Crítica: Extinction, una película de Miguel Ángel Vivas, basada en la novela de Juan de Dios Garduño
Título: Extinction. Año: 2015. Duración: 110 min. País: España. Director: Miguel Ángel Vivas. Guión: Alberto Marini, Miguel Ángel Vivas (Novela: Juan de Dios Garduño) Música: Sergio Moure. Fotografía: Josu Inchaustegui. Reparto: Matthew Fox, Jeffrey Donovan, Ahna O’Reilly, Quinn McColgan, Clara Lago.
Vivimos en tiempos de pandemia, llegó, se quedó y parece que nada podrá hacer que se erradique. Los infectados son millones ya, da igual el origen, en cada rincón del mundo puede haber un brote y convertir las ciudades en cementerios o en zoológicos de jaurías inhumanas, pero afortunadamente, y por lo que nos toca, no es así, es sólo ciencia-ficción. La pandemia del neoliberalismo actual sólo es comparable a lo que la cultura popular denomina pandemia zombie: libros, películas y comics reviven lo que una vez fue el denostado género zombie, ésta vez mutado en una especie más agresiva, rápida y de contagio inminente, que es la pandemia de los infectados. Da igual si una nueva película explica el origen o no, ya tenemos varios referentes cinematográficos que nos hablan de cómo se originó: la canónica y posmoderna 28 Días Después (28 Days After, 2002) o la más metafísica saga [REC] (2007). Desde estos puntos de partida los nuevos zombis no están muertos, o no necesariamente, son infectados, personas portadoras de un virus letal que les convierte en seres desquiciados y virulentos, capaces de desarrollar y transmitir la infección en cuestión minutos frente a la lentitud del proceso de transformación zombi tradicional. Las películas que se producen bajo el paraguas de esta nueva pandemia global se centran en la supervivencia de los que quedan y en cómo el nuevo mundo post-pandemia puede afrontar el futuro sin olvidar la escala de valores de la civilización occidental. También hablan del individualismo, una enfermedad social procedente del capitalismo salvaje que devora a la sociedad de siglo XXI y, en cierta manera, ha sido el causante de la ola de infecciones mediante la experimentación médica y el abuso de poder.
Extinction (2015), la tercera y nueva película de Miguel Ángel Vivas, basada en la novela «Pese a Todo» de Juan de Dios Garduño, aporta un grano de arena a la mitología de ese mundo post-apocalíptico en los que los pocos humanos que quedan deben sobrevivir, normalmente solos o en pequeños grupos, para evitar el casi inevitable final, un desenlace para este mundo en el que los infectados serán los dueños del planeta a pesar de las medidas de cuarentena y purga que los gobiernos aplicarán con mano dura. La cinta de Miguel Ángel Vivas nos sitúa en una ciudad helada donde los infectados aún no han llegado debido al clima extremo de esa geografía. En este marco es donde Vivas reúne a tres personajes, dos adultos y una niña encabezados por Patrick (Matthew Fox), a los que en el último tercio de la película se une el personaje de Clara Lago.
Con un buen arranque que sirvió para publicitar la película en el pasado Festival de Cine Nocturna, la propuesta de Miguel Ángel Vivas, cuenta con un reparto netamente norteamericano -el grueso del equipo técnico es español-, adentrándose en el terreno del cine de horror comercial tras su indispensable Secuestrados (2010). Extinction es una película que cuenta con un presupuesto ajustado al que se le ha sacado mucho partido, creando una situación global de claustrofobia y soledad que bebe de dos fuentes fundamentales: la versión de Soy Leyenda (I am Legend, 2007) de Francis Lawrence y los escenarios helados y solitarios de 30 Días de Oscuridad (30 Days of Night, 2007), ambas basadas en novela y cómic respectivamente. Extinction se encuentra vertebrada no tanto en una historia de infectados, que por supuesto es el leitmotiv central de la película, como en un drama familiar que tiene como telón de fondo las consecuencias de la pandemia: aislamiento, pérdida de familiares, alcoholismo, supervivencia. Así, la historia gira alrededor de un padre que purga sus pecados con el alcohol por haber sido causante de la infección de su esposa, y de una niña, cuidada por su amigo ante la incapacidad del primero que continuamente está ahogando sus penas en alcohol.
Originalidad no vamos a encontrar demasiada, al guión se le ven las costuras por todas partes, especialmente a partir de la mitad de la película en el que la amenaza de los infectados es un hecho inminente, y el último cuarto de la cinta, clímax de la acción, aparte de estar claramente inspirada en el asedio de la casa de La Noche de los Muertos Vivientes (Night of the Living Dead,1968), presenta muchas dudas en cuanto a su planificación, sin terminar de funcionar bien como secuencia de acción. Extinction es un producto para la industria, una película comercial que viene a unirse a la pléyade de títulos que con mejor o peor fortuna han profundizado en el retrato de la pandemia de infectados que asola nuestro planeta -en las pantallas de cine- y que ya son parte de nuestra cultura popular. Cabe concederle el mérito a Vivas de la creación de una atmósfera desasosegante, al retrato del vacío existencial de los personajes sumergidos en alcohol y rencor que ven como el escaso mundo que hay a su alrededor se derrumba en cuestión de horas, ahí donde el alcoholizado personaje de Matthew Fox busca su redención sin oportunidad y donde perdiendo a su perro, único compañero que le queda, argumento que conecta con el brutal nihilismo que exhibe la reciente producción australiana The Rover (2014) y su desesperanzador desenlace, transversal lectura del apocalipsis con un origen distinto.
Extinction puede no ser una película redonda, y cuestionable en muchos aspectos, pero quizás encuentre, si la promoción es adecuada, un rincón en la lista de títulos que intentan dibujar una Apocalipsis de San Juan donde los humanos seremos víctimas de nuestras enfermedades sociales y las trompetas no pararán de sonar en pos de una agonía que indefectiblemente no tendrá otra conclusión que la extinción de la especie humana.