Vamos con la tercera crónica del Festival de Sitges 2018. Se acumula el trabajo pero con el ritmo que llevamos aquí no damos a basto: Journal 64, Un couteau dans le coeur, The house that Jack Built, Legend of the demon cat, Dragged across concrete, St. Agatha, Secher Masochism.
Journal 64, los casos del departamento Q
Llega la cuarta entrega de la saga de los casos del departamento Q. Esta vez se tira de topicazo para justificar una película correcta en su ejecución pero tan plana y carente de personalidad que nos causa bostezos hasta la extenuación. Pues bien, resulta que el gobierno de los años 50 este país escandinavo monta una operación nazi para quitarse de en medio a los ciudadanos que no cumplen los estándares de pureza racial. Journal 64 tiene dos planos narrativos, la época de los 50 y la actual, desarrollando dos tramas que irán a confluir en la actualidad y se resolverán favorablemente con la intervención de nuestra pareja de policías, tan dispares como inseparables. En fin, una buddy movie de libro con tiroteos y algunas persecuciones para un producto solo dedicado a los seguidores de la saga, con final más o menos feliz y lectura conciliadora con la diversidad racial del país y beligerante con el racismo y el fascismo incipiente que se va abriendo hueco en el Viejo Continente. Como elemento curioso cuenta con una escena al más puro estilo Se7en. Journal 64 es una película incluida en la sección Órbita del festival, donde van a parar todos los thrillers y títulos policíacos.
Un couteau dans le coeur, giallo a la francesa
¿El giallo ha muerto? Debemos responder negativamente a esa pregunta habida cuenta de la cantidad de fans con que cuenta el género en otrora italiano y ahora netamente europeo. Un couteau dans le coeur es un giallo de estructura canónica pero que cuenta con la particularidad de estar ambientado en el mundo del cine porno gay. El giallo ha frecuentado ambientes como la moda y el cine de manera más que frecuente, y nunca le ha faltado sus buenas dosis de perversiones, homosexualidad -y homofobia- y sexo gratuito. Un couteau dans le coeur viene a sublimar muchos de estos estigmas sociales en una comedia retro y al mismo tiempo fresca, donde la cotidianeidad de la homosexualidad masculina y el cine erótico o porno es el caldo de cultivo donde nuestro asesino enmascarado perpetrará sus horribles crímenes. Vanessa Paradis -directora de porno gay- hace de intrépida investigadora y seguirá unas pistas que la llevarán a descubrir la identidad del asesino y sus traumáticas motivaciones. Atentos al clímax de la película en un cine gay y a los títulos y a las escenas de las producciones que dirige el personaje de Vanessa Paradis, impagables.
The house that Jack built, Lars Von Trier contrataca
Si hay un realizador europeo totalmente indomable, ese es Lars Von Trier. Si hay un director capaz de parodiar toda su carrera cinematográfica y a la vez enfadar al espectador, ese es Lars Von Trier. El enfant terrible nos ha traído del brazo una película de psicópatas que se resuelve a modo de comedia negra negrísima, The house that Jack built. Un Mat Dillon reconvertido a metódico y cruel psicópata va a hacer que amemos y odiemos a su personaje, que nos cuenta una historia de manera episódica, motivado por un Bruno Ganz que interpreta a Verge, un guía del más allá que le interrogará sobre sus fechorías y le hará las veces de improvisada conciencia moral. La autoparodia de Trier llega a extremos de auténtico paroxismo mediante el uso de su personaje, Jack, a modo de mazazo en la conciencia moral del espectador. Como hemos indicado antes, la cinta también es una comedia negra, y todos los asesinatos -por muy crueles que nos parezcan- son tan brutales como risorios, creándose situaciones que rayan el absurdo. The house that Jack built es una película de más de dos horas de duración que se puede disfrutar o se puede odiar dependiendo del humor del espectador, pero nosotros nos quedamos en el primero de los casos.
