Crítica de Amer, de Hélène Cattet y Bruno Forzani
Título: Amer. Año: 2009. Duración: 87′ País: Bélgica-Francia. Dirección y guión: Hélène Cattet, Bruno Forzani. Fotografía: Manuel Dacosse. Reparto: Marie Bos, Delphine Brual, Harry Cleven, Bianca Maria D’Amato, Cassandra Forêt, Sylvain Giraud, Charlotte Eugène Guibeaud, Bernard Marbaix, Jean-Michel Vovk.
«Amer es un enigma y sólo el espectador tiene la llave» (Hélène Cattet y Bruno Forzani)
La llamada nouvelle vague del cine fantástico francés ha venido caracterizada por la modernización de temáticas terroríficas génericas de índole sanguinolenta. Cineastas como Alexandre Ajá, Xavier Gens, Pascal Laugier, o tandems como Alexandre Bustillo y Julián Maury, o Yannick Dahan y Benjamín Rocher, tiñen de rojo nuestras pantallas mientras revisan slashers, apocalipsis zombies o historias de familias caníbales. En este panorama hemoglobínico, la puesta en largo del tandem franco-belga, de Hélène Cartier y Bruno Forzani es como una parada en el desierto dentro de este cinema de la cruauté. Amer (2009) ha sido definida por la crítica como una película neo-giallo, término correcto si tenemos en cuenta que la fuente de inspiración de éste film -y de los anteriores cortos de la pareja- han sido los giallos italianos de los años setenta. En cierto modo, la forma de producir Amer es parecida a la que utiliza Quentin Tarantino con sus películas. De un estilo o un conjunto de referencias cinematográficas se extraen set pieces que en ocasiones son copias casi clónicas para crear otra película, con personalidad propia pero fiel a un principio integrador. En el caso de Amer, este principio integrador es el giallo.
La película se compone de tres historias que van desgranando la andadura sexual de su protagonista, Ana. Este camino hacia la madurez está integrado en tres relatos de terror de alta densidad. La cinta cuenta con una cuidada producción exhibiendo una gran variedad de registros referenciales del giallo, no solamente argumentales sino también estéticos. La postproducción de la misma ha incluido una cuidada banda sonora de canciones originales de la época doradadel género (Stelvio Cipriano, Ennio Morricone, Bruno Nicolai y Adriano Celentano), que acompañan a unos títulos de crédito que abren y cierran la cinta de una manera hipnótica. La casi total ausencia de diálogos en Amer obligan al espectador a la realización de un ejercicio sensorial, un viaje al lenguaje de los gestos, las miradas, las sombras, los colores o los encuadres.
Los títulos de crédito acompañan un epílogo a base de fotogramas en pantalla partida mientras suena de fondo el tema principal de la película. En ese epílogo Ana y su familia llegan a la impresionante casa de campo de su abuelo, cercana al mar. En la primera de las historias Ana (Cassandra Fôret) es una niña de aproximadamente diez años que tiene que lidiar con Graziella, una bruja enlutada, que vela para que las exequias del abuelo de Ana –también otro brujo- se realicen de acuerdo a ritos mágicos. Ana robará el reloj de cadena de su abuelo y Graziella la acosará para recuperarlo. Usando la paleta de colores de Supiria (1977) o Inferno (1980), con su monocromatismo retro, los directores acentúan las sensaciones de terror y angustia que se suceden a lo largo de la persecución. En un momento del episodio Ana sorprende a sus padres en pleno coito, hecho que marcará el inicio de su vida sexual.
Entre el primer y el segundo fragmento se intercala un interludio en el que una distorsionada Ana va creciendo hasta convertirse en una guapa adolescente (Charlotte Eugéne Guibeand). Ana y su madre (Bianca Maria D´Amato) salen de la casa andando dirección al pueblo. La campiña y el mar les rodean y una agradable brisa mueve la falda de Ana. Los lugareños la miran con deseo, para envidia de su madre que precisamente acude a la peluquería del pueblo a teñir sus canas. La caminata es acompañada de una lúdica y sensual canción. Tras un despiste Ana se ve rodeada de un grupo de rudos moteros. No puede permanecer impasible ante ese ejército de machotes que están deseando copular con ella, su deseo la delata. En esta historia, en la que su sexualidad está a flor de piel, predominan los espacios abiertos y la fotografía es alegre y luminosa, nada que ver con el fragmento anterior.
