Crítica de Tokyo Gore Police, de Yoshihiiro Nishimura
Título: Tokyo Gore Police. Año: 2008 País: Japón. Duración: 110′ Director: Yoshihiiro Nishimura Guionista: Kengo Kaji, Sayako Nakoshi, Yoshihiro Nishimura. Reparto: Eihi Shiina, Itsuji Itao, Shôko Nakahara, Sayako Nakoshi. Sinopsis: En un futuro distópico, la policía de Tokio ha sido privatizada y se enfrenta a su peor amenaza: un grupo de mutantes que convierten cualquier herida en arma de destrucción. Ruka, una joven oficial atormentada por el asesinato de su padre, será la encargada de exterminarlos.
Tokyo Gore Police: Inclasificáblemente decadente
Tras celebrar la victoria en los Oscars de dos peliculones como Birdman y el Gran Hotel Budapest, me he acordado de lo penosa que era su competidora; Boyhood y me ha dado por hablar de algo que al menos os hará correros, no como Boyhood que no llega ni a eso, por mucho que mis colegas gafapastosos crean que ha sido injusto lo de Boyhood.
Directamente merecía mas humillación. También Interstellar puestos a pedir.
La película de la que voy a hablaros no la veréis por los Oscars, ni directamente en el cine. Es demasiado girada de vueltas para que los académicos de Hollywood tengas sus orgasmos latentes a la vez y verla por esos lares competir por tan codiciado premio dorado: Tokyo Gore Police.
Al menos pasan cosas. No como en Boyhood.
Del país que nos trajo cosas tan propias como el Sepukku, los Kamikazes o los desastres radioactivos Cudeiros, hoy os voy a presentar una degeneración visual llena de tantas fantasmadas y barrabasadas por metro cuadrado, que creeréis que me lo he inventado todo desde el siguiente párrafo.
Cuando uno piensa en entretenimiento audiovisual se va a las salas a ver cine yanky. Cuando uno quiere verse algo supuestamente “sesudo” acude a ver cine Europeo. Ahora bien si uno lo que quiere realmente es verse cualquier cosa que pueda irse de madre, Asia es el lugar de tus fantasías masturbatorias mas húmedas. Tokyo Gore Police representa el punto más extremo del cine japonés de los últimos tiempos, dejando atrás a los fantasmas mierderos como los de The Ring o The Grudge. Es alucinante como una cultura tan civilizada tenga la mente tan abierta como para permitirse este tipo de cine, o videojuegos. Solo tenemos que fijarnos en la industria del videojuego Nipon para poder disfrutar de maravillas fílmicas como el Metal Gear Solid de PSX (solo el uno, porque el resto son mierda) y después puedas echarte unas partidas a degeneraciones sin ton ni son como el Tokimeki Memorial, el RapeLay (que va de violar jovencitas japonesas y Stalkearlas) y cosas del palo.
Que en Japón están como putas cabras es un hecho constatado, pero esto es debido a que el país del Sol naciente es un lugar de contrastes y su cine no es ninguna excepción. La industria nipona es capaz de producir al mismo tiempo algunos de los más bellos poemas fílmicos sobre la era Tokugawa, mientras que otras personas son capaces de hacer las degeneraciones más delirantes posibles sacadas de sus sesiones de sado y quedarse tan panchos. Tokyo Gore Police se enmarca claramente dentro de ese segundo grupo de trabajos infumablemente delirantes que tanto furor despiertan entre los aficionados occidentales al “sirope del bueno”. Lo cierto es que no deja de resultar curioso que este tipo de películas como Tokyo Gore Police se disfruten más gustosamente lejos de sus fronteras que dentro, sobre todo teniendo en cuenta el localismo de muchos de sus chistes.
Esta es una prueba más de lo extendida que está la cultura pop japonesa por todo el planeta.
Puedo confirmar que Yoshihiro Nishimura no es una persona especialmente conocida en Occidente, aunque en su país de origen está considerado, junto a otros como Tomoo Haraguchi, como uno de los grandes maestros de los efectos especiales artesanales, tanto como aquí en Occidente tenemos a Tom Savini como el maestro de la casquería definitivo. Se le ha podido ver en producciones como Suicide Club o la más reciente The Machine Girl, de la que esta película es una especie de sucesora espiritual. Empezar esta crítica hablando de los trucos visuales de este ser es justo y necesario, pues su carrera profesional marca irremisiblemente el desarrollo de Tokyo Gore Police, y sobre todo, su tono.
