Reza por el diablo, crítica de la película de Daniel Stamm
Reza por el diablo (Prey for the Devil). Año: 2022. Duración: 93 min. País: Estados Unidos. Dirección: Daniel Stamm. Guion: Robert Zappia. Reparto: Jacqueline Byers, Virginia Madsen, Ben Cross, Colin Salmon, Nicholas Ralph, Christian Navarro, Lisa Palfrey.
Reza por el diablo (Prey for the devil, 2022) es una película cuya adscripción al género terrorífico viene matizada por una etiqueta, aquella del cine de exorcismos. Esta etiqueta aún no ha sido patentada por ningún crítico, curador de cine en ningún artículo académico o de prensa especializada, pero podemos utilizarla sin rubor, el cine de exorcismos es uno de los subgéneros más queridos por los aficionados, y también uno de los más rentables en términos económicos. Reza por el diablo se une a una buena retahíla de películas que llevan en sus títulos nombres o sinónimos de “el diablo”, “posesión” o “exorcismo”. La razón del éxito de este subgénero es que del cine de exorcismos se espera lo que enuncian los títulos: ritos demoníacos o de exorcismos, caras compungidas, contorsiones, pústulas, cabezas que giran 360 grados, sacerdotes de pasado oscuro, quemaduras con agua bendita, etc. Ninguna de las películas adscritas a este subgénero han inventado nada, todo lo que muestran procede de un título canónico que se filmó hace casi cincuenta años y que quizás sea hasta desconocido para los aficionados más jóvenes, El Exorcista (William Friedkin, 1973).
El Exorcista ha inspirado directamente a títulos como Reza por el diablo, y no solo eso si no que podemos encontrar muchísimas de las ideas, planos y escenas completas de este clásico plagiadas en las modernas películas de exorcismos. Reza por el diablo tiene la vocación de llegar a un público joven pero que busca algo de calidad en su divertimento; así, esta película firmada por Daniel Stamm recrea los tópicos de la película de William Friedkin dotándolos de la agilidad del cine actual y buscando en todo momento lo novedoso y la sorpresa que hay en el pasado de los personajes principales, aunque lamentablemente la escasa profundidad dramática de Reza por el diablo y de su historia, en forma global, condena a la película a los infiernos, figuradamente, claro.
Daniel Stamm ya ha firmado otro título enmarcado dentro del cine de exorcismos, la nada desdeñable cinta que mezclaba el género american gothic con el formato found footage, El último exorcismo (The last exorcism, 2010). En Reza por el diablo, el director norteamericano quiere dar su particular vuelta de tuerca al género, como lo hizo en aquella cinta: nos encontramos con que una monja ha logrado acceder a la academia de exorcistas del Vaticano. Aunque nos parezca un planteamiento ridículo, la película se va a adelantar a su tiempo y quizás no dentro de mucho veremos a mujeres realizando las labores que antes estaban reservadas al padre Karras y a sus discípulos; este articulado feminista ubica al cine de exorcismos en pleno siglo XXI, lo que marca una sustancial diferencia con títulos predecesores.
En el apartado de efectos especiales nos encontramos un trabajo efectivo y una atmósfera que recuerda por momentos a uno de los mejores títulos de terror de la temporada anterior, Maligno (James Wan, 2021), aunque los tópicos y los sustos fáciles que nos hacen visitar aquellos lugares comunes que en su día tanto nos aterraron, hoy no nos emocionan de igual manera. Y es que el cliché y la extrema vocación de cine comercial son dos de los pecados mortales de Reza por el diablo -nuevamente, en sentido figurado-, pero es aún peor es la escasa profundidad con la que el guion viste a sus personajes. Si echamos la vista atrás y vamos al título seminal, El Exorcista, recordaremos el intenso drama que había detrás de la historia del exorcismo. En Reza por el diablo ni su apunte feminista ni el drama familiar de la protagonista logran tener el peso suficiente como para levantar la historia por sí misma. Nos quedan los sustos y los efectos especiales, que al menos son disfrutables.
Si alguien se ha hartado de ver elevated horror y quiere pasar el rato con una película tan meliflua como disfrutable, Reza por el diablo puede servir como cura de desintoxicación para ese propósito.