Póster de la película Sirat

Crítica de Sirat, de Oliver Laxe

Sirat. Año: 2025. Duración: 114 min. País: España. Dirección: Oliver Laxe. Guion: Oliver Laxe, Santiago Fillol. Reparto: Sergi López, Bruno Núñez, Jade Oukid, Richard Bellamyun, Stefania Gada.

Oliver Laxe, director del filme español de la temporada, Sirat (2025), no es un desconocido en el Festival de Cannes, y mucho más que eso, todas sus películas han sido muy bien valoradas por el público y la crítica del Festival. En la edición de 2025, Sirat se alza con uno de los galardones más codiciados, el Premio del Jurado. Oliver Laxe recibe el espaldarazo que su cine combativo y fuera de los márgenes necesitaba para ser reconocido por el gran público. Y de esto no solo tiene mérito su carrera, Sirat es todo un ejemplo de cómo una obra puede romper las fronteras de lo convencional, especialmente en España, donde el cine se sostiene gracias a fórmulas largamente manidas durante décadas, y donde Sirat pone un pie en al otro lado de la frontera, en lo indómito, en las geografías del alma humana, en territorios caóticos nunca hollados por la filmografía patria.

Narrativamente, Sirat no es una película complicada. Su esquema argumental corresponde milimétricamente al del Viaje del Héroe, el del viaje al “Corazón de las tinieblas” cuya principal referencia literaria es la obra homónima de Joseph Conrad y nuestra referencia cinematográfica más a la mano es el Apocalypse Now (1979), de Francis Ford Coppola. En esta ocasión, nuestro héroe, interpretado por un fantástico Sergi López, nuestro héroe, no es un torturado marine en Vietnam, si no un “padre coraje” en busca de su hija, para lo cual tendrá que abandonar el camino cómodo, momento simbolizado por una de las escenas más potentes del filme, y embarcarse en una aventura en la que conocerá la amargura de la muerte, el dolor, la carencia y la desesperanza. El itinerario interior del protagonista discurre paralelo a su viaje geográfico, donde incluso tendrá un hueco para una suerte de iniciación chamánica muy cercana al despertar psíquico del Viaje del héroe.

Sergi López y Bruno Núñez en Sirat
Sergi López y Bruno Núñez en Sirat

Sirat nos propone una aventura llena de atmósferas poco recurrentes en el cine comercial, de las road movies por los desiertos. Pero además añadimos el acercamiento cinematográfico a la cultura rave, donde sus protagonistas se embarcan en un modelo de vida de camaradería y de vida casi familiar en busca de la adrenalina que ofrece su libérrimo modo de vida. En este punto, los personajes secundarios (actores no profesionales reclutados en fiestas rave), ofrecen un valioso poliedro de caracteres y matices. La sinceridad de sus interpretaciones ofrecen al espectador una panorámica privilegiada e inusual del modo de vida traveller de las fiestas rave.

Oliver Laxe apuesta fuerte por la experiencia sonora y visual. Sirat podría ser vista como el reverso visual de El Salario del Miedo (1953), pero sobre todo de su remake, Carga Maldita (1977), sustituyendo la exuberancia envolvente de la selva amazónica por la aridez y el extenso vacío del desierto del Sahara Occidental. Sirva también este detalle, la localización geográfica, como lanza partida y guiño a las penurias del pueblo saharaui. Por otro lado, el realizador, de origen gallego, ya ha contrastado previamente la intensidad de los paisajes en su filmografía, solo hay que echar un vistazo a títulos tan dispares como Mimosas (2016) y O que arde (2019).

Jade Oukid en Sirat

Sirat, es concepto filosófico sufí que habla de un delgado puente entre el cielo y el infierno, un pasaje que hace balancearse al alma humana de manera frágil e inestable, sometiendo al individuo a una prueba continua entre la cordura y la locura, entre el estar o el ser, en el de la decisión consciente. Si el paisaje visual es una constante, el paisaje sonoro pertenece al reino de esa elección consciente pues el sonido techno es una suerte de hilo conductor de la aventura de nuestro héroe.

La cuarta película de Oliver Laxe es un acierto creativo y comercial. Esta última premisa, la comercial, podrá dar resultados inmediatos si el público valora lo que la experiencia de Sirat. A pesar de la irregularidad de la película en su último acto, nos encontramos ante una propuesta vigorosa y nada complaciente, una cinta que hará meditar y empatizar al espectador avezado. De cualquier manera, Sirat ya ha ganado una batalla, que es la de la promoción al exterior de España; Sirat es una cinta que bien podría alzarse con reconocimientos y galardones en multitud de festivales de corte independiente y fantástico, donde puede tener un recorrido más que digno. En lo que respecta a la perspectiva española, nos congratulamos de la valentía de la propuesta y nos alegramos porque Oliver Laxe haya aportado su granito de arena en la renovación y modernización de las formas y los fondos en la filmografía autóctona.