the tripper el republicano póster

Crítica del slasher El Republicano (The Tripper)

Título: El Republicano (The Tripper). Año: 2006. Duración: 97′ País: EE.UU. Director: David Arquette. Guión: David Arquette, Joe Harris. Música: Jimmy Haun, David Wittman. Fotografía: Bobby Bukowski. Reparto: David Arquette, Courteney Cox, Richmond Arquette, Wes Craven, Paz de la Huerta, Ben Gardiner, Balthazar Getty, Lukas Haas, Josh Hammond, Stephen Heath, Brad Hunt, Thomas Jane, Jaime King, Bert Kinyon, Noah Maschan, Jason Mewes, Christopher Allen Nelson, Rick Overton, Waylon Payne, Paul Reubens, Michael X. Sommers, Marsha Thomason.

El Republicano (The Tripper) es un slasher realizado por alguien por quién no apostaríamos a la hora de realizar una película de terror, nada menos que David Arquette, coprotagonista de la saga Scream y personaje que formó parte de la farándula hollywoodiense en sus tiempos de fama. La película está producida por él mismo y por su pareja en la vida real Courtney Cox, quién cuenta con una intervención bastante notoria en el film. Digo que nadie se figuraría que David Arquette realizase una película así por la carga de denuncia política que ésta contiene, y es que hay cineastas cuya vida pública eclipsa el compromiso que éstos tienen hacia un determinado modo de ver la realidad que les rodea. Lamentablemente, éste es el caso de David Arquette.

El Republicano (The Tripper) y los hippies

Este es el argumento de  El Republicano (The Tripper): como todo presidente americano que pase a la historia, Ronald Reagan será recordado por sus logros en política internacional ya que fue el presidente ganó para el sistema capitalista occidental, la Guerra Fría que mantenía dividido al mundo en dos bloques. Menos conocida en el exterior es su política interna, que se caracterizó por tener pocos remilgos medioambientales  a la hora de desproteger zonas naturales o explotar sus recursos. En este punto nos detenemos para relatar la génesis de nuestro slasher: en plena época Reagan un niño asesina a un ecologista que impedía el trabajo de su padre como talador de árboles en un parque natural; la pérdida del empleo del padre y el encarcelamiento del niño provocan la ruina y desgracia de su familia, creando un trauma en el joven que se sublimará de la forma que todos nos figuramos. Años más tarde, ya en la época George W. Bush, el niño convertido en adulto y fiel admirador de Ronald Reagan perpetrará una cruenta masacre durante la celebración del festival hippie «Free Love Festival», en el bosque donde tuvieron lugar los sucesos de su infancia.

El Republicano (The Tripper) y los hippies no sólo es deudora de los slashers más clásicos como Viernes 13 (Friday 13 th, 1980) sino que también encontramos elementos de aquel impresionante film de John Boorman, Deliverance (1972), cuya inspiración es el hilo conductor del film en su la primera parte: unos hippies venidos de la ciudad llegan a un pueblo de la América profunda portando  elementos de modernidad (drogas más que nada) que son poco entendidos por los lugareños. La incomprensión de los habitantes de la zona acarreará más de un susto a los confiados hippies.

El Republicano (The Tripper) y Ronald Reagan

El consumo de drogas en El Republicano (The Tripper) es casi omnipresente en todo el metraje, desde las fumadas de la pandilla hippie en su furgoneta hasta la fiesta de ácido en el festival, las drogas son usadas por los personajes con una naturalidad y ausencia de sentimiento de culpa inusual dentro de las producciones americanas. David Arquette ha manifestado públicamente su compromiso personal para la legalización de la marihuana. El activismo procannábico, y por añadidura el de otras sustancias enteógenas, es terreno resbaladizo en Estados Unidos; tanto es así que muchos activistas no se atreven a manifestar su opinión en público por miedo a represalias legales. Como vemos, no es el caso de David Arquette, que aprovecha el guión del film para ofrecernos un repertorio de efectos visuales y oníricos provocados por la ingesta de todo tipo de drogas. Un corte de mangas también para el susodicho Ronald Reagan que en su política interna también hubo lugar para una represión brutal del consumo de cualquier tipo de droga.

El Republicano (The Tripper) slasher
El Republicano (The tripper) no es un slasher que muchos aficionados vayan a tomar en serio como pieza de género, a pesar de sus innegables valores. Contiene una gran dosis de comedia, empezando por el atuendo del asesino, un traje de corbata y una careta de Ronald Reagan, y éste no es desde luego un psycho  al uso como Jason Vorhees o Mike Myers; este asesino es un producto del sistema político de la época, reciclado a la caza de hippies hedonistas a los que machaca con su hacha de dos filos. Una de las mejores escenas de la película es aquella en la que masacra a los hippies durante una «fiesta de ácido», momento hilarante para el espectador y delirante para los colocados hippies. Hay otros chistes y frases sin desperdicio del expresidente Reagan que se cuelan entre puñalada y hachazo, convirtiendo la orgía de sangre en una proclama política conservadurista a ritmo de humor negro. Como punto medio de la balanza entre el desenfreno hippie y el puritanismo reganiano, se encuentra el personaje del sheriff de la localidad, interpretado con firmeza por  Thomas Jane,  tolerante con los excesos de los hippies, y defensor en última instancia de los valores democráticos frente a la represión conservadora que representa el asesino. Tanto la caracterización del personaje como su interpretación revelan a un actor versátil, tal y como pudimos apreciar en la estupenda y reciente La Niebla (The Mist, 2008).

En definitiva, El Republicano (The tripper) es una película que hemos de admirar, cuando menos, por su sentido del humor y la denuncia política de un sistema que vulnera los más elementales actos de libertad. Merece prestar atención a los títulos de crédito finales; el compromiso político de los creadores del film está presente hasta el último instante. Esta cinta no pasará a la historia del cine de terror pero el buen rato y las risas (o sonrisas) están más que aseguradas. Nos quitamos el sombrero ante David Arquette por habernos regalado esta pieza de género,  y  suspiramos porque muchos pretendidos slashers de carácter más «serio» sean capaces de sintetizar todo lo que esta película nos cuenta en noventa minutos.

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