Crítica de Heretic, con Hugh Grant
Heretic. Año: 2024. Duración: 110 min. País: Estados Unidos. Dirección: Scott Beck, Bryan Woods. Guion: Scott Beck, Bryan Woods.Reparto: Hugh Grant, Sophie Thatcher, Chloe East, Elle McKinnon.
En su concepción más elemental Heretic (2024) es una película que habla de la crisis de fe de la sociedad contemporánea, un tema que da para largo. Las alternativas a ese impulso natural del ser humano como “ser religioso”, como decía Mircea Eliade, deben ser suplidas por otras alternativas que sacien su ansia de trascendencia. Mormones, Testigos de Jehová y otros sucedáneos del marchito catolicismo están ocupando el lugar de los antiguos cultos; y no hablemos ya de las doctrinas tecnócratas, neocapitalistas y transhumanistas. El personaje de Hugh Grant está representando a este ser religioso huérfano de brújula pero estudioso de alternativas que sacien su sed de numinosidad. ¿Habría sido capaz de encontrarlas? Lo veremos en Heretic.
De entrada, Heretic se configura como una película de naturaleza teatral, con un resucitado Hugh Grant que se viene arriba en cada uno de sus monólogos, con los que da la “brasa” con una intensa cháchara teológica a dos jóvenes mormonas que predican el evangelio puerta a puerta. En el desarrollo de las escenas, algunos detalles van arrojando la sombra de una sospecha. ¿Es ese extraño personaje quién dice ser? Comenzamos a jugar, un juego que tiene grandes similitudes -incluso en lo formal- con la película La Huella, de J. L. Mankiewicz (1972).
Pero es tras una mitad tensa y donde el lúcido guion de Scott Beck y Bryan Woods (también realizadores de la película) comienza a hacer aguas. Si el primer segmento de Heretic es un alarde de puesta en escena y dirección de intérpretes, el segundo da un giro para llevarnos a una película con elementos de género torture porn. Pareciera que los guionistas de Heretic estaban tan contentos con el trabajo que hicieron en la primera parte que se arrogaron la potestad de cambiar de tercio de forma radical y llevarnos al terreno del género puro. Craso error por su parte porque el problema de Heretic reside precisamente en la mala solución y resolución del planteamiento y del cambio en los caracteres de los personajes que hacen en el segundo segmento de la película.
El decepcionante resultado de Heretic pese a las primeras expectativas deviene en un filme cuyo balance se inclina muchísimo más a su parte más irregular -por eso de que te recordarán por tus malas obras y no por las buenas-, sin que el buen sabor de boca de los diálogos y las actuaciones del comienzo sean capaz de redimirla. Eso sí, nos quedamos con una interpretación colosal de Hugh Grant, un actor que tristemente fue encasillado en la comedia romántica y le alejó de otro tipo de papeles de los cuales parece estar sacando algo de provecho en su madurez. Heretic es un claro ejemplo de ello pero también recordemos su presencia en The Gentlemen (2019), de Guy Ritchie.
Scott Beck y Bryan Woods, directores de Heretic, también lo fueron del sonado e injustificado fracaso de 65 (2023) y han firmado el guion de la primera entrega de Un Lugar Tranquilo (2018). Su carrera está firmemente asentada en el cine fantástico y aún más en el oficio de la escritura. Nadie lo duda a estas alturas pero quizás debieron haber puesto los pies en la tierra a la hora de escribir el libreto de Heretic y ser más fieles a la progresión narrativa del primer segmento de la película. Lo dicho, nos quedamos con la interpretación de Hugh Grant y sus chispeantes monólogos, lo demás poco nos ofrece.