Tras una nueva transformación Ana (Marie Bos) se ha convertido en una mujer. Comienza la tercera y última historia. Ana es recogida por un taxista que bien podría ser uno de esos moteros que la taladraban con los ojos en el capítulo anterior. Vuelve a la casa de su abuelo, ahora abandonada. Allí sufre el acoso de un misterioso asesino giallo con guantes de cuero negro y rostro sumido en la oscuridad. El deseo de Ana es salvaje e incontrolable; ha estado a punto de seducir al taxista y ahora se masturba ante la mirada de esos ojos que se ocultan y que quieren asesinarla. En este tercer capítulo las estancias están abiertas y la luz de la luna baña las habitaciones y corredores. El clímax del episodio tendrá lugar en el jardín.
Para el final, un epílogo necrófilo; una última oportunidad para que Ana satisfaga su deseo. Eros y Tanatos se dan cita en la mesa de autopsia. Unos guantes de cirujano acarician su cuerpo. El espíritu de Ana se contrae y se excita. El sexo después de la muerte es posible, y más si hay enfrente un cuerpo tan apetitoso como el de Ana.
El título de su película, Amer, significa en francés “amargo”, pero contiene otras acepciones que pueden dar claves sobre el film. También significa “sensitivo” –como el viaje que nos invitan a hacer los directores-, o puede hacer referencia a las palabras “la mer” (el mar) o “la mere” (la madre). Si nos quedásemos con el primer significado concluiríamos que la frustración de Ana se convierte en un sentimiento de amargura, nunca satisfecha por el deseo que no sublima. La película también cuenta la maldición de su familia: Eros y Tanatos acompañan a Ana desde su niñez hasta su muerte.
Amer no moderniza el giallo, se limita a recrearlo pero esta recreación no es una simple copia, sino que se convierte en un ejercicio estético y formal otorgando un rango de experimental a lo que una vez fue exploitation. La primera historia remite directamente a la película que abrió la saga de Dario Argento sobre las Tres Madres: Suspiria, tanto por los baños de luz monocromática como por ecos a esa Prima Madre del internado de Salzburgo. La planificación de este episodio recuerda al corte The Drop and the Water de la película Las Tres Caras del Miedo (I Tre Volte della Paura,1963) de Mario Bava. Ana es continuamente observada continuamente por el ojo de una cerradura, como sucede en otra obra de Dario Argento, El Gato de Nueve Colas (Il Gatto a Nove Code, 1971). Los directores franceses Bustillo y Maury han intentado recrear el icono brujeril de Argento en su última película Livide (2011), un auténtico desaguisado que se queda en la forma y no consigue llegar a ningún fondo, al contrario de los brillantes resultados de Amer. El segundo episodio contiene cuadros fotográficos casi calcados a los que aparecen en la película Siete Orquídeas Manchadas de Rojo (Sette Orchidee Macchiate di Rosso, 1972) de Umberto Lenzi. El viaje en taxi recuerda al de Siete Muertes en el Ojo del Gato (La Morte Negli Occhi Del Gatto, 1978) deAntonio Margheriti. El último episodio de Amer es una puesta en largo de un anterior corto de la pareja franco-belga Chambre Jaune (2002), y contiene claras referencias a una de las masterpieces de Argento, Rojo Oscuro (Profondo Rosso, 1975). La mutilación con la navaja de afeitar es un vuelta de tuerca a la tortura que podemos disfrutar en el clásico de Riccardo Freda Lo Spettro (1963).
Experimentación, sensualidad, paisajes meditarráneos, asesinos con guantes de cuero, navajas de afeitar afiladas, brujas, maldiciones…y en definitiva la recreación de un tipo de cine que pertenece al pasado pero cuya herencia ha sido recuperada de forma encomiable, esto es Amer. Y el próximo proyecto de Cattet y Frozani, otro giallo, esta vez ambientado en Bruselas, con el sugerente título de The Strange Colour of Your Body’s Tears (2012).
La verdad es que tu blog no deja de sorprenderme. Pelicula extraña àrece esta, atrayente, me da que la vere. Aunque imagino que sera de las que te enganchas o a los diez minutos la dejas. Saludos
Muchas gracias por seguir el blog. Me congratula muchísimo que encuentres referencias interesantes a un tipo de cine que yo llamo «underground» aunque muchas veces no lo sea. Esta película te gustará, estoy seguro, será un complemento a tus gustos sobre cine clásico porque en cierta manera también es clásica. Para hacer el artículo la vi tres veces, luego algunos fragmentos, varias veces los trailers y de remate los cortos de los directores (que vienen incluidos en el dvd). Te deseo suerte y deleite!!!