Crítica: Fuerza Bruta, de Jules Dassin
Título: Fuerza Bruta (Brute Force). Año: 1947. País: EE.UU. Duración:98’ Director: Jules Dassin. Guión: Richard Brooks (Historia: Robert Patterson). Música: Miklós Rózsa. Fotografía: William H. Daniels (B&W). Reparto: Burt Lancaster, Hume Cronyn, Charles Bickford, Sam Levene, Howard Duff, Art Smith, Jeff Corey, Yvonne De Carlo, Ann Blyth, Ella Raines, Anita Colby, John Hoyt,Jack Overman, Roman Bohnen, Sir Lancelot, Vince Barnett, Jay C. Flippen, Richard Gaines, Frank Puglia.
Ante la pasividad y debilidad de su alcaide, Westgate, una prisión de máxima seguridad, está siendo realmente dirigida por su temible jefe de seguridad, el capitán Munsey, un hombre sádico y ambicioso que no duda en emplear la violencia, el terror y el engaño con tal de mantener atemorizados y bajo control a sus numerosos presos.
A Jules Dassin se le conoce mayormente por dos obras que han pasado a ser obras maestras del cine clásico, – teniendo en cuenta que en los circuitos culteranos todo lo que suene a antiguo y que cuente con actores reconocidos es denominado como obra maestra, aunque muchas veces no lo sea-; las películas de las que hablamos son Rififi (1955) y La Ciudad Desnuda (Naked Lunch, 1948), ambas forman parte del catálogo de producciones dirigidas por el interesante realizador francés, y ambas encuadras en el género del cine negro. Muy superior en calidad y resultados, aunque menos loada, ha sido Fuerza Bruta (Brute Force, 1947), anterior a ambas. Estas tres cintas ya le apuntaron como hombre imprescindible en el cine de género, una carrera la suya que se tornaría en habitual de los estudios de Hollywood y también en los platós europeos (Rififi es una producción francesa y posteriormente dirigiría producciones de otras nacionalidades).
Fuerza Bruta, a medio camino entre el cine negro y el drama, supone una inmersión en el subgénero carcelario, que desde el primer momento atrapa por su ritmo, el dibujo de sus personajes y su atmósfera. La película también es una fábula sobre el poder y la ambición, así como el ansia de libertad y la ruptura de los moldes sociales, cosa imposible en un microcosmos tan hermético como traicionero. Pero la película no es sólo un denso y electrizante drama carcelario, también es un golpe al corazón del régimen penitenciario estadounidense, al que retrata como un sistema fascista donde prima la brutalidad y la delación por encima del trato humanitario y la reinserción de los presos. Este extremo viene representado por el capitán Munser (Hume Cronyn, impresionante ), que tiene al recluso Joe Collins (Burt Lancaster) entre sus miras, intentando quebrar su voluntad una y otra vez, y recurriendo a estrategias tan sucias como falsas acusaciones, la coacción y el aislamiento. En la otra parte, como defensor de un trato compasivo y considerado con los presos, el Dr. Walters (Art Smith) se ahoga en alcohol ante la imposibilidad de vencer el ansia de poder del capitán Munser. Quizás fue por esta visión tan crítica y tan visualmente perfecto que Jules Dassin se granjeó la enemistad del todopoderoso senador McCarthy.
El guión, firmado por el futuro gran director Richard Brooks, se detiene en la vida personal de los reclusos antes de su entrada en prisión, ofreciéndonos capítulos episódicos que se les muestra de un modo más humano que criminal. Dichos capítulos fueron incluidos por orden del productor Mark Hellinger, que deseaba la presencia de algunas actrices en este testosterónico plantel de machotes. Esta idea fue del todo afortunada porque, aparte de que el guión se enriquece de forma notable, nos permite contemplar a rostros tan bellos como Yvonne de Carlo, Ann Blyth y Ella Raines.
Sin duda, la parcialidad del guión de Fuerza Bruta es evidente, pero también es claro su mensaje: el preso convicto debe tener la oportunidad de reinsertarse en la sociedad. Ninguno de los reclusos de la celda R17 –donde cumplen su pena la mayor parte de los protagonistas- ha cometido un crimen tal como para merecer el severo castigo que se les ha impuesto y su sed de libertad obedece a la búsqueda de una nueva oportunidad. El fatal desenlace del film está propiciado por la presión del sistema carcelario, y no por la actitud de los reclusos. En este punto resulta crucial la conversación mantenida entre el recluso Gallagher (Charles Bickford) y el pusilánime alcalde de la prisión (Roman Bohem).
La música, de Miklós Rózsa, es orquestal, emotiva y perturbadora. De tono grandilocuente, genera sentimientos de amenaza y terror. La fotografía, de William H. Daniels, creador de la mítica imagen cinematográfica de Greta Garbo, se complace en la construcción de ambientes opresivos en los que se hacen presentes el dolor y el sufrimiento, especialmente en su parte final, donde este drama carcelario nos reserva unas excelentes secuencias de acción y sacrificio, lejanas y cercanas a la vez de ese cine negro que posteriormente haría famoso a Jules Dassin.
Tenemos el privilegio de recuperar este título en todo su esplendor gracias a las editoras CAMEO y VERSUS ENTERTAINMENT, que lo han publicado en formato DVD, con idiomas en castellano e inglés, y con opción en subtítulos en inglés.
Se apunta a la de ya. No soy especialmente fan del género carcelario, pero tiene pinta de no decepcionar para nada, sobre todo teniendo en cuenta la intensidad que puede llegar a conseguir Dassin en sus cintas.
Es realmente genial. La atmósfera es muy rica en matices, así como la planificación en los espacios cerrados. Pasarás un buen rato, ya lo veràs 🙂
También la apunto. Ni la conocía la verdad…En cuanto a Rififi genial muestra de cine negro. Con un guion fabuloso y un recordatorio especial para la escena del atraco. En media hora ni uno de los atracadores dice palabra y la tensión no decae. Algo realmente difícil de hacer en una película. Una de las grandes sin duda…..Cuidate
Estabas en lo cierto, un peliculón que permanece con una frescura envidiable dentro de un subgénero tan sobado y maltratado como el carcelario. Aun así discrepo en situarla por encima de ‘Rififí’. La dejo a la par de ‘La ciudad desnuda’ y un poco por debajo de ‘Noche en la ciudad’. Menudo repertorio tiene Dassin…
A mí La Ciudad Desnuda me parece un poco floja, aunque los ambientes,como siempre, son muy buenos,. Me alegra que te guste Fuerza Bruta. Sin duda Dassin es uno de estos genios que no han sido conocidos los suficiente por los aficionados, tiene un montón de buenas películas.
Saludos.