Ficha artística
Año: 2014
Duración: 100 min
País: Reino Unido
Director: Yann Demange
Guión: Gregory Burke
Fotografía: Tat Radcliffe
Reparto: Jack O’Connell, Sean Harris, Paul Anderson, Charlie Murphy, David Wilmot, Sam Reid, Sam Hazeldine
Productora: Warp X Films Ltd.
’71, un thriller en el corazón del Ulster
La crónica de los recientes conflictos políticos salpicados de extremadas dosis de violencia, como son el terrorismo de ETA en el País Vasco, o la rebelión del Ulster, dentro de la Irlanda ocupada por el Reino Unido, aún están presentes en los titulares de los periódicos, si bien la resolución y el cierre de ambos queda ya cerca, especialmente en el caso de Irlanda del Norte. El tratamiento de ambos conflictos en el cine ha tenido, hasta el momento, una gran carga de de argumentario político y de melodramatismo implícito a sus consecuencias, proporcionando títulos trataban estas cuestiones desde puntos de vista muy subjetivos: bien podría tratarse de una película denuncia como aquella Agenda Oculta (Hidden Agenda, 1989) de Ken Loach, o de una visión tan mainstream como impactante de los excesos de la política penitenciaria británica en En Nombre del Padre (In the name of the father, 1993). En España el temor a herir la sensibilidad de unos y de otros no nos ha dejado demasiadas películas que traten sobre el conflicto vasco; la extrema politización de este asunto sólo ha conseguido ofrecernos relatos parciales y pintados con brocha gorda, siendo el cine de género más fructífero artística y comercialmente que aquel otro cine tildado de realista o compromiso, y como muestra tenemos cintas como Días Contados (1994) o la reciente Fuego (2014).
Un nuevo factor determinante en el tratamiento de estos conflictos violentos ha sido la irrupción de una nueva generación de cineastas dispuestos a ofrecer historias de género, películas donde, al modo de los títulos españoles mencionados, se muestra una visión conceptual de los conflictos y se hace hincapié en elementos más cinematográficos que políticos. ’71 (2014), de Yann Demange, podría ser la película que definitivamente avance en este terreno, y desde luego lo hace con paso firme, con una historia que utiliza el la violencia del Ulster como un telón de fondo para la creación de un thriller sobrio y brillante, dirigido con tan buena mano firme que no deja respiro al espectador.
Yann Demange se estrena en la pantalla grande con ’71, hasta el momento su carrera como realizador se había restringido a la televisión, creándose una gran reputación entre los fans del fantástico con Dead Set (2008), una serie de zombis ambientada en la versión británica programa Gran Hermano. El resultado de esta serie puede considerarse como una de las aportaciones más brillantes y brutales al subgénero de los muertos vivientes de los últimos años. ’71 nada tiene que ver con el universo zombi, toda vez que retrata un drama político aunque el corazón y la maquinaria sea la de un thriller survival como también lo era Dead Set a su manera.
La lectura social tampoco queda exenta, sería injusto y fatal para la película que ésta quedara fuera y que no se hiciera didáctica del conflicto irlandés, esto es, sin maniqueísmos ni dobles lecturas. La conclusión que ofrece la película es la de un ecosistema en el que ocupantes (británicos) y ocupados (norirlandeses) tejen una tela de araña donde todos quedarán atrapados en un juego de intereses, traiciones, manchando sus manos con la sangre de amigos y enemigos. Los últimos quince minutos de la cinta y los subargumentos paralelos en los que se relatan las desavenencias entre las facciones del IRA o la guerra sucia del ejército británico que no duda en sacrificar a sus soldados, nos enseñan las entrañas podridas de ese ecosistema en el que el protagonista de la película, Gary Hook -un extraordinario Jack O´Connell– debe correr por su vida huyendo del IRA sin saber que sus compañeros de armas quieren quitárselo de en medio por haber sido testigo presencial de las maniobras de los militares británicos de incógnito.
Jack O´Connell, a quien los aficionados recuerdan por el importante papel que encarna en el también survival Eden Lake (2008), de James Watkins, está demostrando en éste y otro títulos que es una auténtica promesa, un actor que puede combinar la vertiente más actioner -demuestra sin lugar a dudas su extraordinaria forma física en ’71- con otra muy dramática. De momento el mejor título de su carrera no es ’71, a pesar de lo notable de éste, sino el drama carcelario Starred Up (2014), dirigido por David Mackenzie, un joven cineasta que ya tiene en su cartera títulos tan importantes como Perfect Sense (2011) o la producción de la inquietante Citadel (2012). Jack O´Connell hace una medida e intensa interpretación encarnando al soldado Gary Hook, capaz de correr y pelear, pero también de emocionarse y mostrar la faceta más humana del soldado, expresando su ira contenida en la conclusión de la película y su afecto y empatía en la relación con el chico huérfano al que saca a jugar cuando está de permiso.
El sistema de rodaje de la película ha sido muy dinámico, igual que en Dead Set, abundan los planos secuencia cámara en mano, aportando una gran energía al metraje de acción. La cámara de Yann Demange recrea con virtuosismo la persecución en el bloque de apartamentos del IRA; igual que en las secuencias de persecución callejeras, el entramado de pasillos y escaleras del edificio de apartamentos es utilizado para crear una atmósfera opresiva en medio de una tenúe y titilante iluminación. Son las calles, sus pubs, sus barricadas y el citado edificio, los escenarios que Yann Demange usa para mostrarnos la Anábasis de Gary Hook, marcos imprescindibles para hacernos sentir la claustrofobia y la desesperación del soldado británico.
Es imprescindible mencionar la partitura de David Holmes, un desconocido en el mundo de las bandas sonoras para películas que se estrena con una sonoridades del todo adecuadas a la historia de ’71, apuntalando los cimientos de este gran título, vibrante, con grandes posibilidades comerciales, y no exenta de una lectura social que en absoluto tergiversa o banaliza el contexto socio-político en el que se desarrolla.