Ficha Artística
Año:2013
Duración: 91 min.
País: Estados Unidos.
Director: Adam Gierasch
Guión: Jace Anderson, Adam Gierasch.
Música Adam Barber
Fotografía: Scott Winig
Reparto: Callum Blue, Vinnie Jones, Ashlynn Yennie, Nicole LaLiberte, Jon Eyez, Charlotte Kirk., Cariella Smith, Jeanine Hill.
Nueva Orleans y sus demonios
La andadura del norteamericano Adam Gierasch por los fértiles campos del cine fantástico ya viene de lejos, ni más ni menos que la anterior obra a la que nos ocupa se llamó Fertile Ground, una historia de fantasmas poco convencional que obtuvo unos interesantes resultados a nivel de crítica y público. Antes de Fertile Ground, el remake de Night of the Demons y la pieza más sonada de toda su filmografía, Autopsy, completan la lista de títulos que encabeza cronológicamente Fractured (2013).
En Fractured, el cambio de registro de Gierasch escora a terrenos del cine noir, sin abandonar la premisa fantástica. Callum Blue, en lo que es su primer papel de protagonista en la gran pantalla, interpreta al enigmático Dylan White, un cocinero de Baton Rouge de vida anodina que comienza a tener pesadillas recurrentes en las que le acechan cuerpos de mujeres ensangrentados y deformes. Sin hallar una explicación a los misterios que su inconsciente le plantea, decide sumergirse en los bajos fondos de Nueva Orleans para buscar partes de su identidad que cree perdidas. Durante esa búsqueda se encontrará con personajes tan extraños como peligrosos: el brutal Quincy, encarnado por Vinnie Jones, y la ardiente Marlena (Nicole Liberty).
Gierasch ha realizado un buen trabajo de ambientación en el que conjuga los escenarios más típicos del género negro, tugurios de mala muerte, muelles, almacenes, trastiendas, con un aparataje estético abanderado por una fotografía de tonos azulados omnipresente, ideal para retratar ese aroma a cine negro que desprende Fractured, ambiente quizás inspirado por aquel incomprendido film de Phil Jeanou también ambientado en Nueva Orleans, Prisoners of Heaven. El acertado uso de los letreros de neón en mitad de las noches azuladas de Nueva Orleans apuntala ese clima envolvente y completa el marco estético en el que se desarrolla la historia fantástica de la película.
Vinnie Jones ya es un viejo conocido en el ámbito del cine de género, de hecho este camorrista reciclado a actor ya ha participado en un buen puñado de producciones fantásticas y de acción. Si hay un personaje que le ha consagrado para los aficionados fue el del carnicero Mohanan de Midnight Meat Train, notable adaptación del relato homónimo de Clive Barker. Parece que el guión de Fractured, coescrito por Gierasch y Jace Anderson, no ha querido desaprovechar la baza que el universo de Clive Barker brinda a la historia, no sólo por la presencia de Vinnie Jones, con un par de escenas sangrientas que nos recuerda a aquel papel de carnicero nocturno, también por el planteamiento de una narrativa a dos tiempos, la de la vida cotidiana de Dylan White y la que su inconsciente le va revelando a medida que las pesquisas en el submundo de Nueva Orleans van dando resultados.
Al final, Fractured, una película de identidades perdidas y conciencias aplastadas bajo el peso del pecado -argumento típicamente «barkiano»- tiene una parábola dedicada al público: cierto articulista de literatura fantástico comentó una vez que el cuerpo humano era el último campo de batalla de la posmodernidad, indicando la profunda desafección que nuestra cultura tiene ante la violencia en nuestro día a día -sobre todo la que es suministrada por los medios de comunicación-; cuando el espectador llegue al final de la película deberá cuestionarse si la conclusión ofrecida al personaje es lícita o no. Será una cuestión de moral para algunos, pero de conciencia para todos.