La segunda Sesión de CORTÓPOLIS, el Festival Internacional de Cortometrajes de Madrid, quedó finiquitada el pasado 21 de febrero a la espera de una tercera, que se celebrará el 21 de marzo que viene. Esta segunda andanada de Raúl Cerezo y su equipo nos ha deparado una programación más diversa que la sesión anterior. No por ello los cortometrajes exhibidos eran mejores o peores sino que hubo más y más variedad, variedad temática y formal.
Hubo novedades, y muy significativas, no solamente la por la apertura de foco realizada por los programadores. La inmensa demanda de entradas ha hecho posible que se doble el aforo de la sesión. La sala donde se proyectaron los cortos contaba con casi el doble de butacas que la anterior, lo que no impidió que las entradas (tickets gratuitos que se han de solicitar desde un enlace de la web oficial del festival www.cortopolis.es) se agotaran en hora y media desde su puesta a disposición del público. El doble de público se merecía el doble de calidad, de expectación y, como decía Hitchcock, el doble de thrill.
También cambió la presentadora. En esta gala, los vídeos de presentación de los cortometrajes fueron introducidos por la seductora Marta Flich, aparte de cada uno de los realizadores de los cortos realizase su presentación con mejor o peor sentido del humor. Frente al colorismo de los vídeos de presentación de la gala anterior en esta edición han primado las atmósferas vaporosas e irreales.
El logo de CORTÓPOLIS cuenta con un feto como leitmotiv, un nonato que en la segunda edición del festival ya parecía ser un buen mozo que nadaba a sus anchas en el líquido amniótico. Su aspecto no era precisamente el de un rollizo bebé y eso no causó muy buena impresión en algunos espectadores, que aparte de su aspecto poco agraciado no supieron apreciar las cariñosas dedicatorias que él nos dedicaba desde la pantalla de proporciones gigantescas.
Se aprovechó esta sesión para otorgar el Premio del Público al cortometraje más votado de la sesión anterior. Cayó en manos de Alicia Albares y el equipo de AL OTRO LADO. Desde aquí les damos nuestra más sincera enhorabuena y esperamos que este corto les dé el espaldarazo definitivo para su incursión en el largometraje.
Y vamos a los cortos, piedra angular de la gala y motivo de controversia según a través de que cristal los miremos porque esta gala contó con tal variedad que fue capaz de agradar o disgustar a ratos al público presente, y todo, volvamos a decirlo desde unos parámetros de calidad muy por encima de la media de cualquier festival de este tipo. Esto nos da una idea del nivel de exigencia del espectador de cortos de hoy en día; sabe apreciar la calidad y espera que se supere en cada nuevo visionado de un pack de short films, CORTÓPOLIS lo sabe y asume el reto, importante y arriesgado.
BLUE & MALONE, detectives imaginarios
Primer cortometraje de animación que se proyecta en el festival. Blue & Malone, detectives imaginarios ha sido dirigido por Abraham López, contando en el apartado de animación con la intervención de más de doscientas personas. No es para menos el titánico esfuerzo realizado para esta pieza, una recreación del mundo infantil donde todo es posible, hasta tener dos amigos detectives, un impertinente y sagaz sabueso y un enorme gato que al mojarse se queda del tamaño de un cachorro.
Los miedos infantiles son representados por personajes terroríficos. La entrada de Blue & Malone contra el hombre del saco –que en realidad es un dentista- ya nos pone sobre aviso sobre el terreno que vamos a pisar, el de la imaginación y la percepción de un mundo que no conoce de cortapisas a la hora de crear y de ensoñar, de ver donde los adultos creen que no hay. Este es el principal mérito del cortometraje, el de crear una historia que pese a lo alucinado de su fantasía resulta entretenida y divertida. Destacamos la intervención en el doblaje de algunos de los actores de comedia más importantes de la escena española como Joaquín Reyes.
