Salvajes (2012), Crítica de la película de Oliver Stone
Año 2012 Duración: 130’ País: Estados Unidos. Director: Oliver Stone. Guión: (Shane Salerno, Don Winslow, Oliver Stone (basado en la novela de Don Winslow). Música: Adam Peters. Fotografía: Daniel Mindel. Reparto: Taylor Kitsch, Blake Lively, John Travolta, Salma Hayek, Aaron Johnson, Emile Hirsch, Benicio Del Toro.
Existen dos personalidades dentro de Oliver Stone, una la que allá por los ochenta y noventa se dedicó a rodar una serie de películas de corte crítico y enorme potencia visual que se convierten en claros ejemplos de su época dorada (“Platoon” 1986, “Wall Street” 1987, “Asesinos Natos” 1994…). Una época en la que gracias a filmes directos y guiones afilados, se ganó una fama de provocador que lo acompañó durante buena parte de su madurez profesional. La otra personalidad, sin embargo, comenzó a surgir con el nuevo milenio, imbuída de un cierto halo de impersonalidad y conformismo comercial (“Alejandro Magno” 2004, “World Trade Center” 2006…), dejándonos entre medias, proyectos documentales sobre la figura de George Bush o Fidel Castro. “Salvajes” se cuenta entre las obras pertenecientes a esta segunda personalidad.
Si bien la novela homónima de Don Winslow daba para realizar un thriller sobre cárteles de la droga, imbuido de cierto tono crítico sobre como los genios narcotraficantes estadounidenses son ahora los que han de sostener el país, ya que las grandes empresas han provocado una enorme crisis económica mundial, la película simplemente se dedica a contar la historia de dos jóvenes emprendedores traficantes californianos (Taylor Kitsch y Aaron Johnson) y su particular venganza contra la poderosa jefa de un gran cártel mexicano (Salma Hayek) que ha secuestrado a la novia que comparten ambos (Blake Lively). No hay más en Salvajes.
Sin embargo, tan atractiva trama, a priori digna de un thriller de acción rápido y contundente, deriva pronto hacia una especie de thriller neo-noir con toques pulp y reminiscencias del western (con alusión a “Dos hombres y un destino” George Roy Hill, 1969, incluída), en el que abundan los medios tiempos sostenidos por diálogos, mil veces oídos y demasiado sobrecargados, a veces, por una innecesaria voz en off que resulta insulsa y sin interés. No obstante, es cierto que aún se pueden vislumbrar detalles positivos dentro de la apatía general: La fotografía y el montaje d Salvajes son perfectos, como siempre en las películas de Oliver Stone, quizá en este caso abuse de la sobrecarga cromática en algunos planos, que por otro lado poseen una fuerza compositiva realmente interesante (mezclando planos inclinados, cámara lenta…), sumados al buen hacer del reparto secundario (Travolta cómo agente de la DEA y Del Toro como sicario a sueldo, resultan casi autoparódicos, y Salma Hayek y su peluca a lo Cleopatra, marcan perfectamente el carácter de esa Jefa mexicana carismática y poderosa), a diferencia del reparto principal que no resulta tan bueno, a Aaron Johnson le faltan tablas, Taylor Kitsch es inexpresivo y carece de aplomo, y Blake Lively solo está de chica florero.
Por supuesto que en Salvajes hay suciedad, sexo (poco), violencia, sangre, drogas, dinero y todos los ingredientes que cualquier buen thriller ha de tener, pero están tan mal mezclados que en muchos momentos, y en parte debido a su larga duración, pueden derivar hacia la completa desgana visual por parte del espectador. Concretamente, el nudo de Salvajes, en el que los dos protagonistas comienzan a elaborar su plan para rescatar a su mutua novia, es muy lento, sin apenas acción o tensión, denotando una arritmia preocupante en el acontecer de la película. Incluso se podría añadir que resulta de lo más predecible cada una de sus acciones, provocando con ello una mayor pérdida de interés hacia lo que se está viendo.
Puede que, si nos dejamos llevar por el mero hecho de estar viendo un divertimento caprichoso de Oliver Stone, sin más ánimo que el de realizar un competente thriller comercial, Salvajes se vea de otra manera, pero no es lo que prometían esas voces que lo anunciaban como el regreso del Stone más arriesgado y valiente. Y por eso, y a mi parecer, Salvajes falla. Falla por prometer abarcar mucho, sin contar nada más que lo que realmente se está viendo, esto es, una historia de venganzas y secuestros, sin apenas acción (un par de escenas de disparos y poco más) y con uno de los finales más ridículos y absurdos que se han visto en el cine reciente.
El carismático personaje de Salma Hayek, la extrema crueldad del de Benicio del Toro, lo cómico del de John Travolta, son meros oasis perdidos en mitad del desierto mexicano en el que se mueve esta película que, seguro estoy, provocará disensiones entre los espectadores que se animen a verla. En mi opinión, y después de verla, entiendo mejor tanto la avalancha de malas críticas que ha obtenido allá donde se ha estrenado, como el nulo éxito comercial de la cinta.
En definitiva, ¿Salvajes es entretenida? Puede que si no se le exige demasiado, se le encuentren virtudes. ¿Intrascendente? Totalmente. De hecho, Salvajes será recordada (si se la recuerda) como una obra menor dentro de la filmografía de Oliver Stone. ¿Supone la resurrección del director como esteta arriesgado y polémico? Absolutamente, no.
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A mí no me disgustó en exceso. La historia podría haber dado más de sí pero los personajes sí que me hicieron bastante gracia. Además a Oliver Stone le vi muy contenido.