Demons 2 póster

Crítica de Demons 2, una película de Lamberto Bava

Título: Demons 2 (Demoni 2… L’incubo ritorna). Año: 1986. Duración: 91′. País: Italia. Dirección: Lamberto Bava. Guion: Dario Argento, Lamberto Bava, Franco Ferrini, Dardando Sacchetti. Música: Simon Boswell, Dead Can Dance. Reparto: David Edwin Knight, Nancy Brilli, Coralina Cataldi-Tassoni, Bobby Rhodes, Asia Argento, Virginia Bryant, Anita Bartolucci, Antonio Cantafora, Luisa Passega, Davite Marotta, Marco Vivio.

Durante la época de la reciente historia italiana conocida como «il miracolo» económico la industria cinematográfica italiana fue prolífica en cuanto a la producción de cine fantástico, contribuyendo a ello la aparición de una hornada de directores que, siguiendo una estética más que peculiar, y que hoy podríamos denominar de «bizarra» -término que debemos tomar en su sentido más macabro-, ofreció un extenso catálogo de películas cuyo denominador común era el exploit hasta el extremo de  agotamiento de los géneros. Por mencionar algunos de estos directores, de sobra conocidos por los aficionados, citaremos a Dario Argento, Umberto Lezzi, Mario Bava, Enzo G. Castellari o el controvertido Lucio Fulci. Tomando como epicentro fantástico a Italia y a todos estos nombres y muchos, el cine fantástico europeo comenzaba a emerger tras una dura posguerra que sólo favorecía, y no sin razón, la proliferación de dramas neorrealistas.

Se podría decir que el cine fantástico italiano tuvo unos veinticinco años de vida, con más o menos fortuna en la calidad y argumento de sus producciones. Aún transcurrido el citado «miracolo» hubo una inercia que se trasladó hasta finales del siglo XX: desde los primeros giallo hasta la exploit de Tiburón que realiza Enzo G. Castellari, Tiburón 3 (L´ultimo Squalo, 1981) pasando por los excesos de Holocausto Caníbal (Cannibal Holocaust, 1980) de Ruggero Deodato, o el terror gótico tardío y trasnochado de Michele Soavi en El Engendro del Diablo (La Chiesa, 1989), la cantidad de películas y subgéneros conforman una lista interminable en esta lánguida decandencia. Aún hay realizadores en activo como Dario Argento o Michele Soavi que siguen haciendo películas en un intento de mantener vivo el espíritu de aquellos años de esplendor, aunque los resultados obtenidos en las últimas dos décadas apuntan a que los tiempos de gloria del  fantástico italiano ya quedan muy lejos; y para más señas sólo hay que remitirse al último Argento La Terza Madre (2007).

Lamberto Bava, artesano del terror

La saga Demons se compone de tres películas rodadas en un período de siete años, entre 1984 y 1991. Las dos primeras fueron realizadas por Lamberto Bava, hijo del prestigioso Mario Bava. La última entrega fue dirigida por Umberto Lenzi, famoso por sus cutres, inocentes e inolvidables películas de zombis atómicos.

Lamberto Bava, director de las dos primeras entregas, es un realizador que bebió directamente de la fuente del fantástico italiano en su mejor época: hijo de Mario Bava al que ayudó en labores de dirección, trabajó también a las órdenes de Dario Argento asumiendo importantes responsabilidades en la realización. En su filmografía toca todos los géneros fantásticos de la época: giallo en La casa con la scala en el buio (1983), explotation acuática en El devorador del océano (Shark-rosso nell océano, 1984) y necrofilia en Macabro (1980) son algunas de sus películas más distintas.

DEMONS 2, pánico en el rascacielos

Este artículo quiere prestar atención a la segunda película de esta saga, Demons 2 (1986). Aparte de la calidad cinematográfica del film, con aspectos muy discutibles, la cinta nos parece paradigma de cuanto se había realizado hasta ahora en el cine fantástico italiano y los numerosos guiños exploit de películas de la época. En la introducción del artículo hemos esbozado algunas de las líneas maestras del fantástico italiano que nos servirán para vislumbrar el comienzo del fin de un fenómeno singular y complejo, único en un país de cultura mediterránea y cuya trascendencia ha sabido sobrepasar fronteras.

Esta película llego a nuestro país a algunas salas cinematográficas y en las estanterías de los videoclubs con el engañoso título de «La Profecía Satánica».  Sólo su visionado nos hacía caer en la cuenta de que en realidad era la segunda parte de la saga creada por Lamberto Bava y Dario Argento, quienes repiten en sus respectivos puestos de director y productor.

En un moderno edificio de apartamentos, Sally, una de sus vecinas celebra su cumpleaños. En la televisión se emite una película sobre unos adolescentes que invaden el territorio de una ancestral maldición. De la televisión emerge un demonio que propaga una plaga que se hace rápidamente con el control del edificio contagiando por doquier. Los supervivientes deberán hacer frente a la horda con todos sus medios.