El otro gran mérito de esta obra, el técnico, consiste en la combinación de imágenes reales, 2D y 3D. El trabajo es encomiable y minucioso pero crea cierta sensación de batiburrillo y en ocasiones tiende a confundir al espectador, que visiona escenas en las que a veces los personajes virtuales están poco integrados en la acción. Salvando este escollo, la obra es tan disfrutable como divertida, sólo se necesitan los ojos de un niño para apreciarla en su verdadera dimensión.
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#STOP
Ya se ha convertido en algo cotidiano en nuestra hipertecnificada sociedad el que diversos códigos, hasta hace poco tiempo inexistentes, conformen mensajes asociados al activismo político. Las redes sociales se han convertido en el nuevo campo de batalla de la progresía, que cree haber hallado ahí la solución a todos nuestros males. A pesar de lo ilusorio de este pensamiento, especialmente desde las grandes ciudades, tendemos a creer que hay alguna especie de revolución en marcha y que todo hombre de bien se debe poner las pilas y aportar su granito de arena. Sergio Barrejón, director de #STOP, es una de esas personas, que con este cortometraje ha mostrado su compromiso claro y meridiano con una preocupante temática social, la inmigración ilegal. La lástima es que la tendenciosidad que exhibe la obra, como ejercicio cinematográfico, la inhabilitan como pieza clave para comprender una problemática muy real por la que nuestra sociedad pasa casi de puntillas.
El cortometraje #STOP es uno de los más singulares en la selección de esta segunda edición de CORTÓPOLIS. Es singular porque, en primer lugar, no parece un cortometraje, podríamos afirmar casi con toda seguridad que no lo es. El realizador realiza un spot de larga duración en el que se hilvana una historia de compromiso social mediante el cruce de mensajes al estilo twitter entre varios personajes, entre ellos el que encarna Eduardo Noriega. A pesar de la presencia de actor y del apoyo brindado por Nacho Vigalondo en la presentación del corto, #STOP no funciona como cortometraje porque no dispone de un cuerpo narrativo eficaz, no dispone de drama y es manifiestamente maniqueo, imprimiendo esta característica en el retrato que se realiza de la policía.
La singularidad de esta obra también tiene mucho que ver con el público al que está dirigido. Sin duda, un activista de izquierdas que viva en un barrio tranquilo aplaudirá la iniciativa de la cadena de mensajes #stopredadas y echará de más a la policía en sus calles –sobre todo ante los flagrantes casos de abusos de autoridad que la policía ejerce sobre los colectivos más contestatarios-, pero un vecino de Aluche, harto de que la sangre de las bandas organizadas salpique las paredes de su portal, echará de menos a las fuerzas de seguridad. #STOP es una propuesta atrevida e interesante pero a la vez manipuladora, he ahí su gloria y su desgracia.
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MAMÁ
Parece ser que ya tenemos la película de horror favorita de la temporada, es la producción de Guillermo del Toro, Mamá (2013). Pues bien, esta exitosa cinta nace de un corto de escasísima duración (3 minutos) dirigido por el también firmante del formato en largo, Andrés Muschietti, en el que unas niñas se las ven con un terrorífico ente al que llaman Mamá. Este ente tiene el aspecto de los en otrora famosos fantasmas del cine oriental que han poblado nuestras pantallas durante unos cuantos años: aspecto cadavérico, pelo podrido y revuelto y una actitud poco amistosa.
CORTÓPOLIS inaugura una nueva sección llamada ClÁSICO A TRAICIÓN en el que se proyectarán cortos clásicos o de especial relevancia que sin duda darán un balón de oxígeno al público, relajando la grave atención que prestamos a los cortos de estreno y preparándonos para otra andanada. ¿Cuál será el próximo clásico a traición? Nos imaginamos que su nombre debe estar escrito en papel de estraza dentro de la caja fuerte de las sorpresas de CORTÓPOLIS, así que hasta el próximo 21 de marzo nos quedaremos con las ganas.
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STRINGLESS
La presentación de este cortometraje, que realiza su director, Al Díaz, quita mucho hierro al asunto, un asunto que se prometía hermético y críptico a más no poder. Tras echarnos unas risas con el sketch del realizador comienza la proyección de esta pieza que orbita más cerca de las obras de Pere Portabella que de cualquiera de los realizadores que acompañan a Al Díaz en esta sesión de CORTÓPOLIS.
