Año: 2012. País: Reino Unido. Duración: 95′ Director: James Watkins. Guión: Jane Goldman (novela Susan Hill). Fotografía: Tim Maurice-Jones. Música: Marco Beltrami. Reparto: Daniel Radcliffe, Ciarán Hinds, Janet McTeer, Roger Allam.
Toda una generación de jóvenes espectadores ha crecido con la saga Harry Potter. Al rebufo de esa franquicia el cine de fantasía ha dado un vuelco espectacular con la introducción de complejos efectos visuales con guiones más o menos sólidos, que eran filmados por directores de prestigio. Un mérito loable que ha llevado a una hornada de niños a seguir incondicionalmente todas las producciones de este cariz aunque, sin duda, las de más calidad y más populares siempre fueron las de las aventuras del joven mago. Esa masa de espectadores es la que ahora llena las salas para ver La Mujer de Negro (The Woman in Black, 2012). El actor que interpretaba a Harry Potter, Daniel Radcliffe (un nombre artístico que suena sospechosamente a victoriano), encuentra en este libreto el trampolín que necesita para introducirse en circuitos de cine adulto sin abandonar totalmente al personaje que le hizo famoso. Y es que aunque La Mujer de Negro no tenga nada de infantil, contiene elementos que simpatizan con los anteriores trabajos de Radcliffe. Aquí, el protagonista de Harry Potter encarna a Arthur Kipps, abogado de provincias que se ve envuelto en una historia enmarcada en el más puro terror gótico, una historia que huye de la radicalidad del horror más extremo y es concebida como un producto cercano al cuento de fantasmas de Otra vuelta de tuerca, de Henry James, con una cuidada ambientación que va desde el costumbrismo a la exhibición victoriana.
Arthur Kipps es un abogado atormentado por la prematura muerte de su esposa, que ha de aceptar encargarse de finiquitar los asuntos de la propietaria de la casa Eel Marsh, recientemente fallecida. Allí descubre que los niños de los alrededores están encerrados en sus casas protegiéndose de la maldición de los Marsh. Cada vez que se aparece una mujer vestida de luto hay consecuencias mortales para los infantes de la aldea. Kipps se dispone a pasar una noche en la mansión y tras varios encuentros con entes sobrenaturales terminará descubriendo el origen de la maldición.
La legendaria productora Hammer Films, renacida de sus cenizas con títulos un tanto mediocres (La Víctima Perfecta, 2011), encara ahora su primera producción de puro calado genérico con una apuesta segura: una historia de terror gótico de época, protagonizada un actor vinculado al género fantástico que cuenta con una legión de fans adolescentes, y realizada por un director de prestigio en la escena fantástica. Y es que el realizador británico James Watkins fue el responsable de ese brutal survival llamado Eden Lake (2008), tras lo cual escribió el libreto de The Descent 2 (2009), secuela de la película del ahora celebérrimo Neil Marshall. Pero no es sólo la Hammer la productora que participa en la realización del film, al menos otras cuatro compañías han inyectado dinero e ideas a La Mujer de Negro, lo cual da idea de que a Hammer Films aún le queda un largo camino para lograr siquiera una pequeña parte del protagonismo que tuvo antaño.
Aparte de la corrección con la que Daniel Radcliffe interpreta a su personaje, atormentado y decidido a dar descanso a las almas que, como la de su mujer, vagan buscando la paz, el protagonismo del diseño de producción es apabullante. Tanto en las escenas que trascurren en la aldea, como las de la casa o la marisma, cuentan con una brillantez en su puesta en escena que ya hubiera querido para sí la sobrevalorada Insidious (2010), con quien comparte algunos puntos de conexión estéticos. El pueblo donde los aldeanos sobrellevan la maldición es un lodazal de barro sobre un fondo de paisaje verde cegador, en el que se han construido réplicas perfectas de viviendas que poco deben distar de las que habitaban la gente corriente en la era preindustrial inglesa. La mansión contiene infinidad de detalles decorativos cuidadosamente escogidos, como aquel fenaquistiscopio en el que aparecen por primera vez los ojos de la mujer de negro, o la habitación de los juguetes, que tendrá un papel decisivo a la hora de asustar al público. La precisión con que se ha fotografiado el interior de la casa convierte cada momento en un siniestro y angustiante tour de forcé. La marisma, escenario desprovisto de artificios excepto por una enorme cruz que asoma en medio de una charca, recuerda al paisaje de un Mont Saint-Michel envuelto en nieblas densas y opacas, y es ahí donde tiene lugar uno de los clímax de la cinta, atmosféricamente perfecto.
