Crítica: Election La Noche de las Bestias
Título: Election La Noche de las Bestias (The Purge: Election Year). Año: 2016. Duración: 105 min. País: Estados Unidos. Director: James DeMonaco. James DeMonaco. Música: Nathan Whitehead. Fotografía: Jacques Jouffret. Reparto: Elizabeth Mitchell, Frank Grillo, Mykelti Williamson, Edwin Hodge, Joseph Julian Soria, Kyle Secor, Betty Gabriel.
La nueva entrega de La Noche de las Bestias, o más correctamente The Purge (cuya traducción literal es «La Purga»), Election La Noche de las Bestias (Election: The Purge, 2015), nos lleva a al resbaladizo terreno de la distopía política. Las anteriores partes de la franquicia, que se promete como anual o, al menos, bianual, también nos ofrecían pinceladas -en el caso de La Noche de las Bestias (The Purge, 2013)– y lecturas más explícitas sobre el uso de los instrumentos del Estado para la realización de campañas masivas de ingeniería social; pero es ésta última la que se promete más involucrada en descubrir un fantasma, el del fascismo camuflado de redencionismo, de democracia salvífica, es Election La Noche de las Bestias la que clava la punta de su lanza en territorios que los norteamericanos hoyan a diario, y cuyo ideario es enseñado -con las distancias, consideraciones y matices propios de una sociedad salvajemente mercantilista- en las mejores escuelas de negocio de los USA y es exportado a todo el mundo merced a la globalización.
Tan tremendo arranque de esta reseña no debe inquietar al lector, Election La Noche de las Bestias es una película de ciencia ficción distópica que reúne elementos tan simpares como interesantes: un poco disimulado gusto por el torture porn, una epopeya digna de los héroes jenofontianos de The Warriors (1979), toques de posmodernidad smithsoniana, sets pieces de acción hemoglobínica y, cómo no, un héroe que en esta ocasión tiene más del Snake Plissken de 1997: Rescate en Nueva York (Escape from New York, 1981) que de su trasunto anterior, The Punisher. En conjunto, Election La Noche de las Bestias es una película de acción ambientada en un futuro cercano y distópico que no rehuye lecturas de actualidad y subtextos relacionados con las interioridades de la cultura norteamericana; a pesar de ello, es un filme muy entretenido, vibrante, y hasta interesante, si se conoce el resto de la saga, para el espectador español.
Repite el protagonista de Anarchy: La Noche de las Bestias, Frank Grillo en Election La Noche de las Bestias. El ex-sargento de la policía, modélico Castigador en la anterior entrega, en esta película se encarga (verbigracia) de la seguridad de la Senadora Charlie Roan (Elizabeth Mitchell), candidata presidencial y firme detractora de La Purga debido a que tuvo que presenciar como masacraban a su familia quince años antes en un noche de purga. Obviamente, los Nuevos Padres Fundadores de América no van a dejar que el país vire hacia el pacifismo y harán todo lo posible para que la senadora sea asesinada durante la noche de la purga, llegando incluso a revocar las únicas leyes que protegían a los altos funcionarios. En Election La Noche de las Bestias nos acercamos a los estamentos más elevados de la sociedad política norteamericana, esos Nuevos Padres Fundadores de América encasillados en una rancia tradición de valores supremacistas y religión evangelista transformada a su antojo, haciendo de una iglesia el lugar de un sacrificio con tintes satánicos para la noche de la purga -acaso un guiño a la vertiente satánica del american gothic-, un mirada que el realizador James DeMonaco viste con la parafernalia propia de una clase social imbuida en una santidad autocomplaciente en la que el fin justifica los medios, aunque estos pasen por la creación de una noche de locura y masacre colectiva. Ese acercamiento del espectador que ha seguido la saga a los Nuevos Padres Fundadores de América dimensiona sobremanera a la franquicia, insuflándola unos aires de vastas posibilidades para su continuación.
Las ideas de Election La Noche de las Bestias son quizás menos brillantes que en su anterior entrega, más adrenalítica y de esquema narrativo parecido, pero tiene momentos realmente inspirados como el desembarco de las «niñas pijas» para reventar una tienda de comestibles, o cualquiera de los momentos que transcurren en la iglesia. El protagonismo sigue siendo de carácter coral, con numerosos personajes nuevos que animan la acción y colorean la fauna que se mueve por debajo y por encima de las consideraciones de La Purga, puesto que, aún embrollados en esa noche de locura, los objetivos de esos personajes, como el de los supremacistas arios o los dueños de la tienda de comestibles, son meramente circunstanciales y abocados al lucro en un caso y a la supervivencia en otro, relatos de estereotipos de ciudadanos que conviven con el grueso de la nación que está empeñada en la culminación de ese baño de sangre gratuito.
Alejada de la estética gris y sobria de la primera entrega, y aún más colorista y barroca que la segunda, Election La Noche de las Bestias, es un título que recoge icónicamente a numerosos personajes de la vida presente y pasada de la política norteamericana: ahí están esos Nuevos Padres Fundadores de América, o los turistas «del crimen» que se visten de ex-presidentes norteamericanos de la época de la independencia para su macabro entretenimiento y así poder sentirse «libres y norteamericanos»; las referencias políticas a la actualidad apuntan al auge de la demagogia en contrapeso con la mesura política y el pacifismo, virtudes encarnadas en la senadora Roan, acaso un personaje que tiene mucho que ver con Hillary Clinton, en contraposición con el demagogo Donald Trump, precisamente en época real de elecciones. Volvemos a subrayar que no hay que ir muy lejos para encontrar una extrapolación de lo narrado en la saga de La Noche de las Bestias: las medidas que nuestros gobiernos toman tras cualquier atentado terrorista se amparan en nuestra seguridad, y muchas veces son lesivas para nuestra libertad. Si los Nuevos Padres Fundadores de América utilizan las leyes para la alteración contra natura de los principios de la sociedad democrática tras un periodo de supuesto caos y repunte de la criminalidad, en la contrapartida, la denuncia de los abusos de nuestros gobernantes y la fabricación de ese espejismo democrático al que nos encaminamos queda enunciado en el cine. Election La Noche de las Bestias, igual que en sus anteriores entregas, relata, de forma soterrada, y en clave de género distópico, el empobrecimiento de un sociedad democrática que quizás nunca fue perfecta, pero cuyo retroceso es más que una evidencia, es un clamor.