Infierno bajo el agua (Crawl), crítica de la película dirigida por Alexandre Aja
Infierno bajo el agua (Crawl, 2019). Duración:87 min. País: Estados Unidos. Dirección: Alexandre Aja. Guion: Michael Rasmussen, Shawn Rasmussen. Reparto: Kaya Scodelario, Barry Pepper, Morfydd Clark, Ross Anderson, George Somner, Anson Boon, Ami Metcalf, Annamaria Serda.
Infierno bajo el agua (Crawl, 2019) es la nueva aventura americana de Alexandre Aja. El que fue director de uno de los títulos más importantes de la “nueva ola de cine de terror francés” ya hace mucho que cruzó el océano para embarcarse en proyectos con miras a un mercado más amplio y que creativamente le ofrece muchas más posibilidades que la limitada industria cinematográfica francesa. La andadura de Alexandre Aja comenzó con el remake de la sobrevalorada película de Wes Craven, Las Colinas Tienen Ojos (Hills have eyes, 2006) y de momento continúa con Infierno bajo el agua, una monster movie que sitúa su acción en el estado de Florida, en mitad de un monstruoso huracán que está sumergiendo todo un condado bajo el agua.
Infierno bajo el agua es una película conceptual, con dos personajes principales encerrados en una casa y varios enemigos a batir: la tormenta, que amenaza con una horrible muerte por ahogamiento, y unos cuantos cocodrilos a los que les pica el gusanillo y que no desaprovechan ni una oportunidad para llenarse el estómago. Estos son elementos con los que Alexandre Aja juega para ofrecernos una película claustrofóbica y llena de sorpresas. Aunque el arranque de la película es un poco flojo y el retrato de familia disfuncional que el guion va dibujando desde el comienzo es harto previsible, finalmente, la película logra aunar la parte dramática y la de terror en set pieces bastante notables y muy divertidos. Sí, divertidos, Infierno bajo el agua se toma en serio así misma como película de terror pero es ante todo un espectáculo de entretenimiento, con una sana diversión sanguinolenta y también un poco de sarcasmo ante ese estilo de vida familiar norteamericana poblada de padres “helicópteros”, hijos con traumas de superación personal y divorcios que terminan bañados en whisky de garrafón.
Infierno bajo el agua es una película conceptual, con dos personajes principales encerrados en una casa y varios enemigos a batir: la tormenta, que amenaza con una horrible muerte por ahogamiento, y unos cuantos cocodrilos a los que les pica el gusanillo y que no desaprovechan ni una oportunidad para llenarse el estómago. Estos son elementos con los que Alexandre Aja juega para ofrecernos una película claustrofóbica y llena de sorpresas. Aunque el arranque de la película es un poco flojo y el retrato de familia disfuncional que el guion va dibujando desde el comienzo es harto previsible, finalmente, la película logra aunar la parte dramática y la de terror en set pieces bastante notables y muy divertidos. Sí, divertidos, Infierno bajo el agua se toma en serio así misma como película de terror pero es ante todo un espectáculo de entretenimiento, con una sana diversión sanguinolenta y también un poco de sarcasmo ante ese estilo de vida familiar norteamericana poblada de padres “helicópteros”, hijos con traumas de superación personal y divorcios que terminan bañados en whisky de garrafón.
En el aspecto visual cabe destacar el esfuerzo del equipo de CGI para obtener unas criaturas de aspecto realista. Los cocodrilos dan el pego y superan con creces el primer impacto visual que recibe el espectador. A pesar de la brutal digitalización del cine de terror actual, en el caso de Infierno bajo el agua los efectos digitales son totalmente reivindicables y funcionan con la efectividad que nos sugieren otros títulos como El territorio de la bestia o la mítica La bestia bajo el asfalto, rodados con técnicas diferentes que poco tienen que ver con la sofisticación y el abuso actual de los efectos digitales. En el cine los tiempos cambian y la forma de rodar también, pero independientemente de si usan CGI o maquetas, lo que veamos en la pantalla debe emocionarnos, asustarnos y sorprendernos; Infierno bajo el agua lo consigue.
Los protagonistas principales son Kaya Scodelario y Barry Peper, hija y progenitor que encuentran en esta aventura subacuática, entre dentellada y dentellada, la fuerza para superar sus diferencias. Kaya Scodelario realiza un papel muy físico y cercano al de una heroína de acción, recordándonos -aunque con menos exigencia- al de Blake Lively en Infierno Azul (The Swallows), luciendo una excelente forma física en todas las escenas donde le toca enfrentarse a los cocodrilos, y muy especialmente en la impagable escena de la mampara de ducha. Barry Pepper ya es un veterano de la gran pantalla desde que interpretó al francotirador del pelotón de Tom Hanks en Salvar al soldado Ryan; aquí juega a ser uno de esos padres ultra exigentes con sus hijos, popularmente conocidos como “padres helicópteros”, deprimido y desmotivado tras la ruptura de un matrimonio que creía que iba a durar para toda la vida, iluso.
Ya nos hemos referido a Infierno bajo el agua es una película de terror y entretenimiento, este título es un nuevo hito en la filmografía de Alexandre Aja que no busca ni sugiere complejas o vaporosas mitologías, ni pone en brete a personajes complejos, si no que usa el horror y la comedia para proponer un espectáculo al espectador, hora y media de tensa diversión. La máxima expresión de este concepto de cine lo realizó en Piraña 3D, un divertido, desprejuiciado y sangriento remake del clásico de Joe Dante. Algunos de los títulos más recientes de la filmografía del director de Alta Tensión aún no han llegado a España, ni se pueden adquirir en formato doméstico ni se pueden ver en ninguna plataforma digital. Y de estos títulos olvidados por las distribuidoras españolas queremos reivindicar la friki y divertida Horns, una película endiabladamente divertida y singular.