Crítica: Late Phases, una película de Adrián García Bogliano
Título: Late Phases. Duración: 95 min. País: Estados Unidos. Director: Adrián García Bogliano. Guión: Eric Stolze. Música: Wojciech Golczewski. Fotografía: Ernesto Herrera. Reparto: Ethan Embry, Tina Louise, Erin Cummings, Tom Noonan, Lance Guest, Al Sapienza, Nick Damici, Karen Lynn Gorney, Larry Fessenden, Rutanya Alda, Caitlin O’Heaney, Laurent Rejto, Karron Graves, Charles Techman, Pun Bandhu, Kareem Savinon, Haythem Noor, Bernardo Cubria, Raina, Carlos Lopez.
Poco vista lamentablemente, en nuestro país, Late Phases (2014) ha sido la primera incursión del argentino Adrián García Bogliano en la industria norteamericana. Éste realizador, prolífico en el género donde los haya, se ha rodeado de un equipo de notable profesionalidad y tirón comercial para llevar a cabo una historia de licantropía en la que disecciona algunos de los continuos de la sociedad norteamericana. Protagonizada por Nick Damici –aquel duro cazador de vampiros de Stake Land (2010)– como un invidente veterano de Vietnam que se traslada a una zona residencial de un tranquilo pueblo, Late Phases se desenvuelve como un producto modesto y artesanal pero al que no hay que restarle por ello ápices de espectacularidad y buenos momentos de horror.
Viendo Late Phases nos viene a la cabeza aquella comunidad licántropa de Aullidos (Joe Dante, 1981), si bien aquí en apariencia, la comunidad licántropa no es tal, sino un contexto de puritanismo y tensa calma presidido por la figura de un predicador encarnado por el también ya clásico actor del género Tom Noonan -La Casa del Diablo, 2008 o Robocop 2 (1990)-. El ambiente cordial de la urbanización donde el invidente Ambrose va a vivir sus últimos días en soledad, abandonado por sus hijos, es el territorio de caza de una bestia licántropa que turbará de forma sangrienta la placentera vida de sus sexagenarios habitantes. El horror aparece en el primer tercio de la película para situarnos en las coordenadas fantásticas en las que discurrirá el resto de la cinta, haciendo uso de los tópicos licántropos como la luna llena, las balas de plata o la transmisión de la maldición a los supervivientes de los ataques. Ambrose plantará cara a la bestia en su last stand, abandonado por su familia y asesinado su único amigo, el perro guía Shadow.
Pero aún más notable es el parecido de Late Phases con la novela de Stephen King, Miedo Azul (1985), adaptada con poca fortuna por el televisivo Daniel Attias. En el libro de Stephen King un niño paralítico se enfrenta a un vecino licántropo que estaba sembrando la muerte y el caos en su pequeña población. Trocando a aquel joven tullido por nuestro veterano de Vietnam ciego y manteniendo los escenarios cotidianos del Medio Oeste norteamericano a los que nos tiene acostumbrados Stephen King, Late Phases podría considerarse un remake inconfeso de Miedo Azul, aunque los resultados, sin ceñirse a la letra de la novela, son infinitamente mejores.
Dentro de lo modesto del presupuesto que maneja la película –está producida por la Dark Sky Films, que no se caracteriza por fabricar productos precisamente caros- Adrián García Bogliano defiende su obra a capa y espada, dotándola de una profundidad muy ausente en las sanguinolentas producciones actuales de serie B. Si podemos destacar la interpretación severa y épica de Nick Damici, la fotografía crepuscular de Ernesto Herrera y de la música fantastique del polaco Wojciech Golczewski, también se han mencionar aparte los efectos de maquillaje –creados por el estudio de Robert Kurtzman-, modestos pero adecuados, que dotan a los licántropos de rasgos combinados de brutalidad y humanidad. Quizás la transformación del licántropo no sea de lo más efectiva pero dentro del contexto de producción del filme sí funciona, aunque está claro que vistas ya metamorfosis tan notables como Hombre Lobo Americano en Londres (1981, John Landis) o En Compañía de Lobos (1984, Neil Jordan), la propuesta de Late Phases se nos antoje bastante naïf.
El veterano Ambrose espera un mes después del primer ataque de la bestia licántropa a que ésta aparezca, y mientras tanto va preparando trampas y cartuchos de plata para combatirla. Las escenas de acción tienen una notable planificación espacial, y aunque a veces podamos acusar a estas piezas de perezosas también se ha de valorar la circunstancia de que Nick Damici está interpretando a una persona ciega, extremo que ralentiza la resolución de las escenas más dinámicas, acostumbrados como estamos a momentos de destacada brutalidad en cualquier monster movie actual. Aún con cierta desesperación en algunos momentos por la lentitud con la que los personajes toman sus decisiones, como la huida del padre Roger, la película no da tregua al tedio y adquiere un ritmo constante lleno de sorpresas, alternando el tono entre comedia negra y slasher bestial.
Tras la interesante aunque algo escasa Ahí va el Diablo (2013), Adrián García Bogliano ya figura en la lista de directores de cine fantástico resueltos a dar el relevo generacional a los veteranos artesanos de los años 80 aún en activo. A pesar de su juventud ya atesora un buen puñado de títulos en su haber, una colaboración en el film colectivo ABCs of Death (2012) y Late Phases, la primera producción con capital norteamericano. El futuro parece ser prometedor para Adrián García Bogliano, y Late Phases demuestra la madurez de su talento. Bien por haber realizado una película tan honesta y efectiva, peor porque en este país y en el resto de Europa es prácticamente desconocida, quien quiera adquirir una copia de momento tendrá que comprar una copia norteamericana en blu ray, es lo que hay.