Crítica de Weapons, dirigida por Zach Cregger
Weapons. Año: 2025. Duración: 128 min. País: Estados Unidos. Dirección: Zach Cregger. Guion: Zach Cregger. Reparto: Julia Garner, Josh Brolin, Alden Ehrenreich, Autin Abrams, Cary Christopher.
Weapons (2025) se ha colado en la cartelera veraniega como uno de esos títulos que llaman todos los veranos al espectador aficionado al terror, ávido de una película que le sirva como excusa para visitar el aire acondicionado de las salas de cine. Aparte de eso, Weapons es la vuelta al ruedo de Zach Cregger después de la discutible Barbarian (2022), con un ejercicio de cine de terror más sofisticado que la serie B en la que se inscribe su anterior título. Weapons viene precedida de una intensa campaña publicitaria, con un impactante tráiler, que ha generado unas enormes expectativas.
Alguien dijo una vez que Stephen King se había inventado unos años 80 que nunca existieron. En estos 80 de ficción se dibujaron unos universos suburbiales en los que las pandillas de preadolescentes liberan adrenalina con sus bicis y se enfrentaban al mundo de pesadilla de los adultos, poblado de monstruos, payasos asesinos y una caterva de crueles asesinos de diferente pelaje. Este universo de ficción más bien daba a entender que esos barrios suburbiales y esos pueblos norteamericanos del medio oeste eran tremendamente aburridos y nunca pasaba nada.

Siguiendo esa línea de creaciones, tanto en el papel como en la pantalla, no dejan de llegar en forma de goteo hoy en día. La última ha sido Weapons, una cinta en la que un inexplicable suceso hace desaparecer a diecisiete niños un día y hora concretos, sin que de ellos se encuentre rastro alguno. Buen punto de partida, lo peor es que ahora a la historia hay que darle una solución: extraterrestres, una energía desconocida, la mente colectiva de los niños… todo un misterio, sin duda.
Seguimos con algún spoiler… Para explicar lo que ha ocurrido con los niños y la resolución al misterio, el guion plantea el uso de varios personajes y puntos de vista de la historia, que terminarán encontrándose en algún punto de la historia. Al frente de esos personajes está Justin Gandy (Julia Garner), que no hace mucho vimos en Wolfman. Le sigue, por orden de importancia en la historia, Archer Graff, interpretado por Josh Broslin. Entre todos, el guion crea una suerte de historia de vidas cruzadas que deberá conducir a la resolución del enigma, que se va desgranando en su último acto hasta un final festivalero en el que no falta un revoltijo un poco desordenado de varios subgéneros de terror.

Hemos comentado anteriormente que la propuesta es, a priori, atractiva. Pero dentro de un año no recordaremos a Weapons por la profundidad que da a los personajes ni lo adulto de la propuesta. En ninguno de estos supuestos consigue crear lo que pretende y la película se atasca con un engranaje que no termina de funcionar si no es forzando la complicidad de un público entregado por el hype del título. Zach Cregger fía la benevolencia de la audiencia en una espera de casi dos horas de metraje hasta que llega una resolución. Finalmente desvelada la auténtica naturaleza de Weapons y el misterio de la desaparición de los niños, nos encontramos con un título poco original y que bebe directamente de aquel cine, de aquellas historias góticas ambientadas en los suburbios que hemos citado al principio de esta reseña.
Weapons comete algunos de los errores de Barbarian; banaliza los elementos que podrían conformar una película con más fuerza, no cierra las lagunas del guion y sus múltiples incongruencias y, en definitiva, abandona la idea de crear un producto más oscuro y tenebroso. Sin ir más lejos, nos viene a la cabeza la notable Black Phone (basada precisamente en un relato de Stephen King), donde el universo suburbial encierra un horror cruel e inimaginable, un ejercicio de horror del que Weapons queda muy atrás. Dicho esto, Weapons se queda como anécdota veraniega y excusa para huir del calor, sin que aporte demasiado al imaginario fantástico de 2025.