En Demons 2, el héroe es un prototipo de personaje americano, como era típico en el fantastique italiano, cuyos castings parecían la versión americana del proyecto Lebensborn, en el sentido de que la idea preconcebida que se tenía en Europa de un americano era realmente exagerada en cuanto a la perfección de sus rasgos raciales. Esta cinta no es menos y nos presenta a todo tipo de personajes, adultos y niños, con aspecto sajón demasiado marcado como para ser natural, empezando por el héroe de la película, un actor con un look a lo Clark Kent, pasando por el rubicundo niño y hasta el actor de color. Este tópico era reiterado en todo el cine italiano de la época con vistas a la exportación, no tanto a Estados Unidos, sino al resto de Europa. Las razones eran, en primer lugar, favorecer la carrera comercial de los films; en segundo lugar  la participación de productoras de otros países europeos requería buscar una homogeneidad en cuanto al marco y personajes donde se desarrollaría la historia, identificable en cualquier país europeo. Las referencias a ciudades y personajes americanos era la mejor elección, habida cuenta del aterrizaje en Europa de la cultura pop  americana a finales de los sesenta.

Aparte de la comentada referencia a Posesión Infernal, evidente en cada uno de los planos en los que aparecen los demonios, descubrimos con sorpresa otra basada en la popular y sobrevalorada película de Joe Dante Gremlins (Gremlins, 1984). De las tripas de un niño-demonio emerge un ser parecido a un kremlin que intenta contagiar la maldición a una mujer embarazada. Tras un baño con ácido sulfúrico – cuyo frasco «casualmente» se encuentra sobre la mesa de la televisión- el ser demoníaco es empalado con la punta de un paraguas. Un final algo cómico, guiño «familiar» a la película donde surgió la idea de incluir a este animatronic.

El film también contiene una curiosa anticipación, un guiño al futuro si se quiere ver así, que no pasa desapercibido. Esta vez a Jungla de Cristal (Die Hard, 1986) y al héroe interpretado por Bruce Willis, el policía John Maclane. El héroe  de Demons 2 se descamisa, trepa por los cables del ascensor y se descuelga por la fachada del rascacielos. El edificio haciendo un ejercicio de similitud y salvando grandes distancias, nos puede recordar a la torre Nakatomi de La Jungla de Cristal. Por supuesto la fecha de producción de Jungla de Cristal es posterior a la de Demons 2, pero ahí queda cariñosamente esta anticipación.

El cine de terror de los ochenta solía quebrarse poco la cabeza a la hora de confeccionar las bandas sonoras de sus películas, tanto a un lado y a otro del charco, la introducción de temas de Heavy Metal en sus soundstracks relegaba a los compositores de los scores, buscando fórmulas que, a la par de baratas, atrajesen al público más joven y justificasen la edición de un disco con esas canciones. En Demons 2 la banda sonora no busca la complicidad atmósferica que requeriría cualquier película de horror, todo lo contrario, las escenas más violentas y gore se resuelven a golpe de guitarrazo de canciones cuya letras nada tienen que ver con lo que estamos visionando. Una solución creativa que era puro marketing y a la que el tiempo ha pasado una cara factura.

Este perro tiene muy malas pulgas

En el apartado de los efectos especiales el equipo de producción echa el resto. Nos alegra contar con tres aspectos bien diferentes: el animatronic «gremlin» del que ya hemos hablado antes; el maquillaje de los demonios, pura artesanía en la más ortodoxa tradición del horror italiano, y los efectos visuales, en especial la salida del primer demonio de la pantalla de televisión, que si bien utiliza una tecnología analógica, ya les gustaría a algunos genios de la era digital. Es posible que si hemos de sacar un punto realmente positivo de este film, el apartado de los efectos sea el más notorio. Como colofón de este apartado, destacaremos el buen uso de dichos efectos para resaltar las escenas más violentas del film, con las típicas burradas sádicas del cine italiano, siempre preocupado en cruzar sus propias líneas sin ningún complejo tal y como lo hacía el maestro en estas lides, Lucio Fulci*.

Cómo última curiosidad  vamos a apuntar la presencia de una niña que queda atrapada en un coche rodeada de demonios. Es nada más y nada menos que Asia Argento, hija del productor y futura diva -y scream queen, según el caso- del cine fantástico occidental.

Los mordiscos de los demonios contagiarán la maldición

2 COMENTARIOS

  1. solo decir que por muchos años que han pasado y tras el visionado de innumerables films de terror, tengo que confesar que demos ha sido quiza el film que mas pesadillas me ha producido. creo que la vi cuando tenia diez años y aun cuando miro su caratula despues de 24 años, aun me produce escalofrios. le tengo mucho respeto a esta pelicula y a su segunda parte, que a pesar de la impresion que me causo la primera no pude evitar ver, creo que ahi empezo mi gran aficion por las peliculas de zombies, que me encantan y a la vez me producen un pavor inmenso.

    • Yo también tuve un trauma parecido cuando vi la primera parte en el famoso programa Noche de Lobos. Creo que ayuda mucho el maquillaje tan particular del cine de terror italiano, que es especialmente repulsivo, y si no que se lo digan a Fulci y sus maquillajes gore, uff, incluso hoy me dan repelús, y mira que ya he visto cientos de pelis de terror.

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