crítica ex drummer

Crítica: Ex Drummer, de Koen Mortier

Título: Ex Drummer. Año: 2007. Duración: 104’ País: Bélgica. Director: Koen Mortier. Koen Mortier (Novela: Herman Brusselmans). Música: Millionaire, Flip Kowlier, Arno, Guy Van Nueten. Fotografía: Glynn Speeckaert. Reparto: Dries Vanhegen, Norman Baert, Sam Louwyck, Gunter Lamoot, Tristan Versteven, Dolores bouckaert, Barbara Callewaert, François Baukelaers, Bernadette Damman, Jan Hammenecker, Wim Willaert, Sebastien Dewaele.

“SE PUEDE SER TOTALMENTE FELIZ Y TREMENDAMENTE DESGRACIADO AL MISMO TIEMPO» Dries

Tres minusválidos de los bajos fondos de una ciudad belga llaman al timbre de Dries (Dries Vanhegen), un afamado escritor, y le proponen formar un grupo de punk “The Feminists”. Dries vive cómodamente en un piso de diseño con su guapa novia, con la cual da rienda suelta a su megalomanía literaria y sexual. Los cuatro minusválidos son Koen (Norman Baert), un skinhead, agresor sexual que vive literalmente boca abajo en su casa; es el cantante del grupo. Jan (Gunter Lamoot) es un homosexual toca el bajo a pesar de que tiene parálisis en un brazo; dicha parálisis vino motivada por una salvaje experiencia onanista. Iván (Sam Louwyck) está sordo y es el guitarrista; tiene una mujer  también drogodependiente y una hija pequeña que vive casi en el abandono. A Dries se le ofrece el puesto de batería del grupo, aunque no sabe tocar la batería. crítica ex drummer

Una de las propuestas más underground de los últimos años ha sido la opera prima de Koen Mortier, Ex drummer (2007), que ya tiene lista para estrenar su nueva cinta, 22 Mei (2011). Podríamos aplicar por similitud cierta lógica fílmica con la obra de Gaspar Noé, aunque el realizador argentino tiene ya tres títulos y a Mortier habrá que verle venir. Lo que es indudable es que esta película no pasa desapercibida, tanto en su forma con el fondo nihilista y underground que refleja; un mundo paralelo al acomodaticio way of life que nos vende el sistema al que dedicamos mansamente nuestro tiempo de trabajo y de ocio. En Ex drummer, el under-the-ground en el que nos adentramos es el otro lado del espejo de esa clase media en la que vivimos. Se hace apología de la estupidez, de la marginalidad sexual, de la amoralidad, de la descomposición personal, del nihilismo, y si me apuran hasta de la mediocridad. Todos estos atributos están personificados en una serie de personajes que viven en casas casi derruidas, entre su propia basura, sin ropa de marca y con el desapego suficiente a nuestro sistema consumista que realmente les convierte en marginados, en baluartes –sin saberlo- de una expresión cultural realmente marginal y apartada, que carece de cortapisas a la hora de realizar su manifestación –inconsciente en muchos casos-, ya sea mediante la violencia, el sexo o la música.

crítica ex drummer

El hiperrealismo que Mortier imprime a Ex Drummer está presente en todos los momentos y se hace más relevante en escenas particulares como la violación splatter de Christine por parte de Big Dick, un hombre con un pene descomunal, cuya potencia ha probado previamente un frágil, ingenuo y sodomizado chapero simpatizante de The Feminists. El final de la película cuenta con dos momentos decisivos en los que el hardcore sobresale con especial sanguinolencia: el tumultuoso concurso musical, exposición de bandas a cual más radical y bizarra que termina en una monumental bronca de extraordinaria violencia. Otra gran momento del film es la matanza final que protagoniza el padre de Jan: tras años atado a una cama, el día de su liberación se viste su flamante uniforme militar y masacra a tiro limpio a casi todos los componentes del grupo; su hijo, escondido bajo un coche, no recibe un balazo, sólo el calificativo de ¡fracasado! Es en esta escena donde el guión bucea en el origen de la patología de cada uno de los personajes mientras suena el tema Moving Ground, del grupo Blutch; una escena apoteósica. crítica ex drummer

Comedia negra, película sobra disfuncionalidad, racista, misántropa, alternativa, bestia, hardcore, irreverente, políticamente peligrosa -más que incorrecta-, apologeta de la violencia, del sexo desviado y de la estética feísta. En Ex Drummer podemos encontrar muchas similitudes con la película de Danny Boyle, Trainspotting (1996), con la que comparte también un origen literario underground, pero Ex Drummer da muchos pasos hacia delante. Es complicado condensar la cantidad de tabúes que los personajes de la película pueden llegar a romper sin sentir el más mínimo sentimiento de culpabilidad. En ese sentido Trainspotting es una película redentora pero Ex Drummer no. Aquí se traspasan líneas que la película británica no se atreve a cruzar, por eso la producción belga puede no ser apta para su proyección en salas comerciales comunes, ya que explora espacios de creatividad que otras películas con actitud similar no se atreven.

Tras un debut tan explosivo tan Ex Drummer, la evolución del cineasta belga puede ir hacia la autoría, al preciosismo, a la comercialidad o a la autocomplacencia. La respuesta la tendremos con su nueva película, una cinta que tendremos que buscar en los catálogos virtuales de las tiendas de Internet, porque quien quiera ver algo de Koen Mortier en una pantalla de cine comercial o la estantería de un video club español chocará con el lamentable muro del moralismo.

6 COMENTARIOS

  1. Joer, estas si que parecen bestias. La leche, menudo ramillete y yo haciendo cronicas liricas sobre las magnolias….. Tango de vida esta. Por cierto que es eso de pingback. Cuidate

  2. No te decepcionará, ya verás. Es como Trainspoting multiplicada por cinco!!! La que no he visto aún es la nueva, 22nd of May. Por el trailer parece algo más estilizado, ya veremos. Buen finde!!

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