Crítica de Háblame, dirigida por los hermanos Philippou
Háblame (Talk to Me). Año: 2022. Duración: 95 min. País: Australia. Dirección: Danny Philippou, Michael Philippou. Guion: Michael H. Beck, Danny Philippou, Bill Hinzman, Daley Pearson. Reparto: Sophie Wilde, Alexandra Jensen, Joe Bird, Otis Dhanji.
Háblame (2023) no sería lo que es sin el éxito de It Follows (2014), de David Robert Mitchell. Esta película fue el arranque de nueva una tónica en el género cinematográfico, el de situar a los adolescentes en las coordenadas de un terror más serio y realista, -elevado, sí que quiere ver así- Un lugar que hasta ese momento los púberes no habían ocupado, siendo casi siempre carne de cañón de asesinos de turno o de diablos despiadados. La vuelta de tuerca de David Robert Mitchell al slasher adolescente obtuvo su eco en otras producciones, las más recientes han sido éxitos de taquilla veraniegos, la que nos ocupa, Háblame, y Smile (2022).
A los que adoramos el cine en verano por lo que supone de refugio ante esta climatología cada día más inclemente y apocalíptica, nos maravilla encontrar películas de terror realizadas con inteligencia, arte y mala leche dentro de la cartelera estival. Si el verano pasado le tocó a Smile, este año lo hemos pasado pipa con Háblame. En esta cinta, lo que a priori parece el pasatiempo de unos adolescentes jugando a invocar difuntos, se convierte en un auténtico tren de la bruja repleto de excelentes escenas gore y posesiones de ultratumba. Los hermanos Philippou, en su debut, juegan con códigos del terror clásico pero pasados por el tamiz del moderno género creepypasta -como sucedía en Smile– y ponen de protagonistas absolutos a una pandilla de adolescentes poco temerosos de los misterios del Más Allá.
Destaca, en primer lugar, la solidez técnica con la que estos hermanos australianos realizan Háblame, una ópera prima más que notable. Partiendo de la frivolidad con la que los jóvenes realizan prácticas espiritistas, el contenido compartido en WhatsApp ya nos desvela que algo realmente aterrador está sucediendo en esas veladas; cuerpos rígidos, ojos negros y rostros desencajados son celebrados con unas carcajadas tan inconscientes como ufanas. Pero esto es solo el principio de una espiral de terror que nos llevará a momentos de excelentes jump-scares.
Si bien la profundidad de los personajes y su comportamiento es un algo anómalo y ridículo en ocasiones, Háblame tiene un trasfondo psicológico que lo une con Smile -aparte del mencionado aire creepypasta– y es el del dolor del trauma tras una muerte y la debilidad psicológica que produce en quién lo sufre, haciéndole vulnerable a los abusos de los seres del Más Allá.
Háblame transita territorios comunes, ofrece soluciones dudosas en ocasiones, abre y cierra su metraje con temas hip hop con las que solo empatiza el público post-milenial, y dibuja unos cuantos personajes de una inconsciencia supina; pero también tiene un núcleo oscuro, transita a un lado y otro de la línea que separa nuestro mundo del Otro y como puente utiliza una mano de escayola a modo de cabalgadura psicopómbica, también es una película violenta y salvaje, con ánimo de asustar, y también de aterrar.
Otro punto que refuerza la crudeza de la propuesta visual de Háblame es el extraordinario trabajo de maquillaje. Háblame arranca con la escena de un canguro herido en mitad de la carretera, sabemos que será atropellado aunque sea en off visual, pero podemos imaginar el desaguisado en el que se va convertir el animal. Esta idea es un avance de la imaginaría gore que servirá de apoyo al punto de giro más importante de la cinta, con un excelente trabajo de maquillaje que es de los más impactantes que se han visto en pantalla en los últimos años.
Tenemos claro que Háblame no inventa nada, pero el material con el que trabaja es oscuro, duro e impactante. El mérito de Háblame es el de llevar a una nueva generación de espectadores un cine que combina sus propias sensibilidades con un sentido de elevación en su propuesta, y con un estilo visual que en nada debe envidiar a las mejores cintas de terror de los últimos años, pese a ser una obra de debut. Lástima que el guion de Háblame no se haya arriesgado más con los personajes y no los saque de su propia estulticia ante los sucesos de los que son protagonistas.