STRINGLESS es indefinible, una pieza que se aleja de la concepción esquemática del cortometraje y que quiere llamar la atención del inconsciente del público mediante el uso de códigos muy personales en ocasiones, y otros que tocan el inconsciente colectivo. De ese modo se crea una obra que se podría incluir en esa categoría tan manida pero tan necesaria como es el vídeo arte.
La única protagonista, una violista, toca una melodía mientras su figura –alter ego de su inconsciente- va pasando por diversas etapas dentro su viaje interior. Quizás Díaz quiera mostrarnos una alegoría sobre la creatividad y los procesos interiores del arte y la abstracción. Como todas las piezas de este tipo, queda a discreción de cada espectador su interpretación pues así es voluntad del autor. Lo difícil de este tipo de propuestas, dado su complejidad a la hora de abordarlas, es conectar con el público, poco dado a realizar ejercicios de abstracción y a dar forma a pensamientos a priori irracionales STRINGLESS no es un corto surrealista pues no moldea materiales oníricos, pero sí tiene ese tono ensoñador que en pequeñas dosis nos hace preguntarnos si nuestra mente no debería escapar más de vez en cuando de los cauces conscientes en el que desarrollamos nuestra vida diaria.
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AQUEL NO ERA YO
La promesa que anunciaba CORTÓPOLIS en su web se cumplió proyectando el cortometraje que ganó en los premios Goya 2013. Y el ganador fue AQUEL NO ERA YO de Esteban Crespo García, obra que no comparte con #STOP más que la adscripción al género del cine social porque este corto sí es una historia que contiene los elementos de drama, fuerza y compás suficientes como para afirmar que estamos ante una verdadera “historia”, al contrario que #STOP, que adolecía de la falta de algunos de estos elementos o figuraban sólo de forma esquemática.
A los pocos minutos de su comienzo deducimos que el cortometraje se ha hecho con medios, o al menos los empleados han sido muy bien utilizados y dosificados. Nada queda al azar en este drama sobre los niños soldados que no nos remueva la conciencia, sin histrionismos ni manipulaciones. La realidad del día a día en tierras tan olvidadas como el interior de África quedan plasmadas en un formato híbrido que combina drama, género social y actioner bélico, una puesta en escena en ese aspecto que navega entre las aguas hiperrealismo a lo Black Hawk Down y la crudeza del plano corto y la fotografía saturada que tanto le gusta a Paul Greengrass.
AQUEL NO ERA YO concluye como comienza, con el testimonio de un niño soldado, protagonista del cuerpo principal de la cinta. Tenemos aunados varios géneros que se mezclan sin pudor pero con respeto, aunque en algún momento del metraje las escenas de acción terminen por desequilibrar el ritmo del corto a favor de una visión más pirotécnica que holística de la narración.
Independientemente de los gustos de cada cual, hemos de tener en cuenta algo muy importante. Nunca antes se había hecho un cortometraje igual en España. Ni por la temática, ni por los medios empleados, ni por su puesta en escena. Por tanto, que Aquel no era yo ganase en los Goya ya es un severo reconocimiento a la obra de su director, y que este cortometraje se proyecte en CORTÓPOLIS, nos debe alegrar aún más pues sin duda es su bien merecido Goya debe hacernos creer, aunque sea un poco, en una cercana remontada del cine español.
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DEATH OF A SHADOW
Death of a Shadow, del belga Dood Van Een Schaduw es el primero de los cortos nominados al Oscar que se van a proyectar en esta sesión de CORTÓPOLIS y el único de temática netamente fantástica. Se echaba de menos una pieza fantástica en esta segunda sesión de CORTÓPOLIS, recordemos que en la anterior sesión y en la primera edición del festival el terror y el imaginario fantástico estaban omnipresentes.
