan torturado como implacable, John Wick.
Monkey Man está dirigida por Dev Patel, un actor que se dio a la fama mundial con el filme de Danny Boyle, Slumdog Millionaire (2008). Desde entonces, la carrera del joven actor no ha dejado de cosechar éxitos, aunque normalmente discretos. Monkey Man es un salto de gigante en su currículum al asumir la doble labor de director y protagonista. Entre los productores nos encontramos a Jordan Peele, hombre de cine curtido en el cine fantástico con compromiso social que cuenta con varios títulos cada cual más destacable y la producción de la excelente continuación de la saga Candyman. El tándem director/protagonista y productor de Monkey Man ha dado como resultado una película de acción exótica, con una excelente atmósfera y además vestida con una denuncia social que se aleja del nihilismo que pueblan las producciones de acción estadounidenses, como la ya citada saga de John Wick.
La preparación de Dev Patel para protagonizar Monkey Man no debió ser cuestión baladí, a tenor de los resultados obtenidos en pantalla. El actor indio exhibe una forma física magnífica y un dominio de la acción cuerpo a cuerpo admirables. Paralelamente, Dev Patel tiene la responsabilidad de encarnar a un héroe de clase humilde, cuyo recorrido estará marcado por la caída en los infiernos y el renacer iniciático. La historia de Monkey Man se construye siguiendo el esquema de relato arquetípico del viaje del héroe, y para ello se basa en la rica mitología hindú y en uno de sus mitos, el héroe/destructor Hombre Mono (Monkey Man). Este aspecto resulta ser una diferencia fundamental frente al héroe nihilista o torturado del cine de acción norteamericano, que normalmente -aunque no sea así en el caso de John Wick- se mueve por sus bajas pasiones -normalmente santificadas y justificadas por el sistema capitalista- en lugar de buscar en su interior su lugar en el universo y la razón última de sus acciones.
Monkey Man está rodada en la India, en escenarios puramente genuinos que dotan a la película de una estupenda ambientación y atmósfera, ya sea en los arrabales de la ciudad o en los exclusivos clubes de las clases ricas indias, embadurnadas de rupias, políticos corruptos y cocaína. Para sorpresa del espectador, y tras dos primeros actos en los que la historia no va más allá de un argumento de venganza imposible, aparecerán algunos elementos distópicos que situarán al protagonista en la vía de ese viaje del héroe, y es que los verdaderos enemigos de una persona no son aquellos que nos hacen daño con su ignorancia o su codicia sino los que interfieren en nuestro devenir de manera vital, aun desde las sombras. Antaño fue la generación de escritores tan célebres como George Lucas, Coppola, Spielberg o John Milius usaban este metacontenido para dar un fondo trascendente a sus guiones, hoy en día su desuso es más que evidente.
En lo que respecta a las escenas de acción, Monkey Man tiene el defecto de recuperar -al menos en parte- lo que fue una mala praxis del cine de acción de los noventa; la cámara se acerca tanto al cuerpo a cuerpo que en muchas ocasiones nos cuesta saber qué vemos. El cine de acción más contemporáneo había abandonado la cámara cercana en favor de escenas más panorámicas donde el espectador pudiera recrearse con las coreografías y los tiroteos corales. En Monkey Man, esta circunstancia juega en contra de la espectacularidad y el disfrute de la película; no es una cuestión menor pero tampoco desmerece el resto del trabajo realizado por Dev Patel.
Quizás, en Monkey Man, nos encontramos ante un exploit de John Wick, una mezcla entre una película de acción desbordante con héroe torturado y solitario, y el relato iniciático y de encuentro del héroe consigo mismo que se rige por el flexible esquema del viaje del héroe. Todo ello es más que disfrutable para los muy cafeteros del cine de acción; para el resto quizás encuentren excesiva la cantidad de golpes, disparos y situaciones, quizás eso deje claro que con Monkey Man nos encontramos ante una de las películas de acción autorales del año, con un sabor muy exótico y claramente dirigida a quienes esperar a John Wick 5 se les pueda hacer insoportable. Como aliciente, ver cualquier película que cuente con Sharlto Copley y su bis cómica es un auténtico placer, atentos a su papelón en Monkey Man.