Así que vayamos por partes como decía Jack el destripador: Tokyo Gore Police
Hay que pensar que todo esto no tiene ningún sentido si no tienes a tu lado a un escritor que este al mismo nivel degenerativo que tu, y por ello nuestro colega el “Chino Cudeiro” toma la más que cuestionable decisión de contratar a un guionista que se encuentre a su altura. Esta mente preclara de la escritura de guiones con cantidades ingentes de tripas por los suelos es Kaji Kengo, responsable de la adaptación cinematográfica de Uzumaki. Juntos idean un futuro más humorístico que distópico en el que la policía privatiza las libertades individuales en pos de una mayor seguridad colectiva (¿Privatizar un servicio publico esencial? Me suena a Objetivismo). Su mejor agente es Ruka, la típica tía mas dura que los clavos de un ataúd que ha de hacer frente a un grupo de mutantes hipertrofiados, y que encima tienen cara de chino estreñido. En este caso, usar el término ciencia ficción para definir Tokyo Gore Police es pasarse de la raya. El director deja bien claras las intenciones de su película con una primera escena en la que la protagonista sube a la azotea de un edificio propulsándose con un bazooka, no sin antes cortarse en el coche de policía para sentirse viva, usando un brazo de monstruo de goma de los de andar por casa como si fuese el suyo propio.
A partir de aquí el deshueve con las mamarrachadas es continuo.
Por supuesto, el plato fuerte de Tokyo Gore Police son las demenciales creaciones del director. Sería absolutamente necesario recurrir a un documento bastante extenso para referirme aquí sobre la genialidad de los japoneses en el arte de los efectos especiales tradicionales, pero paso de hacerlo. No deja de ser curioso que un país tan tecnológicamente avanzado siga apostando por la vieja escuela del poliuretano y el maquillaje, una costumbre que proviene del mundo de las series de televisión Sentai y del Kaiju-Eiga. Como era de esperar, Yoshimiro Nishimura no defrauda en ese aspecto y el desfile de engendros es simplemente la “Hostiaputajoderporqueamicabrones”. Pero esto no acaba aquí y cuando tiene que utilizar el ordenador, es tan cutre como los FX anteriormente mencionados.
A su vez la actriz protagonista de Tokyo Gore Police, Eihi Shiina, presta sus preciosas e imperturbables facciones para interpretar (es un decir) a la más que estereotipada heroína del Manga Japonés (que tenga un bonito culo que te enseñen a discreción con zooms descaradamente, parece ser un plus para trabajar en esta cinta). Lo cierto es que la sobriedad de su papel no se diferencia demasiado del que interpretara en Audition hace ya unos cuantos años (en el 99 para ser más exactos), de hecho más de un primer plano de su jeta es clavado a los de la película de Takashi Miike. Destaca también la presencia de Itsuji Itao, a quién se le pudo ver en su día en Dai Nippon Jin. Pero no se porque hablo de los actores si lo cierto es que los actores importan una mierda del Dr Slump pinchada en un palo. En realidad la película es una gamberrada en toda regla, repleta de grandes escenas perturbadas, todo sin dejar de lado el estilo Nipon que tanto mola. Eso si, la duración de Tokyo Gore Police es un tanto excesiva para lo poco que tiene que contar, parece más una especie de videobook del director para demostrar las fumadas que se puede hacer con cuatro maravedíes, y así venderse para futuros proyectos eyaculativos.
En Tokyo Gore Police, en un futuro distópico cercano, la policía de Tokyo ha sido privatizada (justo como le hubiese gustado a Ayn Rand, o a esos neoliberales de ahora), y han surgido unos delincuentes mutados tochos, que se llaman ingenieros, pero no porque diseñen cosas como Dilbert, sino porque están como putas cabras y cuando les cortan algún miembro (Si, me refiero incluso al pene) les vuelven a salir todos deformados y con forma de alguna arma random. Por suerte la policía cuenta en sus filas con la mejor cazadora de ingenieros, Ruka, una muchacha encantadora que tiene como única amiga en el mundo a su espada, y que les corta las manos a los Nobitas que se atreven a sobarle el culete en el metro de Tokyo (escena de traca con muchos zooms al culo de la muchacha). La zagala por lo visto está traumatizada desde que de pequeña viera cómo le reventaban la cabeza a su padre policía en plena calle, bañándola en sangre, cachos de cerebro y tal (eso le pasa por hacer huelga). El misterio y la relación entre el creador de los ingenieros, ella, su padre, un par de putas random, su madame, unos cuantos “normal guys”, una mujer reconvertida cibernéticamente en un perro policía chupapollas (True Story), Nobita y Doraemon, su padre, la dueña de un bareto de Sake de mala muerte y cuanto agente de policía de relleno puedas imaginar, será lo que descubrirás en este film. Este es el argumento de Tokyo Gore Police.