Legend of the demon cat, un kaidan digital
Lo que tiene no ver los trailers de algunas películas e ir a ciegas a la sala. Por su título, Legend of the demon cat podría suponer una vuelta de tuerca contemporánea al mito kaidan, al cuento del terror clásico japonés. Nada más lejos de la realidad para esta producción china donde lo que prima es lo visual, lo exótico, la fanfarria y el uso y abuso de los efectos digitales. En todos los cuentos kaidan aparece un gato negro que resulta ser un demonio o un vampiro y extiende su maldición en un palacio o casa solariega, pero en este caso, este gato es un ente digital que va y viene a su antojo, entrando y saliendo del guión de forma tan aleatoria como exasperante. El aparataje visual de Legend of the demon cat y su enrevesado guión, unidos a sus más de dos horas de duración, convierte esta película en un castigo insufrible, un machaque de situaciones y personajes de las que el público desconecta gracias a la mala gestión de un libreto que solo piensa en el aspecto visual de esta superproducción y olvida -ni siquiera le interea- la lírica y el romanticismo del terror clásico.
Dragged across concrete, Mel Gibson y Vince Vaugh son unos tíos duros
Hace ya algunos años el realizador y guionista S. Craig Zahler nos sorprendió con un western tan lento como brutal, Bone Tomahawk. Tras esta pelicula el director abandonó el western para mudarse a otro género, el thriller, donde ya cuenta con dos títulos, Brawl in cell block 99 y el que nos ocupa, Dragged across concrete, una cinta decididamente pulp donde Mel Gilbson y Vince Vaugh interpretan a una pareja de polis a la vieja usanza. Dragged across concrete es un título que bebe de las fuentes del thriller setentero y hasta de la blaxploitation, con largos diálogos donde el guión divaga sobre las particularidades y motivaciones de cada uno de los personajes. Hay acción, hay persecuciones, y sobre todo hay mucha testosterona, es una película donde los personajes femeninos tienen un peso casi insignificante, motivo por el cual se ha acusado a S. Craig Zahler de misógino y machista, epítetos que, vistos los buenos resultados artísticos de sus películas, nos la traen al fresco. A disfrutar con Dragged across concrete, un thriller muy resultón, contundente y entretenido.
St. Agatha, unas monjas muy terrenales
Vaya decepción que ha supuesto St. Agatha. Por el cartel se deduciría que la película tiene un importante componente sobrenatural y que nos encontramos ante una cinta de exorcismo, maldiciones o cosas parecidas. Nada más lejos de la realidad, St.Agatha es una película firmada por Darren Lynn Bousman es una rutinaria producción que aúna gore y melodrama en un guión en el que una institución religiosa -desvinculada del Vaticano para evitar posibles demandas- en la que a las jóvenes descarriadas se les tortura y se les mata de una forma horrible tras haberles arrebatado el hijo que tienen en su vientre. St. Agatha no es solo falaz en su afiche, también cuenta con una puesta en escena chapucera y barata y un tratamiento fotográfico con el que se disimulan todas sus imperfecciones, que son muchas. Quizás como ultraviolento telefilme puede dar el paso pero como película de género no tiene ningún futuro.
Secher masochism, animación con conciencia política
La portentosa realizadora de Seder Masochism reflexiona sobre el patriarcado y la religión en una extraordinaria película de animación. Corta en duración pero intensa en su mensaje y redonda en su acabado es lo que hemos tenido el placer de visionar. Es imprescindible conocer el antiguo testamento, y más concretamente el libro del Éxodo, para sacar todo el jugo a la historia, en la que compara la visión que tiene la religión hebrea de un dios de sexo masculino y como este germen es el disparador del machismo en el mundo moderno. El relato está aderezado con numerosas escenas musicales de temas de soul, rock y funk. Seder Masochism es una película divertidísima que pretende agitar conciencias, es un ejercicio de combate artístico contra el sistema establecido, un aplauso para su directora Nina Paley.