La acción transcurre de una forma muy tópica, desvelando el misterio mediante viejos documentos, cuadros familiares y apariciones fantasmales muy medidas y efectivas. Son los momentos en los que entra en escena la mujer de negro o los niños suicidas –con un look idéntico al del fantasma de El espinazo del diablo (2001)-, junto a las escenas como la de la habitación de los juguetes o el rescate en la marisma, lo que salva a un guión muy básico que nos lleva de la mano al clímax del terror. Los productores han decidido apostar por una historia convencional y no arriesgarse demasiado, al contrario de lo que vimos en la esperada y decepcionante Livid (2011), en la que la vuelta de tuerca al terror gótico de los franceses Bustillo y Maury se convirtió en un galimatías indescifrable.
En La Mujer de Negro todo queda salvado por la elegancia de su diseño y una dirección con pulso firme que sabe extraer lo mejor de cada escena. Aunque todo el mundo esperaba que el próximo film de James Watkins fuera un nuevo baño de sangre, el cambio de registro que ha supuesto La Mujer de Negro ha sido más que satisfactorio y el realizador ha conseguido una colección de set pieces que son en sí mismas decálogos de confección de cine gótico artesanal, otorgándoles un poder de sugestión autónomo, más allá de su ensamblaje en el contexto de la película. Las apariciones de la mujer de negro están llenas de densidad y violencia, que se ve contenida en terrorífico rostro de ese fantasma vengativo. El horror a la muerte infantil se recrea de forma tajante en esos “accidentes domésticos” que les ocurren a los niños como aquel en el que una de las niñas vomita sangre ante la presencia invisible de la mujer de negro.
Hay que recordar los orígenes literarios de la producción, basada en el libro homónimo de la escritora Susan Hill, al que hay que añadir varias adaptaciones teatrales, un serial radiofónico y un telefilm; tal es la popularidad de esta obra en Europa -aunque no en España-. Con todo esto, la película ya llevaba mucho camino andado aún antes de ser concebida por sus creadores, y se había creado una expectación que no ha sido tal en nuestro país, donde la película ha obtenido resultados únicamente decentes. No obstante –y salvando las distancias con La Mujer de Negro- el éxito de Harry Potter, la saga Crepúsculo y otros filmes que están por llegar, como la película de zombis para adolescentes Warm Bodies (2012), auguran el aterrizaje de un terror menos desatado y más complaciente con un público que aún es joven para visionar géneros tan extremos como el gore.
La Mujer de Negro es la prueba de la ejecución de cine de género que puede satisfacer a una gran cantidad de público sin por ello renunciar a su esencia. Para ello se necesita la voluntad de no caer en convencionalismos narrativos o estéticos y poner al frente a un equipo de gente comprometida con el respeto al género. Parece que Hammer Films está dispuesta a crecer y a realizar proyectos de calidad, así que ojalá en breve podamos ver su emblema en una nueva producción que tenga tanta calidad como La Mujer de Negro, aunque también desearíamos que la próxima propuesta fuese más arriesgada y terrorífica.
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Totalmente de acuerdo con el artículo, una película de una eficaz factura que cumple con todos los cánones previstos, la tensión que se es capaz de acumular en cada aparición de la mujer de negro es alta lo que redunda en el gozo de quienes gustan pasar miedo….película recomendable para pasarlo bien pasándolo mal, además la ambientación es muy buena….totalmente sumergidos en la historia, sin lugar a dudas. Me queda la duda de saber que tipo de película hubiera resultado de poner en el papel principal a un actor de más envergadura tipo Ryan Gosling o Benedict Cumberbatch y alejar de la pelicula ese guiño teen que le confiere menor atención de parte de un publico más adulto y esto, en mi opinión, es injusto para una muy buena pelicula.
Javito…Javito…que pasa hombre!! a ver si te dejas ver un poco…Ya sabes que este finde es el festival de cine fantástico en Madrid. A ver si te animas.
Como comento en la reseña, la pelicula es impresionante, pero sólo le falta asumir un poco más de riesgo. Está tan milimétricamente ejecutada que roza lo previsible.