El resto de elementos del Tokyo Gore Police son un batiburrillo de mecanismos típicamente nipones: Batallas infumables de espadas coreografiadas, sangre propulsada en cantidades industriales, penes gigantes mutados que disparan “sabediosqué” y esas geniales referencias típicamente japonesas en forma de falsos anuncios televisivos que alientan a la prostitución, el suicidio adolescente o los videojuegos violentos y realistas. La violencia es usada en Tokyo Gore Police como fuente de inspiración estética y narrativa, una brutalidad que proviene sin lugar a dudas del mundo del Anime. Parece a su vez que los diseños de las armaduras del cuerpo de policía recuerdan más que sospechosamente a las que lucían los militarizados agentes del Jin-Roh de Mamoru Oshii.
Tokyo Gore Police desarrolla las escenas más sangrientas nunca antes vistas en el cine (pero no en el cine casposo) desde el minuto cero hasta el mismísimo final, convirtiendo a Ichi the Killer en una película Made in Disney, o de Almodóvar. Esto va desde autopsias a extremidades cortadas, mutilaciones y litros de sangre comestible. Ahora bien no todo es tan perfecto como pueda parecernos a los fans de la caspa y falla en muchos momentos. Llamadme raro pero a veces me gusta ver algo de historia y no un pene cañón reventando a people porque si, o una vagina con forma de boca de cocodrilo que se come todo lo que ve, todo porque si y punto. Durante gran parte de Tokyo Gore Police se coquetea mucho con los estereotipos pertenecientes a la cultura japonesa; por lo que hay mucha influencia del anime no solo en las escenas, sino también en las actuaciones. Tal vez a más de uno le pueda parecer absurdo, dado que el guión peca de ser simple o mejor dicho de perder el Norte continuamente, sobre todo si sabemos a lo que vamos, pero tenia que decirlo. Esto hace obviamente que toda la responsabilidad se lo lleven los efectos especiales, que en términos generales son una soberana cutrez, sobretodo en las escenas de mutilación.
Pero, incluso hasta en el interior de un cagarro de Godzilla como este, se puede rescatar un intento de arte, ya que los personajes están decentemente construidos y retratados (siempre teniendo en cuenta la verosimilitud del film) dentro de una estética atrevida y propia de un manga, llamativa y poco convencional que más parecen el resultado del efecto de presión que se le aplica a un grano con pus para que la porquería salga. Y ya os digo que la mierda salió y de paso, dejo perdida toda mi sala de estar e incluso a mis gatos.
En síntesis general, Tokyo Gore Police es una consecuencia más de la desenfadada industria cinematográfica japonesa, un producto destinado fuera de su país de origen a todos los frikis que compartan referencias culturales con los fundadores de La Troma. Su exagerada estética de serie Z está más que planificada para que el director saque chispa a todos sus recursos, por previsibles que sean. En términos generales, el film de Yoshihiro Nishimura es más de lo mismo y por eso no defrauda, ya que cumple fielmente lo que promete, cosa que otros no llegan a lograr dejándote al final siempre “a medias”, como Boyhood.
Trailer de Tokyo Gore Police
https://youtube.com/watch?v=UxIAwW82vHs
Has escogido las imágenes…
1. El bautizado como ‘Chochodrilo’, genial bichoño.
3. Esa escena es genial, el tío sin brazos, chorreando sangre como un gorrino en la matanza, pero si nos fijamos en la peli, está ‘respirando de relax’, con el vaho saliendo de tranqui…
Sin más, peliculón.
Total, es una pasada, una auténtica gamberrada…que ganas tengo de verla, cabrones, me estáis poniendo los dientes que ya me llegan al suelo jajaja. Ahora entrará Mark Novoa, el autor del artículo, un auténtico erudito de este título.
Sorprendentemente me acabo de fijar en la respuesta, y por ello contesto. Es dificil imaginarse al cine Nipon si no hacen estas cosas. Maestros de la goma espuma y la degeneracion que siempre te dan lo que prometen, no como otros, como Boyhood. Hay cosas peores, creeme.