Película Crudo (Grave)

Crítica de Crudo (Grave)

Crudo (Grave). Año: 2016. Duración: 98 min. País: Francia. Director: Julia Ducournau. Guion: Julia Ducournau. Música: Jim Williams. Fotografía: Ruben Impens. Reparto: Garance Marillier,  Ella Rumpf,  Rabah Nait Oufella,  Laurent Lucas,  Bouli Lanners, Joana Preiss,  Marion Vernoux,  Denis Mpunga,  Jean-Louis Sbille.

Una película como Crudo (Grave, 2016) lo tiene «crudo», valga la redundancia, para conseguir una distribución masiva en España o en cualquier país europeo. No digamos en otros países en los que la censura impone rígidos controles y clasificaciones. El contenido explícito de esta película, en lo que respecta a la  exhibición de escenas gore, hace que el camino hacia el gran público sea un auténtico calvario que  suele quedarse en el nulo reconocimiento de la industria a películas como ésta. El hype de Crudo cuenta con eso, de hecho es lo que ha motivado la compra de los derechos de distribución por Universal a través de su sello menor, Focus; el mercado necesita, periódicamente, de una cinta con excesos hemoglobínicos, a sabiendas de que hay un público oculto, en circuitos underground, ansioso de alimentar su cinefagia con un título como Crudo.

Justine (Garance Marillier) es una joven que vive en una acomodada familia donde todos son veterinarios, con usos culinarios estrictamente vegetarianos. Siguiendo los preceptos de la tradición familiar, ingresa en la facultad de veterinaria, donde su hermana  (Elle Rumpf)  también se encuentra cursando los mismos estudios. Su despertar sexual y la rebeldía de verse alejada de los corsés familiares le lleva a comer carne por primera vez. Poco a poco irá desarrollando un apetito tan voraz que terminará probando la carne humana. Su hermana no ha sido ajena a esta transformación y encontrará en ella a la cómplice de sus deseos.

Hoy en día, los hábitos de comida vegetarianos son algo más que una forma saludable de comer, se han convertido en preceptos que morales, éticos, que dan al vegetariano un empaque de persona respetuosa y cabal, el de alguien que vive más acorde con unos valores de respeto a la vida (animal) que sus congéneres omnívoros. La imposición de cualquier principio moral, sea el que sea, a un adolescente, terminará, casi siempre, con el quebranto de alguna de las normas impuestas por sus progenitores. Justine no puede ser menos y decide probar lo prohibido, saltarse las normas y hollar el territorio de lo salvaje, de lo animal, vivir con brutalidad aquello que le ha sido negado en el marco de un entorno familiar burgués y acomodado. Partiendo de esta premisa, y tras el sangriento rito iniciático al que es sometida junto a sus compañeros de primer curso, las peripecias de Justine en la facultad oscilarán entre la práctica de un sexo desbocado, el canibalismo, o ambas cosas juntas.

Película Crudo (Grave)

El tono que la directora novel, Julia Ducournard -también guionista del filme-, da a la película, está muy cerca de algunos títulos de la extinta Nueva Ola del Cine de Terror Francés -prolífico movimiento del cine de terror francés de la primera década del siglo XXI-, mezclando la historia del despertar sexual con otra más aciaga de asesinatos y prácticas caníbales. Hay un generoso número de escenas gore donde la realizadora demuestra su arrojo en un estilo que usa y abusa del primer plano. Esta forma de rodar, acompañada de una fotografía que contrasta los tonos azules con los rojos de la carne y la sangre, nos transporta a un mundo ensoñado, falto, en muchas ocasiones, de sustrato real, como un sucio cuento iniciático de ruptura con el pasado de la protagonista. Al final, Julia, como hija pródiga, volverá al seno familiar y le será mostrada una escabrosa verdad, tan inverosímil en su planteamiento como muchos de los momentos que hemos vivido en las vicisitudes de la joven.

Esta razón que apuntamos, la de buscar a toda costa el compaginar el realismo de una historia de mimbres gore-sadianos -con subtrama criminal incluida-, con otra de despertar a la madurez, es lo que apuntilla a una película que avanza a salpicones de sangre, sin preguntarse, en muchas ocasiones, los cómos o porqués. Hay excesos que satisfacen el ansia primario del aficionado al cine de horror, pero da la impresión de que están ahí para eso y no para apuntalar una historia que hubiese necesitado de más elegancia y profundidad para completar el mensaje que quiere lanzar al espectador. Hay voces que apuntan en el sentido opuesto, en el de dejar pasar como deslices narrativos las exasperantes inconexiones y defectos de guión de la película. Sin embargo, la gravedad del tono empleado por Julia Ducournard no es cuestión baladí, es fuerte, contundente y, lamentablemente, llama al espectador a una reflexión fragmentada, coartada por la forma expresiva.

Y a pesar de todo, ya nos guste más o menos esta película, algo muy importante debemos reconocer: Julia Ducournau ha hecho un excelente trabajo, dada su juventud y que Crudo es su primera película. La realizadora demuestra tener un pulso firme a la hora de rodar y de planificar cada una de las atmósferas que vemos en Crudo. Aunque el guión de Crudo no sea precisamente su punto fuerte, ya apunta a una claridad de ideas, al uso de un lenguaje cinematográfico mejorable, pero evidentemente estimulante. Sin duda, su nombre se deberá incluir en una tardía revisión de aquel cine de terror francés que dio nombres tan importantes como Alexandre Ajà, Claire Dennis o Xavier Gens. Crudo es, como mínimo, el canto de cisne de una época de gloria para el cine de género francés, rememorada con energía y nostalgia, poderosa mujer es Julia Ducournard.

Película Crudo (Grave)

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