Hoy nos ha costado mucho trabajo madrugar. Ayer salimos de ver Cerdita a las tres de la mañana y el pase de Megalomaniac, primero del día, ha sido a las nueve de la mañana, pero ha valido la pena, ha sido un día con algunas sorpresas y hemos podido ver en persona a Quentin Dupieux recoger el premio de La Máquina del Tiempo.

Megalomaniac

Anunciada como la cinta más extrema de las proyectadas en el Festival de este año, Megalomaniac no defraudó al público que esperaba un baño de sangre de buena mañana. La sala a reventar y todos allí aguardando la hemoglobina de esta cinta belga en la que los vástagos de un asesino en serie prosiguen con la macabra labor de su antecesor.

Con una atmósfera siniestra y feísta, Megalomaniac se erige como una versión estilizada y profundamente psicológica de Henry, retrato de un asesino. La puesta en escena es brutal, feísta y siniestra. En definitiva, Megalomaniac tiene la hondura de un gran filme fantástico, sin fanfarrias intelectuales ni disquisiciones filosóficas, la crudeza y la oscuridad de las mentes de los protagonistas lo pueden todo en esta película de Karim Ouelhaj.

Megalomaniac

Slash/Back

La fórmula de Slash/Back es por todos conocidas y es la misma que ha garantizado el éxito de la serie Stranger Things, un calco de películas de aventuras fantásticas protagonizadas por preadolescentes que estuvieron de moda en los años noventa: alienígenas, bicicletas, entornos suburbiales, etc. La única diferencia es que Slash/Back está ambientada en un aislado pueblo de Alaska y los niños se proclaman descendientes de grandes cazadores esquimales. Al firmante de esta crónica este tipo de productos le repelen, dicho sea de entrada, pero la oportunidad no se la vamos a negar, una oportunidad desaprovechada.

Slash/Back tiene una pobre puesta en escena, es una película de serie B que cuenta con muy poco presupuesto en efectos especiales y maquillaje, lo que hace que los alienígenas sean bastante dudosos, por decirlo de algún modo. El guion y la interpretación de los protagonistas termina de rematar las buenas intenciones de una película tediosa, nada adulta y con una escasa proyección.

Ego

Asistimos a la gala de entrega de los premios Meliès, galardones que otorga la Federación de Festivales de Cine Fantástico Europeos. Del premio a mejor cortometraje no podemos hablar, poco sabemos, pero sí del premio a la mejor película, que recae en Cerdita, de Carlota Pereda, una cinta que hemos reseñado en la anterior crónica. Tras la entrega de premios tiene lugar la proyección de Ego, una cinta finlandesa con una gran carga psicológica, una estupenda realización y con momentos francamente inquietantes. Si desvelásemos detalles de la película lo haríamos en perjuicio de los lectores que aún no la han visto.

Solo cabe añadir que Ego, la cinta presentada en el Auditori por su directora Hanna Bergholm, ha sido una de las mejores películas que hemos visto en lo que llevamos de festival y que desde aquí recomendamos fervientemente. Queda como siniestro e inquietante testimonio la imagen con la que acompañamos a esta reseña.

Ego Hatching

Fumer fait tousser

Si ayer pudimos ver la primera de las películas que Quentin Dupieux presentó en el festival, Incroiyable mais vrai, hoy le toca el turno a la proyección de Fumer fait tousser, cinta que acompaña a la entrega del premio La Máquina del Tiempo al director, presente en el Auditori. Quentin Dupieux recoge el galardón en medio de una sonora ovación y con la sala puesta en pie, un público entregado que disfrutará a carcajada limpia una absurda película de superhéroes en la que se alternan sketches humorísticos. Como suele ocurrir con las películas de este realizador, tienen sus amantes y detractores; esta noche, la urna de votación del Auditori se llenó de cincos, o eso nos pareció ver; veremos si se hace con el Premio del Público de la Sección Oficial Fantastique.

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