La historia parte de una premisa fantástica, la posibilidad de que un difunto pueda hacer un pacto con algún guardián del Más Allá para conseguir la corporeidad nuevamente. A cambio hay que entregarle sombras, sombras de personas en el momento de la muerte, capturadas con plasticidad y emoción por un artilugio fotográfico.
La puesta en escena es el tanto más importante que se apunta DEATH OF A SHADOW. Sin duda el trabajo depositado en la imaginería de la cinta es el aspecto más atractivo. Dicho conglomerado se sustenta con una historia romántica que pierde fuelle debido a sus insulsos protagonistas y a la incapacidad de ser incorporada satisfactoriamente en los genes del guión.
DEATH OF A SHADOW es una buena idea y muy inspirada, pero a la que le falta algo de garra en su planteamiento y en su ejecución. También hubiese necesitado una elección del reparto más cuidadosa, toda vez que no es fácil hacer una película romántica y al mismo tiempo mezclarla con el acervo fantástico.
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CURFEW
Sin duda el corto estrella de la noche fue CURFEW. Avalado por una candidatura a los Óscar de este año que finalmente consiguió, este cortometraje está dirigido y protagonizado por Shawn Christensen, siguiendo una tradición de cine indie que comenzó a cultivarse en los 90, en el que realizadores de “buen ver” como Matt Damon, Ben Affleck o Edward Burns buscaban películas de planteamiento sencillo pero de gran agilidad narrativa para contar historias que tocaban lo dramático desde un punto de vista un tanto cómico, pero con el punto justo de edulcorante. Estos largometrajes, ganadores de un puñado de premios en diversas ediciones del Festival de Sundance elevaban al realizador-protagonista al status de sex-symbol, lo que les hacía merecedores de soportar gran parte del peso de la cinta.
CURFEW cuenta una historia muy sencilla, una relación afectiva intergeneracional entre sobrina y tío recuperada gracias a la picardía de la pequeña, que con rostro serio y osito de peluche al brazo recorre la ciudad de turno recuperando el cariño perdido y haciendo que su tío vuelva a rehacer los lazos afectivos que una vez le unieron al resto de su familia.
Todo en el corto está rodado con maestría y elegancia. Los sinuosos movimientos de cámara, la dirección de los actores, la fotografía y la cuidadosa elección de la banda sonora –compuesta por temas agradables y de tono naïf – se subliman en un impagable número musical, en el que la niña disfruta como una enana jugando en la bolera.
El paisaje urbano es también un gran protagonista en esta cinta, oscurecido en las tomas nocturnas por un juego de luces y sombras que contrasta con la luminosidad y frialdad de los espacios cerrados, como sucede en la escena del metro. En este apartado queda un guiño más que evidente para el recuerdo cercano, que ni ensombrece ni ilumina la grandeza del cortometraje, pero que no está de más señalarlo, y es la deuda que CURFEW ha contraído con otra película reciente -a la vez acreedora de la tradición plástica del cine policíaco de los 80- la genial DRIVE (2011). Este guiño se resume en la escena en la que el protagonista, embutido en una cazadora corta con las manos en los bolsillos entra en casa de su hermana, con las luces de la ciudad difuminadas en el cristal de la ventana.
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=XLAVg17luqc&w=560&h=315]
http://http://www.facebook.com/cortopolismadrid
https://twitter.com/Cortopolis_
esta trabajada pero esta pagada
the motherfucking money amigo, ojalá nos cayeran un buen puñado de billetes, o en su defecto unos jabugos 🙂
Tú sí que estás trabajado, Santos.
Estupenda crónica. No coincido en algunos de los comentarios o alguna referencia sobre los cortos pero tus planteamientos me parecen originales y bien argumentados en cualquier caso.
Más y mejor en la próxima, camarada.
Gracias camarada!! bueno, eso es lo bueno de los gustos, si todos tuvieramos el mismo seria un rollo jeje.
haceisbien en defenderos vosotros,quien lo va a hacer sino. Y os digo una cosa,teneis criticas pactadas
os he dejado cayaditos. logico
No hombre, es que andamos liados con la Muestra Syfy…haciendo críticas y tal 🙂