Atrapado en el túnel, crítica de la película coreana protagonizada por Ha Jung-woo
Atrapado en el túnel (Teo-neol). Año: 2016. Duración: 128′. País: Corea del Sur. Dirección: Kim Seong-hoon. Reparto: Ha Jung-woo, Doona Bae, Oh Dal-su, Lee Sang-Hee, Shin Jung-geun, Nam Ji-hyun.
Atrapado en el túnel (Teo-Neol, 2016) ha llegado a España tardíamente, ni siquiera se ha estrenado en salas y solamente es accesible en la plataforma de pago Filmin y en una edición en formato físico realizada por la distribuidora Divisa. Por poco que sea -y no es tan poco-, que esta película sea accesible para el público español se ha de agradecer a la legión de seguidores que tiene el cine de acción coreano en nuestro país. Atrapado en el túnel nunca habría visto la luz en España. Si no fuera por la creciente demanda de cine de este país asiático, habría muchos títulos que no llegarían ni asomarse por nuestras pantallas, y no digamos ya el tener el privilegio de una edición física, como ha sido el caso de Atrapado en el túnel.
Ha Jung-woo -un habitual de las superproducciones surcoreanas- es el protagonista de esta cinta de corte catastrofista en la que se mezcla también el melodrama y el humor a lo coreano, y que lleva añadida una chispa de temática social. Muy alejada de los parámetros de cine coral marcados por la industria norteamericana, Atrapado en el túnel descarga casi todo su peso en la epopeya del protagonista, sepultado en un túnel para vehículos y cuyo rescate se alarga de forma tan elástica como increíble, un poco al estilo de El Gran Carnaval (Billy Wilder, 1921), pero sin conceder tanto peso al aparato mediático que se configura en torno a la tragedia que, en el caso del título coreano, es tan ligero, que llega a ser risible en algunos momentos. Otra de las diferencias con la película de Billy Wilder, es que en esta el realismo tenía un gran peso específico en el tono de la historia, en Atrapado en el túnel, el realismo es algo que el guion prefiere tomarse más a la ligera, dando lugar a situaciones tan inauditas como increíbles.
Quizás el público occidental no termina de acostumbrarse al tono de las películas asiáticas en general. A pesar de que Atrapado en el túnel es una de las cintas surcoreanas más accesibles para nosotros, por lo que tiene de cercanía a una típica película de acción y aventuras de estándares norteamericanos, hay cosas en su tono que no nos terminan de llegar. Hemos hablado de la forma en la que trata el melodrama, de manera un tanto infantil y con un sentir que nos pilla muy lejano. Otro de esos factores que nos chirrían es ese tono humorístico que no nos hace tomar en serio al equipo de rescate; aunque haya sido añadido para aligerar el drama del protagonista, esperaríamos más profesionalidad por parte de los rescatadores. La parte de drama social de Atrapado en el túnel es tan liviana que apenas se nota y hace más mal que bien a la película. Y por último, el citado realismo, que sin entrar en detalles que desvelarán parte de la trama de la película, es algo que en muchas ocasiones brilla por su ausencia.
Todo lo dicho anteriormente no quiere decir que las películas surcoreanas son ñoñas, faltas de realismo y con dramas que tiran a lo naïf. Para nada, hay títulos realmente notables y dignos de deleite cinéfago; sin ir más lejos, destacamos, por todo lo contrario que Atrapado en el túnel, a un cinta vigorosa como es The Yellow Sea, también protagonizada por Ha Jung-woo. El principal problema de Atrapado en el túnel, y que resume a los anteriores, es que quiere ser una película de mero entretenimiento, sin más pretensión que la de crear un éxito de taquilla. No es malo, la industria debe ganar dinero para producir películas. Así es Atrapado en el túnel, nos guste o no, pero a nosotros no nos ha gustado.