Crítica del cortometraje Agua y Jabón, dirigido por Francesco Cocco
Título: Agua y jabón. Año: 2018. Duración: 15′. País: España. Dirección: Francesco Cocco. Guion: Francesco Cocco. Reparto: Irene Arcos, Rosa Álvares, Jorge Cabrera.
Agua y Jabón es un cortometraje del que es complicado hablar sin desvelar parte de su trama o si quiera comentar el giro final. Desde este momento avisamos al lector: si sigue leyenda la reseña de Agua y Jabón encontrará spoilers en los que se desvela parte del argumento. Hecha esta advertencia vamos a comentar nuestro parecer sobre este cortometraje de Francesco Cocco.
Agua y Jabón se enmarca en un tipo de cortometraje de carácter social y de denuncia de los maltratos y la violencia doméstica. muy de actualidad debido a la alta sensibilidad que nuestra sociedad contra la violencia machista y la secular discriminación de la mujer. Y en este contexto nos encontramos de todo, hay cortometrajes absolutamente fascinantes y otros cuyo valor cinematográfico es testimonial, restringiendo sus aspiraciones a las de meros panfletos. El caso de Agua y Jabón se encuentra más cerca del primer extremo. Cinematográficamente es un cortometraje brillante, no peca de propagandístico y nos ofrece una lección de buen cine. Francesco Cocco exhibe una gran destreza en la planificación de escenas y se nota desde los primeros planos, aunque es transcurridos los primeros momentos de Agua y Jabón, durante la charla de la protagonista –Irene Arcos– con su madre –Rosa Álvares– en la cocina donde Francesco Cocco hace un magistral alarde de planificación de la escena, jugando con los movimientos de las actrices y un combinando los contrastes claroscuros de las luces y su vestuario.
El tercer protagonista es Jorge Cabrera, en el papel de un macho alfa sádico y maltratador. En la anterior edición de Cortopilar ya vimos a Jorge Cabrera en un papel similar en el cortometraje Vampiro. La interpretación de un personaje con un registro parecido nos parece una prolongación de aquel que vimos en Vampiro. El actor parece encasillado en estos roles de tipo duro donde encaja como un guante.
Agua y Jabón tiene un giro argumental hacia su tercer acto, giro que pone los bemoles en otro aspecto de la violencia doméstica, el del silencio de quienes la sufren, el de la búsqueda de sus subterfugios y disimulos, bien por miedo o dependencia emocional; la caja de maquillaje funciona como una impactante alegoría cuando se comprende su significado en este tercer acto. A pesar de la fuerza de este giro, Agua y Jabón se aleja del realismo y nos sitúa en el mundo de la sugestión y de la terapia psicoanalítica, piedras de toque para desbloquear la situación del personaje de Irene Arcos, e impulsarla a tomar una decisión que salve su vida. Este giro narrativo nos resulta algo chirriante al embellecer la resolución de una dura situación cuyo final necesitaría que poner los pies en el suelo. El preciosismo de Francesco Cocco en Agua y Jabón es la vida y la muerte de este cortometraje. Como obra fílmica es sobresaliente, pero muchos espectadores buscarán ese dramatismo extremo que se aleja de lo cinematográfico y se adentra en el cine denuncia, en ese escurridizo terreno donde el arte es relegado a favor del discurso, en muchas ocasiones facilón.
Agua y Jabón ha sido nominado a los premios de Mejor Actriz (Rosa Álvarez) y Mejor Maquillaje y Peluquería en el Festival Internacional de cortometrajes de Pilar de la Horadada (Cortopilar).